Opinión | Pablo Luque | La Trinchera | Días 25 a 28

Días 25 a 28: Para cuando abran la puerta

  • Mientras nos despejan la incertidumbre, seguiremos juntos, soñando en la almohada de nuestro encierro

Dís 25  28: Para cuando abran la puerta

Dís 25 28: Para cuando abran la puerta / Jesús Jiménez / Photographerssports

Cuando hablas con tu almohada, cuando le dices “aquí estoy”, cuando oyes el ruido de un coche que a veces, sólo a veces, pasa subiendo las cuestas de Monachil; cuando el día se harta de ser día y no puede con su carga, cuando arrullas la oscuridad y le dices que aún es pronto o tarde para cerrar tus ojos; cuando palpas a tu lado y encuentras un alma que piensa lo mismo que tú, lo mismo que todos los días…

Cuando despiertas en mitad de la noche y sientes que se acerca, pero aún no llegó el momento; cuando comprendes no estar preparado para el cambio que avecina; cuando por una noche crees soñar en cama pequeña y te ves sentado en los pupitres del cole y un pantalón corto con el falso echado abajo; cuando por una noche logras al fin sonreír y duermes seis horas seguidas…

Cuando pasa la noche, y el día sigue siendo noche; cuando es tarde para amanecer, cuando a pesar de todo tienes tres almas y las tres miran y sienten que somos su única alternativa para el confinamiento; cuando no sabes si vivimos engañados pero tienes plena seguridad en que pronto despertarás de tu engaño; cuando repasas lo sucedido, y hoy apenas tiene más valor que lo de ayer…

Cuando no sabes lo que queda o si será menos de lo que llevamos; cuando inventas lo que proponer una vez y otra a tus hijos y al tiempo; cuando llega el día en que amaneces sin inventos; cuando digan que está todo listo, que podemos salir con ellos de nuestras casas; cuando oigas un abre la puerta; cuando sintamos que la vida vuelve a ser esperar que Nacho regrese a las doce a casa, o madrugar los sábados para el partido de Pablo, o aburrimos el día entero fuera de casa con las exhibiciones de danza de Cayetana; cuando el sol vuelva a ser igual, y luzca igual para todos..

Cuando al fin durmamos sin preocupaciones, lo justo, lo que deja la vida, lo que el final de una pandemia, cuando llegue ese día… cuando llegue ese día, quiero seguir con mi familia en esta almohada que me ayudó a desnudar el alma, a hacer madurar a nuestros hijos, a crecer a pesar del encierro con la misma libertad con que Piti y yo lo hicimos. Muchos nubarrones, pero cuando todo acabe, será precioso seguir mirando cómo crecéis, cómo os peleáis, cómo os defendéis, cómo nos miráis. Y procuraremos no mirar mucho atrás. Sólo lo justo para no equivocarnos otra vez.

Pero mientras ese día llega, mientras nos despejan la incertidumbre, seguiremos juntos, soñando en la almohada de nuestro encierro. Siquiera hasta que un día abran la puerta y crezcáis como siempre hicisteis.

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