Cuando el dinero rosa gana terreno

Mientras el látigo que hizo temblar los cimientos del mercado inmobiliario, y por extensión el de casi todos los sectores de la economía, sigue fustigando a tantos negocios, los establecimientos orientados al público gay vive un periodo de florecimiento. Tras el boom de los ochenta, y sin haber perdido comba en los noventa, atraviesan otra etapa dorada. El lobby del dinero rosa no sólo no merma sino que crece, en opinión de Marcos González, propietario de Rojo, bar de tapas que ayer mismo amplió su inversión con un segundo local: un pub gay-friendly, el Infrarrojo, en la Plaza de los Lobos.

Gay-friendly es el nombre que reciben los locales frecuentados preferentemente por gays o lesbianas, pero en los que no se discrimina a nadie por sus preferencias sexuales. "En Granada no hay bares, pubs o discotecas destinados exclusivamente al público homosexual, como sí existen en Madrid, Barcelona o Sevilla", señala el presidente de Colega, el colectivo de lesbianas y gays en Granada, Diego Piñero, que tiene una relación de amor-odio con los establecimientos destinados en exclusiva a este tipo público. "Creo que son útiles al principio, cuando se sale del armario y necesitan sentir la protección del grupo, pero no son el camino para la integración definitiva. Todo lo que vaya dirigido de forma específica a los homosexuales es un arma de doble filo, porque significa que hay un modelo gay o lesbiana de referencia en lugar de ver nuestra tendencia sexual como un aspecto más de la personalidad".

Sin embargo, Piñero reconoce que, sobre todo el público gay, se identifica con locales e incluso con unas marcas de ropa determinadas, como Diesel, G-Star, Dolce and Gabbana o Prada. En Granada, por la zona de Puentezuelas hay numerosas tiendas, la mayoría recientes, que también pueden considerarse gay-friendly y trabajan estas marcas. En esas calles también hay peluquerías, convertidas en puntos de encuentro del ambiente granadino.

Pero en Granada los establecimientos de moda y complementos, bares, discotecas, tiendas de decoración, sex-shops, restaurantes, salones de estética, gimnasios... no están concentrados en un barrio, como ocurre en Madrid con Chueca. Sí es cierto que junto a las tiendas de Puentezuelas, otro punto 'caliente' es la zona de la Plaza de los Lobos, Carril del Picón o Plaza de la Trinida. En ese triángulo hay bares como el Rojo y pub como el Infrarrojo, entre otros muchos establecimientos más o menos especializados. Por esas calles también está la sede de NOS, otra de las asociaciones que defienden los derechos de gays y lesbianas.

Pero, lejos de ese perímetro, hay otros muchos establecimientos que tienen ya categoría de clásicos en el ambiente granadino: pub como El Rincón de San Pedro, Fondo Reservado; discotecas como la Zoo o restaurante como La Gayedra. Y, además, cada vez son más las empresas que lanzan productos específicos para este público, o que incluso se especializan en él, desde agencias de viajes hasta librerías o cines. Y es que gays y lesbianas parecen haber decidido utilizar también el poder adquisitivo para hacerse visibles.