Granada toma nota de las Zonas de Bajas Emisiones de otras ciudades para acelerar su éxito
La ciudad acoge un encuentro entre ciudades españolas que ya la tienen implantada para tener la "mejor ZBE posible"
El Ayuntamiento de Granada recibe 4.000 solicitudes de acceso en la Zona de Bajas Emisiones para carga y descarga
El reto de la Zona de Bajas Emisiones no es solo una preocupación de Granada sino del resto de grandes capitales. Y como también en su día fue un quebradero de cabeza burocrático y de aplicación para otras ciudades que ya las tienen en marcha, la ciudad ha decidido tomar nota de su experiencia para hacerlo bien y, sobre todo, conocer los resultados de las mismas dadas las expectativas puestas en estos intrumentos para reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire. Por eso, el Ayuntamiento de Granada ha celebrado este miércoles en el Carmen de los Mártires unas jornadas donde responsables institucionales, expertos técnicos y profesionales del ámbito sanitario se han reunido para abordar los desafíos y oportunidades que implica la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades españolas. Y también a nivel sanitario.
La jornada, organizada por el Ayuntamiento de Granada, ha servido como punto de encuentro para compartir conocimientos, buenas prácticas y fomentar la colaboración entre municipios que, desde diferentes contextos, avanzan hacia un modelo urbano más sostenible y saludable. El evento ha puesto el acento en la necesidad de aprender de las experiencias previas de ciudades con mayor recorrido en esta materia. Granada, en pleno proceso de diseño de su ZBE, busca así consolidar un modelo que combine ambición medioambiental, eficacia técnica y sensibilidad social.
La apertura institucional ha corrido a cargo de la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, quien ha destacado la importancia de compartir conocimientos entre territorios para acelerar la transformación urbana reseñando que “las Zonas de Bajas Emisiones no son un fin en sí mismas, sino una herramienta para mejorar la vida de las personas. Este tipo de jornadas son esenciales para aprender unos de otros, consolidar estrategias comunes y construir ciudades más limpias, eficientes y habitables.”
En palabras de Marifrán Carazo, “Granada está decidida a adoptar la mejor ZBE posible, aprendiendo de quienes ya han recorrido ese camino. Queremos una ciudad que respire mejor, que ofrezca espacios más seguros y saludables, y que afronte con responsabilidad los retos medioambientales de nuestro tiempo.”
El programa ha contado con representantes de distintas ciudades —entre ellas Granada, Málaga, Almería y Madrid— que han compartido sus procesos de adaptación normativa, retos institucionales y claves para lograr la aceptación ciudadana. Los ponentes han coincidido en que la implantación de una ZBE requiere no solo de tecnología e infraestructuras, sino de un cambio cultural que promueva nuevas formas de movilidad más respetuosas con el entorno y la salud pública.
Uno de los espacios más destacados ha estado dedicado a la vertiente técnica del diseño e implementación de estas zonas. Especialistas en movilidad, ingeniería urbana y planificación han subrayado la necesidad de alinear las políticas públicas con la capacidad tecnológica y la realidad operativa de cada ciudad. La importancia de la interoperabilidad entre sistemas, la coordinación entre niveles administrativos y el aprovechamiento de los datos para tomar decisiones informadas han sido algunos de los puntos clave debatidos.
Salud y sostenibilidad
El impacto de las ZBE sobre la calidad del aire y la salud pública ha ocupado también un lugar central en el debate. Profesionales de la medicina y la salud ambiental han presentado evidencias que demuestran la reducción de contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO₂) o las partículas en suspensión (PM₁₀), así como su influencia directa sobre enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otros indicadores de salud urbana.
Lejos de tratarse de una cuestión exclusivamente técnica o regulatoria, las ZBE han sido presentadas como una herramienta de salud pública de primer orden, capaz de reducir la presión sobre los sistemas sanitarios, mejorar la calidad de vida y contribuir al cumplimiento de los compromisos climáticos asumidos por España a nivel europeo.
Granada, nodo de cooperación entre ciudades
Uno de los principales valores añadidos de esta jornada ha sido el enfoque colaborativo entre territorios. Frente a la fragmentación o la competencia entre modelos, Granada ha apostado por tender puentes entre ciudades, buscando una cooperación técnica estable y un intercambio permanente de soluciones replicables. El evento ha supuesto, en este sentido, un espacio privilegiado para identificar puntos de encuentro, contrastar metodologías y establecer vínculos duraderos entre equipos municipales, expertos y proveedores tecnológicos.
Más allá de las intervenciones y las mesas redondas, la jornada ha transmitido una visión clara: las Zonas de Bajas Emisiones deben formar parte de una estrategia más amplia para transformar la ciudad y adaptarla a los desafíos del siglo XXI. No se trata solo de restringir el tráfico o cumplir con obligaciones normativas, sino de construir entornos urbanos más amables, eficientes y resilientes.
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