La movida vuelve a Pedro Antonio
La calle con más pubs de la capital acoge cada fin de semana a cientos de jóvenes Vecinos de Ronda denuncian los ruidos de pisos de los estudiantes.
La movida o algo parecido ha vuelto a la calle Pedro Antonio de Alarcón. Después de varios años de declive, el cierre del botellódromo ha acabado con la pseudotranquilidad que respiraba la zona que ha recuperado su posicionamiento entre las zonas de marcha más transitadas de la capital. El bajo precio de las bebidas, la cantidad de bares y pubs ( alrededor de 50) unido a las características de los residentes -es una zona repleta de estudiantes- han configurado el cóctel perfecto para que la calle se desborde cada fin de semana. Una situación que ya ha motivado las quejas de los vecinos cansados de vivir con el ruido y la suciedad que tal cantidad de jóvenes generan.
Sobre esta cuestión reflexiona el presidente de la asociación de vecinos del Camino de Ronda, José Vargas: "El problema ya no es solo que la gente vaya a los pubs, es que se quedan fuera y entonces hacen más ruido". La calle, con un kilómetro de longitud desde plaza Einstein hasta la placeta Alhamar, está repleta de establecimientos centrados en el ocio juvenil. En una primera zona, que va desde Alhambra hasta Recogidas, apenas hay pubs. Tan solo Alhamar 30 y Fusión Pasion que suelen contar con un público más mayor.
A medida que se avanza hasta Plaza Einstein, el número de pubs se dispara así como el de establecimientos de comida rápida que abren hasta altas horas de la noche. En total, a lo largo de la calle hay 18 pubs, 15 establecimientos de kebab o shawarma, 6 pizzerías, 26 bares y cinco tiendas de alimentación (en su mayoría de tipo asiático). A esto, hay que sumar que en las calles que desembocan en Pedro Antonio, como la calle Pintor Velázquez, Sócrates o Pintor López Mezquita hay más pubs que generan un auténtico tránsito de jóvenes que circulan de unos a otros durante la madrugada. Todos ellos conviven con un sinfín de establecimientos de todo tipo como mercerías, supermercados, fruterías, papelerías o ferreterías en, sin duda, una de las calles más comerciales de Granada.
La calle empezó a vivir su apogeo en los años ochenta. Desde ese momento hasta hoy, ha vivido diversas etapas con una mayor o menor afluencia de visitantes dependiendo también de las modas que han acaecido en Granada. Pero, sin duda, en el último mes ha cobrado un mayor impulso que ha beneficiado a los empresarios que abren cada noche para acoger a decenas de jóvenes.
No obstante, las mayores quejas que ha recibido la asociación no están centradas en lo que ocurre en esta vía, sino en el interior de los pisos de Camino de Ronda, Arabial y Pedro Antonio de Alarcón, donde los microbotellones se han extendido tras el cierre del polémico recinto.
"El pasado viernes la Policía Local tuvo que venir al edificio donde resido. Sacaron de un piso a más de 40 estudiantes", explicó José Vargas que detalló que la asociación llevará este problema a la próxima junta municipal de distrito. Para Vargas, es insostenible que los pisos acojan estas fiestas multitudinarias que están molestando a comunidades de vecinos enteras creando una situación de malestar que ya se percibe en algunos edificios. En uno de los callejones de Pedro Antonio, el presidente de un edificio se ha visto obligado a poner un cartel para exigir a los inquilinos que se comporten. "Se recuerda a los propietarios e inquilinos y se informa a las visitas que en las zonas comunes de esta comunidad existen cámaras de seguridad que graban las 24 horas del día. A partir de esta fecha cualquier daño que sufra la comunidad como consecuencia de actos de puro vandalismo (como pintadas en paredes, ralladuras en puertas de ascensores o daños a los buzones) se interpondrá ante la Policía Nacional la correspondiente denuncia con entrega de una copia de seguridad de la persona que hayan causado los daños".
En el mismo escrito, también solicitan evitar las fiestas, las voces, los gritos o los portazos y recuerdan que el Ayuntamiento de Granada está modificando las ordenanzas para que, en caso de música o ruidos fuera de los horarios permitidos, se llame a la Policía que interpondrá la consiguiente sanción a los inquilinos o, en caso de no localizarlos, a los propietarios de la vivienda. Una situación que, según Vargas, también se extiende a pisos de la Glorieta de Arabial. "Con el cierre del botellódromo, el problema no está solucionado", remarca el presidente de la asociación de vecinos que, pese a las molestias, reconoce que los agentes locales hacen muy bien su trabajo.
Algunos de los estudiantes que viven en la zona también relatan su experiencia. Marta Rodríguez es una joven sevillana que lleva un mes viviendo en Granada, concretamente en Pedro Antonio de Alarcón. Según cuenta, sus amigas eligieron el piso conscientes de que la calle sería movidita. "Estamos en un séptimo con lo cual no nos llega mucho. Además, con las ventanas cerradas se está bien", por lo que considera que no es tan insoportable.
A su juicio, la mayoría de las personas que viven por aquí son estudiantes que efectivamente hacen botellón en sus pisos. "Nosotras bebemos en casa y luego salimos por aquí. Intentamos no ser muchas para evitar problemas", recalca la joven que cree que todo sería más fácil si siguiese existiendo el botellódromo para evitar molestias. A ella, sin embargo, no le ha dado tiempo a probarlo.
Alba Siles, otra joven universitaria que reside en la zona, "ya sabía dónde se metía". Según cuenta, sus amigas vivían aquí de antes hasta que decidió mudarse. Si ha notado una mayor afluencia de jóvenes que se reúnen en esta calle en el último mes. No obstante, al igual que le sucede a Marta, no oye demasiados ruidos. Las ventanas de doble acristalamiento han hecho en esta calle milagros.
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