Se suele decir que el verano es tiempo para no pensar, dejar la mente en blanco y relajarse tumbados al sol. El corte de digestión llega al pasar las páginas del periódico o encender el televisor y asustarnos con mensajes que llaman a vivir encerrado por los incontables problemas que acarrea el estar en esta estación.

Las campañas más habituales advierten sobre los problemas que causan en la piel las radiaciones solares . En la otra cara de la moneda están los colegios de ópticos y optometristas, que tratan de concienciar a la población acerca de la sensibilidad ocular en esta época del año.

El Colegio Oficial de Ópticos- Optometristas de Andalucía se implica cada año en el asunto, con estudios que revelan que en verano las infecciones oculares aumentan un 20% a causa del agua de playas y piscinas. La más común es la conjuntivitis, y los principales perjudicados son usuarios que usan lentes de contacto. Para combatirla hay distintos remedios, entre los cuales el más recomendado, por ser el primero a tener en cuenta es no frotarse los ojos.

Las alertas de estas instituciones no son tan constantes como las que conciernen a la piel, pero los riesgos igualan en importancia a los anteriores. Un ejemplo resume muy bien esta idea, y es que la córnea es trescientas veces más sensible que la piel a la radiación solar, y se pueden provocar daños irreparables en los ojos. Los expertos advierten de alguno de ellos, que viajan en una evolución desde los más superficiales a los realmente graves.

Las poblaciones costeras de Andalucía tienen un mayor riesgo de contraer alteraciones oculares severas, como conjuntivitis, y en la córnea, aparición de procesos degenerativos en la superficie ocular, cataratas, retinopatías e incluso lesiones cutáneas que pueden desarrollar un cáncer de piel en los párpados. Una larga lista que hace que quien la lea trate al menos de tomar precauciones.

El segmento de población que más preocupa a los colegiados es la infancia. Los últimos informes alertan de que muy pocos niños protegen su visión del sol. Mientras la preocupación de los bañistas se centra en elegir un bonito modelo de gafas, con colores vistosos, estampados florales o cubistas, o marcas con grandes logotipos, los entendidos no dejan de contrariar estos gestos. Para ello se preocupan por detallar las características que han de tener los óculos. Lentes homologadas es el primer requisito, seguido de la obligación de absorber el cien por cien de la radiación solar dañina. De la misma forma insisten en que "es imprescindible adquirirlas en establecimientos sanitarios". Llevar gafas ReyBerry y otras imitaciones de los famosos top-manta, lo único que demuestra es que lo barato, termina saliendo muy caro.