Eleciones municipales Granada 2019

Distrito Chana: Entre las vías del Ohio de Granada

  • Los resultados en los colegios chaneros suelen ser representativos del reparto final de los asientos en el Ayuntamiento

La Chana: Entre las vías del Ohio de Granada

La Chana: Entre las vías del Ohio de Granada / Álex Cámara

Si Granada fuera Madrid, La Chana se llamaría Entrevías. Muy originales no fueron. Al menos aquí, al distrito que delimitan las vías del tren se le pone nombre propio. Y le da personalidad. La Chana se abre con un paso fronterizo bajo el paso de Las Torres y da cobijo a dos pueblos dentro de la ciudad: Cerrillo de Maracena y Bobadilla.

Son tres reinos diferentes, con su personalidad propia, con los rasgos de la típica pedanía de la Vega, con un silencio impropio de una capital. Sólo lo rompen María, Ana, Trinidad y Encarna, que calientan antes de empezar una clase de yoga en el edificio de la asociación de vecinos.

Dentro hace calor, mucho. Las puertas están abiertas, los ‘bulanicos’ se cuelan, y un ventilador intenta aliviar la canícula. “Falta que el Ayuntamiento ponga a funcionar el aire acondicionado”, dice María, de 64 años, señalando el aparato, que ya está instalado, pero que no cumple su función. A Encarna, a sus 78, le preocupa más que no haya un banco y una marquesina para que los mayores puedan esperar al autobús. Trinidad tira por la Azucarera de San Isidro, el proyecto de rehabilitación que nunca llega, y donde ahora “hay gente de toda clase”.

Subir por la antigua Carretera de Málaga es un poco imaginarse en la Jersey de Tony Soprano. Un surtidor de gasolina con mesas de plástico, los carteles de algunas naves... Parece que de un momento a otro se leerá el de Satriale’s. Aunque hay algún analista político quien piensa que La Chana es el Ohio de Granada: lo que salga de ahí marca el resultado de las elecciones.

Un grafiti en el barrio de La Chana. Un grafiti en el barrio de La Chana.

Un grafiti en el barrio de La Chana. / Álex Cámara.

“¡Yo quiero que gane Paco Cuenca!”, exclama Pepe. “Pues yo no estoy contento con él”, le contesta Francisco, poniendo en duda el bastión del actual alcalde de la ciudad.

Ambos se enzarzan en un debate acalorado que zanja uno de los cuatro participantes en la partida de tute que jugaban en un bar llamado Típic, decorado con escudos del Granada CF, fotos del equipo de los años 70, y que parece anclado en aquella década.

Al lado, Esteban regenta una tabacalera, aunque en el rato que este diario pasa con él, la clientela prefiere echarse una bonoloto. Siguen sin ser buenos tiempos. “Se han cargado todo el comercio y ahora se están dando cuenta. Quien cierra, no vuelve a levantar la persiana y esto no ha pasado antes en los 25 años que llevo aquí”, se lamenta mientras pide “medidas fiscales” para levantar la economía chanera.

Un tren procedente de Almería entra a Granada por el Cerrillo de Maracena Un tren procedente de Almería entra a Granada por el Cerrillo de Maracena

Un tren procedente de Almería entra a Granada por el Cerrillo de Maracena / Carlos Gil

Se escucha a una mujer hablar en rumano, o al menos en un idioma eslavo, asomada a una casa en calle Echegaray. A la vez, dos mujeres puro azabache comentan algo en un inglés nasal africano, y a lo lejos, una madre con su bebé en la mochila viste la camiseta de la selección colombiana de fútbol.

“Aunque es un barrio tranquilo, tiene sus cositas”, remata Esteban. Frente al mural de Jesús Arias, Gabriela cuenta que hay una plaza que la llaman el Bronx: “Por la tarde se ponen los rumanos y la colonizan. No se meten con nadie, pero hacen sus cosas, se pelean entre ellos...”. Su hijo, de unos 12 años y montado en un patinete, asiente. “No pido más seguridad, sólo que la Policía pase algo más”, añade.

En Las Torres nace la Carretera de Málaga. La bienvenida ladan en la calle Trucha los carteles de alquiler de dos locales que triunfaron en el barrio una década ha, el del Páramos y el Güejareño. Pero Manuel (81) está encantado con la vida que dan los bares a la zona. Hasta le gusta el arreglo de la primera parte de la Carretera. “Lo de los árboles era un caos porque era uno de cada especie, ahora son todos el mismo y ya crecerán”, cuenta este antiguo agricultor de la vega.

Las identidades del Distrito Chana en un cartel informativo Las identidades del Distrito Chana en un cartel informativo

Las identidades del Distrito Chana en un cartel informativo / Carlos Gil

Sin embargo, más abajo, donde aún no ha empezado la reforma, Delia no se fía de las obras: “No quiero que me quiten los árboles, se notan mucho en verano”.

A La Chana le ha moldeado su personalidad vivir encajonado entre las vías del tren. Al este, la línea con Moreda dirige al ciudadano hasta el Cerrillo de Maracena, donde Trinidad, Vanessa e Isabel descansan a última hora de la tarde en un bar. Las tres echan de menos “una asociación de vecinos más fuerte”, que tenga “más actividad”, y que sirva para que el Ayuntamiento mejore las “ayudas para los negocios” y recupere una fiestas de barrio que antaño “traían a gente de toda la ciudad y los pueblos”, cuenta una de ellas.

Al oeste, las vías dibujan el arco de entrada del futuro AVE que debe llegar el próximo 24 de junio. El soterramiento está en la mesa, pero, por sorpresa, pocos vecinos hablan de ello. “Yo participé en las protestas de la Marea Amarilla”, cuenta Gabriela, que añade con resignación que el movimiento en el barrio se ha quedado aplacado. Al norte, los carriles del Metro rozan el barrio por Villarejo. Aquí no llegó el tranvía.

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