La relación amor-odio entre Granada y Ryanair: nueve conexiones financiadas con dinero público que apenas duraron cinco años
La compañía de bajo coste, inmersa en un fuerte plan de recortes que amenaza vuelos en toda España, operó en la capital nazarí entre 2005 y 2010
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La amenaza que la aerolínea de bajo coste Ryanair ha realizado esta semana sobre el sistema aeroportuario español, con la intención de eliminar vuelos y recortar plantillas debido a la subida de tasas de AENA, es una historia ya vivida en Granada. La historia entre la empresa irlandesa y la ciudad nazarí en el Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén guarda muchas similitudes con la actual: buenas intenciones convertidas en amenazas, promesas incumplidas, récords históricos de pasajeros y conexiones internacionales por toda Europa que, tal y como vinieron, se fueron. Todo regado con gasto de dinero público durante los cinco años en los que la empresa operó aquí, y tras los cuales nunca ha vuelto.
Entre los años 2005 y 2010 Ryanair llegó a operar un total de nueve conexiones aéreas desde Granada, seis internacionales y tres nacionales. Londres, Liverpool, Nottingham, Milán, Bolonia, Frankfurt, Madrid, Barcelona y Gerona. Todas ellas fueron apareciendo y desapareciendo a conveniencia de la aerolínea de bajo coste en función de la cantidad de dinero que estos invertían, y también de la situación macroeconómica general del momento, en un periodo en el que se pasó de la mayor de las bonanzas económicas a una de las crisis económicas más grandes de la historia.
La historia de Ryanair y Granada comienza en la World Travel Market del año 2004, cuando la vía de la gratificación económica para atraer aerolíneas fue la estrategia optada por las instituciones públicas para relanzar el aeropuerto. La Diputación, en aquel entonces encabezada por el socialista Antonio Martínez Caler, lideró un consorcio de apoyo a vuelos baratos junto al Ayuntamiento de la capital, gobernado por el popular José Torres Hurtado, la Cámara de Comercio, la Confederación de Empresarios, la Federación de Hostelería y Turismo, CajaGranada, Caja Rural y Cetursa, además de otras administraciones de la provincia de Jaén, ofreciendo dinero a las aerolíneas que lo quisieran para fijar vuelos en el Federico García Lorca.
Vuelos subvencionados
La receta se demostró exitosa, al menos en aquel entonces, a tenor de los resultados. Este conglomerado negoció con la lowcost de moda, Ryanair, que desembarcó en Granada subvencionada por las instituciones. El Ayuntamiento ponía un 20% (unos 72.000 euros anuales), la Diputación un 30%, y los empresarios y hosteleros el restante 50%. La compañía a cambio abría rutas desde el aeródromo y garantizaba una cantidad mínima de pasajeros.
Las dos primeras conexiones que se abrieron fueron Londres y Liverpool. Se podía viajar hasta la capital británica a precios que rondaban los 49 euros, y a la ciudad de Los Beatles por unos 55 euros. El 11 de enero de 2005, Michael O'Leary firmó el convenio en el propio aeropuerto granadino, llegado a bordo de un Boeing 737 de su compañía, y sin ni siquiera pisar la ciudad para conocerla.
O'Leary se bajó del avión, firmó en una sala del aeródromo donde le esperaban el resto de autoridades, anunció 15.000 billetes gratis a los dos destinos británicos para quienes reservaran antes del 14 de enero, se hizo fotos graciosas con las instituciones y con una bandera de España, y se marchó con la misma rapidez con la que llegó. Una escena que finalmente fue el presagio de como desaparecería la aerolínea de Chauchina un lustro después.
En febrero de 2005 empezaron estos vuelos con Londres-Stansted y dos meses después con Liverpool. El Aeropuerto pasó del medio millón de pasajeros a los 800.000 en el primer año, y a superar la barrera del millón en 2006. En 2007, también gracias a la llegada de otras aerolíneas con la misma fórmula, el Federico García Lorca alcanzó el récord absoluto de 1.467.625 pasajeros. Un estudio de la Sociedad de Estudio Económicos de Andalucía (Eseca) sobre el impacto económico de las líneas aéreas internacionales aseguró entonces que cada euro de subvención reportaba 81 euros de beneficios en Granada, y se decía que estos crearon casi 1.300 puestos de trabajo directos e indirectos relacionados con los vuelos.
El Ayuntamiento corta el grifo
Ya en ese mismo 2005 empezaron a surgir los problemas. La Diputación pedía al Ayuntamiento su parte económica del convenio mientras el presidente de los hosteleros, quien entonces ya era Gregorio García, pedía mantener la dotación para los vuelos baratos pero no dejar de invertir en la promoción turística de Granada. A finales de 2007, el Ayuntamiento pagó los 72.000 euros de su parte y se salió del consorcio. José Torres Hurtado no compartía los ideales de O'Leary, y asegurando que “Granada ya se había consolidado como marca turística”, la corporación municipal no quiso saber nada. Bajo la firme creencia de que invertir en este tipo de vuelos es “competencia desleal”, Torres Hurtado vio venir lo que podría ocurrir si se seguía soltando dinero público. “Las subvenciones no son eternas”, llegó a decir.
Todo se empezó a tambalear. La Cámara de Comercio asumió la parte del Ayuntamiento, pero otros grupos de empresarios se mostraron más reacios, y a partir de 2008 se empezaron a suprimir vuelos. La Diputación y los empresarios apenas podían sostener el convenio, mucho menos con la llegada de la crisis económica. Ese año se consiguió mantener los 1,4 millones de viajeros, pero a partir de ahí todo empezó a decaer. Otras aerolíneas de bajo coste como Monarch, Aer Lingus, Blue Panorama, EasyJet e incluso Spanair comenzaron a marcharse, y Ryanair empezó a suprimir también conexiones pidiendo más dinero para quedarse. Desde la institución provincia, Martínez Caler intensificaba negociaciones para atraer vuelos en plena crisis, pero no era suficiente.
En marzo de 2010 se produjo el golpe final: Ryanairse marchaba del aeropuerto. Cuando el consorcio de apoyo a los vuelos baratos le comunicó su imposibilidad de renovar el acuerdo, la decisión de la aerolínea fue automática. "Ryanair había ofrecido a Granada aumentar sus operaciones y generar 50.000 pasajeros internacionales a cambio de una reducción de las tasas aeroportuarias. Sin embargo, como las autoridades han rechazado la oferta, las rutas dejarán de operar desde el 4 de mayo", aseguraba el comunicado. Una conclusión muy similar a la que se ha llegado esta semana entre la aerolínea y AENA.
La actividad de la terminal descendió de forma brusca. Entre 2007 y 2013 perdió casi un millón de pasajeros. La entonces concejal de turismo y ahora actual alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, aseguro que Ryanair había "chantajeado a las instituciones de la ciudad". "En 2007, cuando retiramos la subvención, ya aventuramos que a compañía se iba a ir de Granada, con o sin subvención. Es una tomadura de pelo y el futuro del turismo no pasa por esto", llegó a decir.
A partir de ahí comenzó una sequía de la que Granada parecía que sacaba la cabeza a partir de 2014 y hasta 2019, gracias al turismo nacional y a la recuperación de algunas de las conexiones internacionales. El buen hacer del turismo y el final de la crisis económica hicieron resurgir al aeropuerto, con 1.252.019 pasajeros antes del 2020. Pero el Covid-19 volvió a caer como una losa sobre Granada. Una losa de la que poco a poco se va recuperando el Federico García Lorca, aunque por el momento sin la presencia de Ryanair en la pista de Chauchina.
Volotea y Binter explorarárán rutas que dejará Ryanair, lo que puede beneficiar a Granada
Volotea anunciaba esta semana que está abierta a explorar nuevas oportunidades en las rutas que dejará de operar Ryanair en España, siempre que encaje en su modelo de negocio. Un anuncio similar hacía también Binter, que sondeará oportunidades en las conexiones entre el archipiélago canario y la península que Ryanair va a abandonar este invierno en el pulso que mantiene con Aena. Decisiones que podrían favorecer a Granada, donde ya operan ambas con vuelos a las Islas Canarias y a Asturias, cuando además Volotea operará a partir del 5 de diciembre a Santander y el próximo año a Nantes (Francia). En principio, Canarias es una de las comunidades más perjudicadas por la decisión de Ryanair, ya que el 20% de los dos millones de plazas que va a suprimir (400.000) corresponde a las islas, donde además dejará de operar en el aeropuerto de Tenerife Norte, por lo que Binter puede tener un papel importante al aparecer como candidato. Por su parte, en 2025 la aerolínea Volotea ofrecerá en España 3,6 millones de asientos, un 10% más en comparación con 2024 y un 149% más que en 2019, antes de la pandemia. Volotea también avanzó a mediados de agosto su disposición a asumir algunas de las 25 rutas que Ryanair anunció que abandonaría en Francia (dejará de operar en los aeropuertos de Estrasburgo, Brive la Gaillarde y Bergerac), en este caso con el argumento de la subida de impuestos a los billetes de avión en Francia.
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