La nueva estación emerge con sigilo al margen de la bronca

Las obras en la nueva terminal enfilan la recta final mientras se sigue trabajando en los accesos exteriores

Imagen de los nuevos andenes y las marquesinas. / G. H.
G. Cappa

Granada, 09 de septiembre 2017 - 06:23

Mientras se discute con grandes titulares sobre el plan de soterramiento, las obras para la llegada del AVE en superficie avanzan de manera inexorable y sigilosa. Según las últimas estimaciones del Ministerio de Fomento, la alta velocidad llegará coincidiendo con la Semana Santa de 2018, que comienza a finales de marzo. Y los primeros viajeros que se suban al tren de morro alargado lo harán después de cruzar el vestíbulo del nuevo edificio que se construye junto a la vieja estación del siglo XIX. En el exterior cuenta con un enrejado que ya se puede observar nítidamente desde el puente del Camino de Ronda y que confiere un nuevo aire de modernidad a la vetusta terminal. El nuevo edificio de cabecera de los andenes recuerda a la estación de autobuses de Granada, con el techo en pendiente y una escueta franja de ventanales en uno de los lados. Próximamente se instalarán las cristaleras para dar un aire diáfano a la nueva construcción y que los pasajeros se topen con las vistas de la Alhambra y Sierra Nevada cuando 'aterricen' en la ciudad, lo mismo que proponían los ambiciosos proyectos anteriores, aunque en modo low cost. Los nuevos andenes también están casi listos y se está urbanizando la zona de embarque y de conexión con el Metro, al igual que el nuevo acceso a la estación y las toperas y marquesinas de los andenes.

También prosiguen los trabajos en el exterior con un amplio aparcamiento tras la demolición de los edificios, así como una caracola de servicios múltiples con una plaza de acceso a la estación, organizada en bandas, para albergar la parada de taxis, los carriles de vehículos y las líneas de autobús, así como la plaza para la intermodalidad con el Metro.

La nueva estación tiene un coste aproximado de 2 millones de euros, lejos del futurista proyecto de Rafael Moneo que se presentó en 2008 y que tenía un presupuesto estimado de más de 700 millones de euros. Con la solución adoptada por Fomento ya se vislumbra la nueva estación en U. Los tres brazos de esta infraestructura se corresponden con la antigua estación del siglo XIX, una gran marquesina perpendicular al edificio anterior bajo la que se sitúan las zonas públicas como el vestíbulo de embarque o los aseos, además del nuevo edificio que también alberga los cuartos técnicos y que cierra el conjunto por el extremo Sur. No lleva la firma de Moneo, de hecho cuando se presentó el proyecto la oposición criticó que no siquiera figuraba el nombre del arquitecto, pero es la estación que verá cómo llega el primer AVE a la ciudad.

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