Granada, obligada a medir ya los niveles de radón por su riesgo para la salud: estos son los municipios más afectados en la provincia
En total son 20 las localidades y la nueva normativa responde al riesgo para la salud por la acumulación de este gas radiactivo en espacios cerrados
Luz verde al Plan contra el Radón: más de una decena de municipios de Granada presentan altos niveles del gas
El gas radón ya no es un riesgo teórico, sino real y que debe ser medido. Desde el 2 de mayo de 2025, está en vigor la norma que obliga a medir su concentración en los 20 municipios de de Granada que más están afectados por este gas radiactivo de origen natural, inodoro, incoloro e insípido. De hecho, todos los centros de trabajo situados en planta baja o sótano en estas localidades deberán iniciar las mediciones este mismo año, siguiendo criterios técnicos y plazos definidos por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
La nueva Instrucción IS-47, publicada en el Boletín Oficial del Estado, impone por primera vez a las empresas esta obligación legal de mediciones en áreas donde hay alta probabilidad de que el radón supere los niveles considerados peligrosos. La medida afecta a centros laborales en municipios clasificados como Zona 2, según el mapa oficial del potencial de radón elaborado por el CSN.
El radón (222Rn) es un gas radiactivo natural procedente de la cadena de desintegración del uranio-238 en el subsuelo. Aunque suele dispersarse al aire libre, tiende a acumularse en espacios cerrados como viviendas o locales, especialmente si están en contacto con el terreno y mal ventilados. Esto hace que sea prioritario actuar para evitar la exposición de personas a estos fluidos.
El radón es la segunda causa de cáncer de pulmón sólo por detrás del tabaco y está clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como carcinógeno humano desde hace más de tres décadas. Las personas expuestas a niveles elevados durante años, sobre todo en ambientes laborales o domésticos, aumentan significativamente su probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer.
Los 20 municipios granadinos clasificados en Zona 2 son: Aldeire, Alquife, Bubión, Busquístar, Capileira, Dólar, Ferreira, Jerez del Marquesado, La Calahorra, Lanteira, Lugros, Monachil, Pampaneira, Pórtugos, Soportújar, Trevélez, Válor, La Taha, Nevada y Alpujarra de la Sierra.
El CSN especifica que "todos los edificios contienen radón en concentraciones habitualmente bajas", pero no obstante, argumenta que "existen zonas geográficas en las que, debido a su geología, es más probable encontrar edificios con niveles elevados". La obligación de medir el radón deriva de la aplicación del Reglamento de protección frente a las radiaciones ionizantes, aprobado en España en 2022. La Instrucción IS-47 del CSN concreta ahora los municipios afectados y establece cómo y cuándo deben hacerse estas mediciones. El límite de referencia está fijado en 300 becquerelios por metro cúbico (Bq/m³).
En estos municipios, los titulares de los centros de trabajo deben instalar detectores acreditados en todas las zonas interiores de planta baja o sótano donde los empleados permanezcan habitualmente. Las mediciones deben realizarse durante al menos tres meses entre octubre y mayo, o bien durante un año completo, salvo en periodos de cierre vacacional. Si los resultados superan los 300 Bq/m³, el empresario está obligado a aplicar medidas correctoras, como mejorar la ventilación, crear espacios de contención o instalar sistemas de despresurización. Todo el proceso debe documentarse e integrarse en la evaluación general de riesgos laborales.
La norma establece también que estas mediciones deben repetirse cada diez años, siempre que los valores sean bajos y no se necesiten sistemas activos. Pero si hay niveles altos o se usan sistemas para mantenerlos bajo control, la periodicidad se reduce a cinco años. Asimismo, cualquier reforma estructural que pueda alterar la acumulación de radón, como cerramientos, cambios en la ventilación o ampliaciones, obligará a realizar nuevas mediciones en un plazo máximo de seis meses tras su finalización.
La normativa también exige que los trabajadores estén informados del estudio de medición, participen en su planificación y conozcan los resultados. En caso de detectarse niveles elevados, deberán ser consultados sobre las medidas a aplicar.
Otros municipios con riesgo
Además de la Zona 2, el CSN clasifica como Zona 1 otros 33 municipios de Granada que presentan riesgo medio por la exposición de gas radón. En ellos no hay obligación legal, pero se recomienda evaluar la presencia del gas, sobre todo en viviendas antiguas y en nuevas construcciones.
Los municipios de Zona 1 en la provincia son: Albondón, Albuñán Albuñol, Almegíjar, Almuñécar, Bérchules, Cádiar, Cástaras, Cenes de la Vega, Cogollos de Guadix, Guadix, Güéjar Sierra, Huéneja, Ítrabo, Jete, Juviles, Lobras, Lújar, Murtas, Otívar, Pinos Genil, Polopos, Quéntar, Rubite, Salobreña, Sorvilán, Torvizcón, Ugíjar, Valle del Zalabí, Gor, Baza y Caniles.
Con esta medida, el CSN avanza en la implantación del Plan Nacional contra el Radón, una estrategia diseñada para reducir la exposición a este gas en todo el país. En los próximos años, el mapa de zonas afectadas podrá revisarse en función de nuevos estudios y mediciones realizadas.
Así es el Plan Nacional Contra el Radón
El plan aprobado por la cartera que dirige la ministra Mónica García tiene cinco ejes estratégicos: conocimiento e infraestructura básica, edificación, lugares de trabajo, zonas de actuación prioritaria y comunicación y concienciación.
Estos cinco ejes engloban, a su vez, actuaciones para conocer la magnitud del problema, como evaluar la exposición de la población al radón y estimar su incidencia sobre la salud de la población, reducir la concentración de radón en los edificios o impulsar programas de formación específicos para los distintos agentes que intervienen en el ámbito de la edificación.
Otra de las actuaciones va servir para potenciar la concienciación del público, los profesionales y administraciones sobre los efectos del radón en la salud y, en particular, en combinación con el tabaco. En este caso los efectos se encuentran notablemente aumentados, debido al efecto sinérgico de radón y tabaco.
La cartografía del potencial de radón en España categoriza las zonas del territorio estatal en función de sus niveles de radón y, en particular, identifica aquellas en las que un porcentaje significativo de los edificios residenciales presenta concentraciones superiores a 300 bequerelios por metro cúbico (Bq/m3).
El radón se descompone rápidamente y despide pequeñas partículas radiactivas. Al ser inhaladas, estas partículas radiactivas pueden dañar las células que recubren los pulmones. La exposición a largo plazo al radón puede resultar en cáncer de pulmón, el único tipo de cáncer que se ha comprobado está asociado con la inhalación de radón. Se ha sugerido que hay un riesgo mayor de leucemia asociada con la exposición al radón en adultos y niños, pero de momento las pruebas no son conclusivas.
Según un estudio de investigadores adscritos al Grupo Radón del Laboratorio Laruc de la Universidad de Cantabria, el radón forma parte, pero en muy pequeña proporción, de la composición del aire atmosférico que respiramos". El estudio expone también que este gas es "incoloro, inodoro e insípido" y que su solubilidad en el agua es muy grande, del mismo modo que en otros líquidos, principalmente si son orgánicos".
Para la mayoría de las personas, la exposición al radón tiene lugar sobre todo en el hogar, donde pasan gran parte de su tiempo, aunque los lugares de trabajo interiores también pueden ser una fuente de exposición. Las concentraciones de radón en los edificios dependen de las características geológicas del lugar, por ejemplo, su contenido en uranio y la permeabilidad de las rocas y los suelos donde se asienta el edificio, las vías que el radón pueda encontrar para infiltrarse del suelo a las viviendas, su emanación procedente de los materiales de construcción y la tasa de intercambio de aire entre el interior y el exterior, que depende del tipo de construcción, los hábitos de ventilación de sus habitantes y la estanqueidad del edificio.
La Unión Europea obliga a España a realizar mediciones del gas radón para establecer medidas de protección en aquellas viviendas en las que sus niveles sean dañinos para el ser humano. El Gobierno viene trabajando en un reglamento para la protección de los edificios frente a la exposición al radón, en el marco de la transposición de la directiva europea de Normas de seguridad para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes. Sin embargo, el Plan de Acción contra el radón aún no está en marcha.
Detener la exposición
El radón está presente en los suelos terrestres, sobre todo en zonas de granito, es capaz de viajar entre los poros del terreno hasta alcanzar la superficie, donde podrá diluirse entre los gases de la atmósfera, o penetrar en el interior de los edificios si éstos no se encuentran debidamente protegidos.
Según la OMS, existen métodos probados, duraderos y costoeficaces para prevenir la filtración del radón en los edificios de nueva construcción y para reducir su concentración en los edificios existentes. Al construir una edificación hay que tener en cuenta la posible exposición a este gas, sobre todo en las zonas donde esté muy concentrado. En muchos países de Europa, en los Estados Unidos de América y en China las normas para las nuevas edificaciones incluyen medidas protectoras.
Algunas formas habituales de reducir los niveles de radón en los edificios existentes son aumentar la ventilación del forjado, instalar un sistema de evacuación mecánica del radón en el sótano o bajo los pisos sólidos, evitar que se filtre desde el sótano hasta las habitaciones, sellar pisos y paredes y mejorar la ventilación del edificio, sobre todo en el contexto del ahorro energético.
Además, los sistemas pasivos de mitigación pueden reducir en más de un 50 por ciento los niveles de radón en los espacios interiores y , si se añade un sistema de ventilación esos niveles pueden descender todavía más.
El arsénico, otro gas con elevada concentración
Por otra parte, la provincia de Granada también experimenta una elevada concentración de arsénico en el suelo en los municipios de las comarcas de La Alpujarra, Jérez del Marquesado, y en menor medida la Costa Tropical y la comarca Norte, que reciben grandes aportes de este semimetal peligroso para la salud. Por el momento el Gobierno no estudia como atajar este problema.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que el arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre y que, en su forma inorgánica, "es muy tóxico". Un componente que se encuentra ampliamente distribuido en la provincia de Granada, presente en el aire, el agua y la tierra.
En La Alpujarra y Jérez del Marquesado la concentración de arsénico en el suelo es de entre 21,19 y 99,37 miligramos por kilo, la más elevada que se puede encontrar en la Península Ibérica. También reciben grandes aportes las zonas de la Costa Tropical y la comarca del Norte, con zonas con concentraciones de entre 13,70-15,44 mg/kg, e incluso el Área Metropolitana o la comarca del Poniente de Granada registran entre 11,96-13,70 mg/kg.
La exposición a este semimetal se ha relacionado con diferentes tipos de cánceres, y según la OMS, "el arsénico representa una amenaza importante para la salud pública cuando se encuentra en aguas subterráneas contaminadas".
El arsénico inorgánico está presente en suelo, agua, aire y alimentos, de forma que el ser humano se encuentra continuamente expuesto a este contaminante. El intervalo de arsénico en el suelo varía de 0,2 a 40 miligramos por kilo. La exposición vía consumo de agua es la mayoritaria a escala global.
Tanto el suelo como el agua de un emplazamiento son una de las principales vías de exposición a arsénico para los seres vivos, ya sea por ingesta (principalmente para niños), inhalación o contacto dérmico. Otra vía determinante de exposición es el paso del arsénico a la cadena trófica: el arsénico se acumula en cultivos, vegetales y frutas que crecen en suelos contaminados y que luego son usados bien para consumo humano o para crear piensos para animales dedicados a consumo humano.
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