Hay excepciones al refrán "mal de muchos, consuelo de tontos". El paro es claramente una de ellas. Sobre todo, cuando el drama se repite entre las cuatro paredes de un mismo hogar, cuando el siguiente en perder su empleo y apuntarse a las listas del paro es un miembro de la propia familia. Porque, entonces, una situación complicada pasa a ser una situación dramática. En la provincia hay 41.700 familias que se enfrentan cada día al hecho de que, de no ser por las subvenciones y los subsidios del paro, no entraría en casa ni una sola nómina.

Esta cifra da una idea bastante aproximada del alcance del paro en la provincia. En la actualidad, el 12,4% del total de hogares granadinos (336.600, según el Instituto de Estadística de Andalucía) tiene a todos sus miembros en paro. Y la cifra sigue subiendo. Desde el año 2007 no ha dejado de hacerlo. Entonces había en Granada 14.100 familias sin empleo, lo que significa que en apenas cuatro años este indicador -uno de los más alarmantes- ha aumentado de forma exponencial hasta llegar a triplicarse.

Lo cierto es que el ritmo de crecimiento se ha reducido en los dos últimos ejercicios. En comparación con 2010, el número de hogares granadinos con todos sus miembros en paro ha crecido un 1,4%, mientras que en 2010 llegó a reducirse un 1,7%. Claro que en los dos años anteriores, 2009 y 2008, el incremento de esta cifra fue espectacular. De los 14.100 familias que se enfrentaban a esta situación en 2007 se pasó a 31.600 un año después. Para finales de 2009 ya eran 41.800.

Además, la Encuesta de Población Activa ofrece otros datos que corroboran cómo las familias granadinas han sido vapuleadas por la crisis. A esos 41.700 hogares que no tienen más remedio que vivir de los ingresos que les proporciona el Estado y de las ayudas familiares, se suman otros 52.300 que tienen a alguno de sus miembros en desempleo. Sumando estas dos cifras se saca una conclusión significativa: en la provincia, 94.000 hogares están 'tocados' por el desempleo. Esto significa que prácticamente un tercio de las familias granadinas vive en primera persona el drama del paro.

En el extremo opuesto se encuentran los afortunados que, por el momento, no han tenido que enfrentarse al desempleo. En Granada hay 150.000 hogares en los que todos los componentes de la familia están ocupados. Claro que eso no quiere decir que sean ajenos a la crisis, que para los que aún siguen trabajando también se manifiesta con congelaciones o recortes salariales, reducciones de la jornada laboral o paralización de los convenios colectivos.