La globalización religiosa
religión | la situación de conventos y monasterios
Las órdenes conventuales están llevado a cabo un proceso de unión de sus provincias eclesiásticas Granada, por el momento, no se verá afectada por el cierre de las sedes
El drástico descenso del número de vocaciones ha traído como consecuencia directa que los conventos que siglos atrás estaban colmados de religiosos se hayan convertido en espacios casi vacíos en los que se cuentan con los dedos de una mano el número de personas que visten los hábitos. Es la realidad de la vida consagrada en España y en Europa en general. Esto ha supuesto que en los últimos decenios se haya llevado a cabo un proceso de reestructuración, mediante el cual han desaparecido o disminuido las diversas provincias religiosas en las que se distribuían para convertirse en ocasiones en una sola en función de sus características o carisma y del número de hermanos. Un fenómeno de globalización que se ha dado sobre todo en Europa, que también afecta de lleno a Granada y en el que las mujeres han sido más rápidas, en general, que los varones.
Aunque actualmente hay en España en torno a 55.000 religiosos según las estadísticas de Confer Nacional (Conferencia Española de Religiosos), la crisis de la vida consagrada es notable y viene marcada por varios factores: el envejecimiento y defunción de sus miembros, la secularización de la sociedad y la falta de vocaciones nuevas. Ya no se pueden mantener abiertas tantas comunidades y casas debido a que los efectivos cada vez son menos y con más dificultades debido a su edad avanzada. ¿Qué sentido tiene una casa religiosa con dos o tres personas? ¿Qué clase de vida comunitaria se puede tener en tales casos?
Esta crisis que afecta significativamente a las congregaciones -en algunos casos centenarias-, puede sin embargo conllevar una consecuencia deseada por muchos desde hace tiempo: revisar la vida religiosa que hasta este momento se ha estado llevando. No se trata de cerrar casas, concentrar religiosos y primar obras propias, es una labor más compleja. "Es un trabajo de reestructuración pero también de revitalización de la vida religiosa. Hay que hacer una poda en muchas cuestiones", explica Severino Calderón Martínez, franciscano, superior de la Iglesia de San Francisco en el Camino de Ronda, esquina con calle Recogidas. "No se trata tanto de un cierre de conventos como de ofrecer una orientación nueva a estos edificios, la mayoría destinados ahora a nuevos servicios pastorales y sociales. Aunque tendremos que abandonar lugares en los que hemos tenido presencia, eso nos permitirá ahora a nosotros, por ejemplo, salir a la periferia, a lugares de mayor dificultad", cuenta Severino, quien señala que las órdenes religiosas tienen que adaptar también sus funciones a los nuevos tiempos. "Hay que dejar atrás el camino recorrido agradeciendo el pasado, viendo con pasión el presente y mirando el futuro con confianza".
Un ejemplo reciente de lo descrito es lo sucedido con los Carmelitas. Esta orden funcionaba en España hasta ahora a través de siete provincias pero ahora lo hará con tres. Aragón, Valencia, Castilla, Burgos y Andalucía quedarán bajo la denominación de provincia de Santa Teresa de Jesús, haciendo honor a la mística abulense de cuyo nacimiento se cumplen cinco siglos. La falta de vocaciones les ha llevado a cerrar varias sedes en Cataluña, Aragón y Valencia. No así en Andalucía.
Los Carmelitas Calzados cuentan en Granada con sede en la calle Martínez de la Rosa y los Carmelitas Descalzos en la plaza Polo y Caña.
En los Dominicos la unión provincial será efectiva a partir de 2016, cuando se conmemoran los ocho siglos de su creación. La mayoría de los jóvenes que acceden a esta orden han acabado sus estudios obligatorios. Resulta curioso que una gran parte procede de Angola, Guinea y Portugal. En Granada cuentan con el colegio mayor de la Plaza de Santo Domingo. Con la unión, desaparecerá la provincia bética, para unirse a las actuales de España (desde el Guadiana hasta el norte), Portugal, Aragón (que incluye Aragón y Valencia) y Filipinas (que abarca este país además de Japón y China).
Esta unión contribuye a la movilidad geográfica de los religiosos. Es decir, a partir de ahora un fraile podrá ser destinado según las necesidades a otro punto del país o al extranjero. Se trata de uno de los fines fundacionales de estas órdenes, principio que se había perdido con el paso del tiempo al tener un carácter mas local o geográfico.
En cuanto a la orden de los Franciscanos, de las seis provincias y una Custodia dependiente de Perú -excepto las provincias de Santiago (Galicia) y Aranzazu (País Vasco)-, han pasado a formar una sola provincia, de casi 400 religiosos, que se denomina desde el 1 de enero de 2015 Provincia de la Inmaculada Concepción en un proceso que ha durado diez años.
Esta orden franciscana mantiene en Granada la Iglesia de San Francisco en el Camino de Ronda y el Colegio Mayor casi anexo. El superior explica que "se han puesto el 80 % de las instalaciones al servicio de la Pastoral, de la acogida de jóvenes, a las asociaciones del barrio y de las personas que lo demandan…"
La edad media de ingreso a esta orden suele ser de 30 años. Para acceder a ella hay que contar con una formación básica. Quienes quieran ingresar han de pasar por el denominado proceso de acompañamiento. Luego continúa con el postulantado, a esta fase le sigue la de noviciado y, por último, se pasa temporalmente un periodo de formación no menor de tres años antes de profesar de modo solemne.
La Compañía de Jesús tiene tres sedes: la Iglesia de Sagrado Corazón, la residencia de mayores y la Facultad de Teología de Granada. Severino Calderón explica que ha cedido algunas de sus instalaciones a la acogida de inmigrantes en colaboración de la delegación de Migraciones de la Diócesis. El proceso de unión provincial concluyó el pasado 21 de junio. La provincia bética desapareció como tal. La compañía ha enfocado el proceso con el fin de aplicar orientaciones comunes y conseguir una planificación más saludable.
También tienen presencia en Granada los Agustinos Recoletos, con cuatro sedes: dos en la capital, una de ellas el colegio y otra en la Iglesia de la calle Elvira. También tienen una Casa de espiritualidad en Monachil y otro colegio en Motril.
Los Franciscanos Capuchinos, en la calle Divina Pastora, cuentan con una iglesia y con una residencia de mayores, y planean abrir otra cercana en la Alhambra.
Entre las órdenes que se dedican a la docencia, se encuentran los Escolapios, que tienen dos sedes, la más conocida la del Paseo de los Basilios y un centro de formación en el Polígono de Cartuja. También los Maristas, en la calle Sócrates. Los Salesianos, con dos sedes, colegio y casa de Formación, también están viviendo los procesos de unificación que afecta a su presencia en Andalucía.
Los Paules también están en proceso de unificación y en Granada forman una comunidad pequeña al servicio de la diócesis en la iglesia del Colegio Regina Mundi. Los Hermanos Obreros de María tienen dos centros de jóvenes a los que acompañan, uno en San Juan de los Reyes y otro en la Carretera Antigua de Málaga.
Y una de las órdenes con mayor peso en la vida granadina son los hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, con comedor social, iglesia y hospital. "En toda Andalucía no son muchos hermanos, pero cuentan con una red de 3.500 trabajadores", comenta Calderón.
En total, comunidades de religiosos hay 21. En cuanto las femeninas, hay 57. Entre las que tienen más presencia destacan las Claretianas, las hermanas de la Compañía de María, las de la Inmaculada Niña, las Hijas de Cristo Rey, las de la Caridad (que además del Colegio Regina Mundi tienen también un comedor social), así como las Mercedarias, y las religiosas de la Presentación, el Sagrado Corazón y Santo Domingo, dedicadas a la educación. También hay un importante número de órdenes que se dedican a labores sociales, que acompañan a prostitutas o bien cuidan en pisos a personas sin hogar o provenientes de familias desestructuradas.
Y en cuanto a las órdenes religiosas contemplativas, hay 22 repartidas en conventos y monasterios. "Viven de las labores que realizan como dulces o bordados. Se mantienen porque tienen una vida muy sencilla y con muy pocos gastos", comenta Calderón, quien señala la dificultad que encuentran muchas comunidades para mantener edificios y estructuras grandes con la atención y cuidados congregaciones muy reducidas.
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