"Me habéis dado la vida"
Decenas de personas se acercaron hasta el edificio donde reside Francisco para evitar el desalojo
Ayer en la casa de Francisco Barrera no había rastro de gatos, palomas o pajarillos. Tan solo varios cuadros de motivos alegres y un reloj de cuco colgado en la pared le daban un aspecto de naturaleza al lugar. En su interior también se encontraban la concejal de IU en el Ayuntamiento de Granada, Maite Molina, y el portavoz del Grupo Stop-Desahucios, Antonio Redondo, que no se despegaron de Francisco en ningún momento.
Desde primera hora de la mañana se vivieron multitud de momentos emotivos, sobre todo cuando Francisco se acercó a la ventana de su vivienda, y saludó a través de la reja a los casi un centenar de personas que se acercaron convocados por Stop Desahucios para prestar apoyo. "Qué alegría me da veros. Que no me echen, que no me quiero ir", repitió sin cesar este hombre antes de conocer que la jueza aplazó temporalmente el desalojo. Fuera los manifestantes le gritaron, le dieron apoyo y lo animaron al ritmo de "este desahucio lo vamos a parar". Frases que se transformaron minutos después gracias a una simple llamada telefónica. La asistenta social llamó en pleno momento mediático y avisó de que el desalojo se aplazaba temporalmente. "Me habéis dado la vida", repitió entonces Francisco emocionado al mismo tiempo que se le escapó alguna que otra lágrima. "Parece que la jueza ha sido sensible y gracias al escrito que envió ayer el Ayuntamiento de Granada se ha podido parar", explicó Antonio Redondo satisfecho con el resultado. "Ahora habrá que esperar para ver qué pasa. Si le dan otra vivienda o los Servicios Sociales lo mantienen aquí", remarcó la edil de IU, Maite Molina.
Fuera la gente comenzó a aplaudir sin cesar y a gritar "Sí se puede". Finalmente, Francisco salió a la calle donde recibió una auténtica ovación. Salió hasta la reja donde le esperaban decenas de personas que no estaban dispuestas a permitir este desalojo.
De forma paralela el concejal de IU en el Ayuntamiento de Granada, Paco Puentedura, mantuvo una reunión donde se abordaron soluciones. Aunque en este caso el desenlace fue exitoso para Francisco, que ayer pudo dormir una vez más en su hogar, habrá que esperar a ver qué tipo de alojamiento se le ofrece pues en principio no podrá residir en esta vivienda donde los vecinos decidieron llevarle a juicio por alterar la convivencia en el edificio.
Quienes no celebrarán la paralización del desalojo son los vecinos del edificio que han estado sufriendo diversas molestias causadas por este hombre que, entre otras cosas echa de comer a los animales e incluso ha amenazado a algunos vecinos. Y sí, aunque nadie duda de que esto resulta intolerable, echar a la calle a una persona de 83 años con un cáncer tampoco parece ser la mejor solución.
No hay comentarios