A las once en la Pirámide
Cada semana numerosas personas quedan en el entorno del Hipercor para hacer botellón · Esta práctica comenzó a hacerse hace más de veinte años en la zona
"A las once en la Pirámide". Con esta frase tan simple cientos de personas quedan cada semana para ir al botellódromo a tomar unas copas. Una hora en la que la zona del Hipercor, en especial los martes, jueves, viernes y sábados, se convierte en un auténtico hervidero de gente para hacer botellón, una palabra que a día de hoy y según la RAE, solo significa botella grande. ¿Pero que significa para los jóvenes realmente este término?
Hace 26 años, un grupo de chicos de entre 15 y 16 años empezaron a verse en un banco de detrás del Hipercor para beber whisky DYC. Los mismos chicos que el pasado viernes, a eso de las 23:00 horas se encontraban en el Hipercor ataviados de múltiples botellas. El motivo de la quedada fue hacer el "remember del botellón", una cita que reunió a más de 15 personas en el espacio para volver a vivir "las mismas emociones de aquella época".
Estos "adolescentes", que ahora tienen entre 39 y 40 años e "hijos", relataron su experiencia. "Ibamos al Hipercor y comprábamos la bebida, luego nos sentábamos en un banco de detrás del centro comercial cuando aquí tan solo había un descampado", relató Mauro García. Ahora, veinte años después "hemos tenido que venir al botellódromo, justo enfrente de nuestro banco para hacer el "remember", puesto que enfrente, "si te pones te multan".
Respecto a si es coherente o no que el alcalde mantenga este espacio para ingerir bebidas alcohólicas, García dice que le parece muy bien, aunque "muchas de las mejores fiestas de Granada como las Cruces o la Primavera se han perdido por "culpa de los macrobotellones". Aun así, tanto él como sus acompañantes contestaban decididamente que sí, el botellódromo sirve para pasárselo bien, y no se tiene por que "hacer daño a nadie".
Unos metros más adelante, se encuentra María Victoria Hurtado, con una amiga, sentada en un banco. Hace un frío importante, así que las dos van bien abrigadas y sostienen la copa "de almirante, que es lo que nos gusta", con las manos, calentitas gracias a unos cálidos guantes. Hurtado, que viene cada viernes relató que "no suele ser un espacio conflictivo", pues a veces "hay gente que la lía", pero no siempre es así.
Con respecto a la seguridad del recinto, lo cierto es que no dejan de pasar vehículos de Policía Nacional por las cercanías al botellódromo. Sin embargo, la presencia policial es poca, algo que confirmó Francisco Megías, un taxista que viene cada "martes, jueves, viernes y sábado hasta la rotonda del Hipercor", para llevar y traer gente. Según relató, "lo normal es que haya más presencia policial los días que hay macro fiestas", sin embargo, el resto de las noches "solo vienen si ocurre algo importante".
Asimismo, Megías relató que durante el año y medio que lleva como taxista, ya ha visto casi de todo: "Siempre hay problemas puntuales de jóvenes a los que no les sienta bien el alcohol. También hay muchas chicas a las que les han robado el móvil, o el monedero del bolso y no se han dado ni cuenta", declaró.
Un poco más arriba, en los bancos cercanos a la mítica "pirámide", en homenaje al guitarrista Manuel Cano, un grupo de chicas de 16 años relataron que una o dos veces al mes acuden al botellódromo a echar un rato, eso sí, con horario.
A la una de la mañana, "o una y media como mucho", todas tienen que estar en casa. Sin embargo eso no les impide tomar algo antes de llegar. "Nos gusta el vodka con lima el ron, y los chupitos, aunque no solemos beber mucho", declararon.
Sobre su primera experiencia con el alcohol, casi todas afirmaron fue con catorce o quince años. Lo curioso del caso es que pese a su juventud, en todo este tiempo nadie les ha pedido nunca la documentación ni les ha preguntado la edad. De hecho, adquirir bebidas alcohólicas parece ser muy fácil en la capital, según manifestaron, tanto estas chicas, como Julia Dávila y Victoria Pretel, que se encontraban en la puertas de uno de los comercios situado en una calle cercana, comprando un lote de ron Almirante con coca cola vasos y hielo por nueve euros.
Julia Dávila y Victoria Pretel manifestaron estar a favor de que se permita el botellón. Eso sí, con condiciones. Pretel, que estuvo presente el "día de la pelea", refiriéndose al conflicto del pasado 1 de noviembre declaró que le pareció lamentable lo acontecido pues "somos jóvenes y nos tenemos que divertir pero siempre siendo responsables". Aun así, esta joven afirmó que, aunque "las peleas no suelen ser habituales, siempre están los típicos de turno que la lían", indicaron.
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