infraestructuras | menos de un mes para culminar la ejecución

27 días para poner fin a una larga década de obras del AVE a Granada

  • Los trabajos para la llegada de la alta velocidad deben concluir el próximo 30 de noviembre y las obras en la nueva terminal están a más del 90% para cumplir con el último plazo dado por Fomento

El 30 de noviembre flota en el ambiente como una losa. Los técnicos que están a pie de obra huyen de dar plazos, pero es la fecha que comprometió el secretario de Infraestructuras para que terminen las obras para la llegada del AVE a Granada y, al menos en el tramo de la capital, parece que el representante del Gobierno podrá regresar sin que la realidad lo desmienta. A falta de rematar el nuevo edificio de la estación, los trenes ya podrían circular sin problemas y los pocos operarios que se vislumbran en las vías están ultimando pequeños detalles. Más apurados están en el tramo de Loja para cumplir con las previsiones del Ministerio de Fomento, aunque las operaciones de refuerzo en los túneles ya han concluido y se está trabajando ya en estos tramos en el montaje de las vías. En este punto están también los viaductos de Plines y de Quebrada, aunque este último aún no está terminado, igual que en la estación de Loja, donde se está procediendo al drenaje de la plataforma para el montaje de las vías. En este tramo, la fecha del 30 de noviembre se cierne sobre las obras como una sombra y hay bastante más ajetreo que en la capital, aunque esperan que a final de mes haya concluido el montaje de la vía y de la catenaria y se avanza en la supresión de los trece pasos a nivel.

El nuevo edificio de la estación de Andaluces, que está a más del 90% de ejecución y tiene un presupuesto que supera los 5 millones de euros, contrapone sus modernas cristaleras con la austera fachada del viejo edificio de comienzos del siglo XX, donde se mantendrá el centro para expender los billetes con una novedad: el mostrador girará 180 grados respecto a su posición actual para orientarse de cara a la nueva construcción, mientras que el actual vestíbulo y la cafetería se convertirán en galerías comerciales.

La ampliación se realiza mediante una gran marquesina que 'cose' el edificio existente y el nuevo, se prolonga y asoma a la plaza para marcar la nueva entrada y se dobla para proteger un nuevo vestíbulo del paso del Metro.

Este umbral exterior cubierto es el punto de encuentro entre el edificio existente y la ampliación. Desde él se accede al centro de viajes y al área de embarque, delimitada por una zona en la que se ubicarán las oficinas para alquiler de coches, los aseos y la fachada transparente que conecta con los andenes y que permite tener la visión continua de llegadas y salidas de trenes. Es una cristalera especialmente diseñada para que, en caso de incendio en los andenes, las llamas no lleguen al edificio, además de aportar la imagen de modernidad que espera un viajero que se sube a un tren de alta velocidad. Al final de la nueva área de embarque se ubica un local para cafetería y los cuartos técnicos.

Uno de los elementos más llamativos de la estación que diseñó Rafael Moneo eran las privilegiadas vistas a Sierra Nevada, que se mantienen de forma más modesta y sin fuegos de artificio en el nuevo edificio, que consta de una terraza en la entrada desde la que se observa nítidamente en primer plano el monasterio de San Jerónimo y, al fondo, las primeras nieves que cayeron la semana pasada sobre la estación de esquí. Desde este punto se ubica un acceso que permite el tránsito desde la estación, mientras que el embarque a la alta velocidad y al resto de los trenes de ancho convencional está separado para evitar la mezcla del flujo de viajeros, siendo únicamente necesario pasar por el escáner y realizar el check-in para embarcarse en los trenes.

A menor escala, el nuevo edifico recuerda a la estación Central de Córdoba y a Santa Justa en Sevilla, aunque el haz de vías mantiene todavía cierta sensación de desorden, con antiguos barracones y restos desvencijados de vías que serán retirados próximamente para adecentar la primera impresión que se lleven los viajeros a Granada. También se trabajará en los muros que rodean a la estación, aunque todavía no se ha intervenido en ellos por miedo a los grafiteros, que tendrán imposible el acceso una vez que terminen las obras y se delimite el perímetro de seguridad. De hecho, se instalará en la zona del Puente del Camino de Ronda un sensor para detectar objetos caídos, al tiempo que se instalará en esta misma plataforma una malla antivandálica. Según explica Diego Martínez, director de la obra en la estación y los accesos, la seguridad es uno de los elementos fundamentales en una estación de AVE porque los cables de la electricidad que permiten circular a los trenes tienen un radio de acción que llega a los 5 metros. Próximamente se derribará el edificio del Palomar, colindante con la vieja estación, para comenzar a construir un parking en superficie para casi 400 vehículos que realizará el Metro de Granada como compensación a Adif , después de que esta cediera el terreno por el que pasan los tranvías en este tramo. Al aparcamiento se accede desde la Calle Halcón y desde la plaza de accesos situada delante del edificio de viajeros, mientras que junto a las plazas reservadas para las motos se sitúan las casetas con los nuevos centros de transformación que dan servicio a la estación.

Al fondo, junto a la nueva pasarela que ya une el Camino de Ronda con el barrio de Pajaritos se sitúa el Puesto de Mando, que en este caso controla la circulación de los trenes de ancho convencional ya que el Puesto de Mando de la alta velocidad se ubica en el Centro de Control de Antequera. Es un espacio discreto, pero que guarda aparatos de gran valor para el seguimiento de los trenes, una inversión que se une a otras apuestas 'discretas' como los más de 2 millones de euros en cables y señales de seguridad, para completar una inversión total en esta zona de más de 12 millones de euros.

Las actuaciones en los andenes han consistido en la demolición completa y en la nueva construcción de los andenes 2 y 3 para adaptarlos a las nuevas necesidades con la llegada de la alta velocidad y el tren Al-Ándalus. El primero de los andenes tiene una longitud de 404 metros mientras que el segundo es de 203 y se cubren con marquesinas nuevas. En perpendicular a los andenes se ejecuta un andén de cabecera que los conecta con el vestíbulo y que está protegido por una cubierta que vuela hacia la playa de vías. Además, se han instalado rampas y soleras a final de los andenes, así como unos pasos a nivel para el cruce de vías. La función de estos elementos es la evacuación de los viajeros que se encuentren en el andén en las situaciones de emergencia que se puedan producir.

En menos de 30 días tendría que rematarse la nueva estación y el controvertido tramo de Loja, aunque según apunta Diego Martínez, nadie deberá sorprenderse si ese día hay un operario terminando de instalar un enchufe o se está rematando algún aspecto de la estación. En todo caso, el tramo de la integración de la alta velocidad a Granada está prácticamente finiquitado una vez que ya están en funcionamiento nuevas infraestructuras, como el único paso a nivel del tramo, correspondiente a la Antigua Carretera de Málaga, que se ha suprimido mediante la realización de una variante de la carretera de unos 350 metros de longitud, que conecta ambas márgenes de la vía a través de un paso inferior bajo el ferrocarril. De hecho, ya es habitual ver vagones transportando material desde Granada hasta Loja utilizando la vía apta para la alta velocidad y para el 'ancho ibérico', que se conecta en su origen con la vía única del tramo anterior Pinos Puente-Granada, tanto para las circulaciones de alta velocidad como para el resto de las circulaciones previstas; y en su punto final se conecta con el que se desarrolla en el nuevo haz de vías de la estación de Granada en superficie.

En este punto, con la conexión por Moreda sin problemas para la circulación de los trenes, Granada podría salir mañana del aislamiento ferroviario aunque el tramo Bobadilla-Granada permanezca cerrado. Pero habrá que esperar hasta 2018 con la llegada de la alta velocidad una vez que culminen las pruebas en blanco y la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria otorgue el permiso para que circulen los trenes. Y aquí es donde el Ministerio de Fomento se resiste a dar una fecha por la complejidad de este proceso. Diez años y cinco ministros de Fomento después, las obras tocan a su fin.

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