Granada

Los quioscos de Bib-Rambla, a un paso de la extinción

  • El Ayuntamiento autoriza la eliminación de dos que permanecen cerrados

  • El resto se suprimirán si sus adjudicatarios abandonan la actividad

Los quioscos   de Bib-Rambla,  a un paso de  la extinción

Los quioscos de Bib-Rambla, a un paso de la extinción

Los quioscos de la Plaza Bib-Rambla van a ser suprimidos paulatinamente. Así lo anunció ayer la concejal de Ocupación de la Vía Pública Raquel Ruz tras la celebración de la junta de Gobierno Local. Según explicó, dado que ya no hay floristas, el Ayuntamiento ha decidido suprimir estos espacios en la medida en que se vayan quedando desiertas sus concesiones. Es decir, los que ahora mismo se mantienen abiertos podrán continuar con su actividad el tiempo que lo deseen. Sin embargo, en la medida que cierren serán retirados de la vía pública. De esta forma, según indicó la concejal, la capital recuperará espacio en esta céntrica plaza que ha sido completamente tomada por las terrazas. La supresión de los quioscos será el primer paso para devolver al ciudadano el pavimento que le ha sido arrebatado. Además, también se va eliminar el conjunto de carteles publicitarios ubicados en la desembocadura de la calle Zacatín.

Aunque la recuperación del espacio es siempre una buena noticia, a nadie se le escapa que Granada está perdiendo su esencia a pasos agigantados. La desaparición de los comercios tradicionales como consecuencia del fin de la moratoria de la renta antigua provocó un cambio drástico en la imagen de esta céntrica ubicación y de las calles cercanas. Los tenderos de toda la vida, los que vendían zapatos, artículos de ferretería o juguetes desaparecieron en la misma medida que llegaron decenas de restauradores, sus sillas, mesas y toldos. Sin duda las formas de consumo han cambiado en la ciudad que perdió a las floristas de Bib-Rambla paulatinamente lo que motivó la reapertura de estos quioscos con otros negocios durante la etapa popular.

Fue en 2013 cuando el Ayuntamiento de Granada adjudicó para estos quioscos que se habían quedado desiertos. Los hay de souvenirs o de productos gastronómicos como vinos de la tierra, quesos o embutidos. También de regalos moriscos típicos de la Alcaicería. Durante décadas estos espacios se habían dedicado a la venta de flores y plantas, negocios que fueron pasando de generación en generación de padres a hijos. Sin embargo, la rentabilidad decreció poco a poco lo que motivó el cierre paulatino. Llevaban en esta plaza desde tiempos de Antonio Gallego Burín en torno a 1944. Fue ese alcalde el que decidió trasladarlas a esta zona desde la plaza de Las Pasiegas. Sin duda, la plaza ganará mucho espacio tras la retirada de los quioscos. Habrá que esperar para comprobar si este espacio se aprovecha con acierto.

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