Un mapa del miedo en Granada: los puntos 'negros' de La Chana para la mujer
Análisis sociológico
Una estudiante de Sociología de la UGR analiza las zonas inseguras para las usuarias al usar el espacio urbano
Los accesos al distrito, o la zona de La Encina, entre los lugares señalados
Granada/Ha caído la noche y vuelves a pie a casa. Vas sola, el móvil en una mano y las llaves preparadas en la otra para entrar lo antes posible a casa. "Por lo que pueda pasar", te dices a ti misma mientras caminas lo más rápido que puedes. Cada diez metros hay una farola de esas de luz amarilla que apenas alumbra y que te hace estar a oscuras la mayor parte del camino. A veces se escucha un ruido que hace que aceleres la marcha. De vez en cuando pasa un coche, que te genera una sensación de tranquilidad –"al menos hay alguien"–, a la vez que de temor –"que no se pare a mi lado"–. Llegas a tu puerta, entras y, por fin, respiras. Quizá para alguno esto parezca algo ficticio, sin embargo, para la mayoría de granadinas es una situación que han vivido más de una vez.
¿Cómo se puede tratar de luchar contra esa sensación de miedo? Quizá a través de iniciativas como la que ha puesto en marcha Teresa v. Maravic, una estudiante de cuarto curso de Sociología en la Universidad de Granada (UGR), que para su Trabajo Fin de Grado (TFG) ha creado lo que podría denominarse un mapa del miedo para analizar aquellas zonas en las que las mujeres, por uno u otros aspectos, se sienten indefensas hasta el punto de que incluso llegan a evitar pasar por ellas.
En su caso, el estudio se centra en el barrio de La Chana, distrito que, como bien explica Maravic, "parece un pueblo encajado dentro de Granada, entre las vías del tren, en el que sus dos accesos principales a pie son pasos por túneles, por debajo de puentes" los cuales, según su trabajo, no son seguros. Pero, ¿cuáles son las ‘manchas’ –es decir, los puntos negros– de La Chana y cómo las ha localizado? Todo parte de unos estudios que se realizaron por primera vez a finales de los años 80 o principios de los 90 en Canadá y que ya se han llevado a cabo en varios Ayuntamientos españoles de Cataluña o País Vasco.
"Consiste en hacer unas manchas exploratorias con grupos de mujeres para que ellas opinen sobre el espacio que usan todos los días y digan qué se podría cambiar, qué les resulta peligroso en ese barrio", explica esta universitaria que ha escogido a chicas jóvenes de La Chana, con las que ha realizado "paseos exploratorios por las calles para que identifiquen los sitios que, según su ruta diaria, les resultan peligrosos, lugares por los que no irían, por los que sólo irían de día o si van acompañadas".
"La Chana tiene como su propia dinámica y parece como algo aparte de la ciudad pese a estar muy cerca del centro", explica Maravic, que matiza que, sin embargo, "el acceso que tiene la gente al barrio, no se corresponde con esa fluidez que debería haber entre una parte de la ciudad y la otra".
"El barrio está dividido por la Carretera Antigua de Málaga que, como el año pasado la reformaron, está mucho más viva, con comercios y buena iluminación, pero cuando sales de ahí vuelves a ver las dificultades y la inseguridad que sienten las chicas para ir por ciertas zonas", indica Maravic, que asegura que "independientemente de dónde vivan en La Chana, todas coinciden en las zonas que les dan miedo".
"Las dos entradas principales a pie son al lado de Villarejo –donde está la gasolinera– el paso por debajo de la carretera y por la avenida de Andalucía, que hay otro puente con un pasaje junto a donde estacionan los trenes", analiza la responsable del estudio, que asegura que todas las chicas encuestadas mantienen que se trata de dos puntos inseguros.
"El paso de Villarejo está muy poco iluminado y las chicas dicen que tienen que pasar andando y a la vez cruzan las bicis muy rápido o los patinetes y no se ve lo que viene de frente. Es un sitio que ven que no hay escapatoria porque es muy cerrado y con poca luz", asegura Maravic. Mientras que respecto a la otra entrada, "pese a que es una zona que hay colegios, de noche es más solitaria. Es un sitio poco concurrido y que está solo y por ahí directamente evitan ir. Es otro acceso que no está nada habilitado para que pueda ir una chica sola", afirma.
Hay otra zona que señalan todas las entrevistadas, la parte baja de La Encina, entre la avenida de Andalucía y la Carretera Antigua de Málaga. Tal y como explica Maravic, "es como una parte de casas bajas, pisos no muy alto, parquecitos y plazoletas, en la que encuentras como muchas casas tapiadas. Es una zona más descuidada. Hay muchas chicas que dicen que no se atreven a meterse ahí porque no le transmite nada de seguridad y prefieren no pasar por ahí. Son calles con muchos recovecos, que parecen un laberinto sin salida a veces, calles que tienen a lo mejor cada diez metros una farola, las luces son como naranjas y no iluminan bien... Hay como muchos elementos en los que todas coinciden y dicen que prefieren no pasar por ahí, que prefieren la Carretera de Málaga a cruzar por esa zona en la que ven mucha dejadez y abandono".
Además, según recoge en su estudio –incluso tuvo "dificultades hasta para encontrar un mapa de La Chana en el propio Ayuntamiento. Como no es una parte turística, parece estar olvidada ya que no hay apenas información sobre el barrio mismo"–, las chicas cuentan que "el Metro solo llega hasta Villarejo y a partir de ahí hay que ir andando; los autobuses de día están conectados relativamente bien pero solo con la carretera antigua de Málaga y hay otras muchas partes de La Chana a las que no llegan bien los autobuses. Por la noche, directamente sólo hay un búho con muy poca frecuencia y, debido a ello, prefieren arriesgarse e ir andando aunque tengan miedo a que les pase algo".
En general, la iniciativa trata de ver cómo esta la zona y "poner encima de la mesa este tema, ya que, dentro de lo que es reformar o hacer reformas en un barrio, también se debería tomar en cuenta la seguridad de las mujeres que viven ahí porque son las usuarias de ese espacio urbano. Me encantaría que se tomase en cuenta para otro sitio. Igual que otra gente tiene derecho a una ciudad segura, que las mujeres que viven en esos barrios también lo tengan", asegura Maravic.
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