Granada

Los suicidios se elevan hasta alcanzar la cifra más alta de los últimos 20 años

  • Triplican a los accidentes de tráfico y son la principal causa de muerte no natural Desde la crisis han crecido un 18% Los expertos urgen a prevenirlos

El suicidio es la principal causa de muerte externa en Granada y triplica los fallecimientos en accidentes de tráfico. Así lo recoge el último informe sobre Defunciones elaborado por el Instituto Nacional de Estadística que alerta sobre un grave problema que ha alcanzado sus niveles máximos de los últimos veinte años.

En 1996, un total de 85 personas se quitaron la vida en la provincia. Esta cifra se elevó ligeramente hasta los 88 en el año 2006 mientras que, tras el estallido de la crisis económica se disparó de forma rotunda. De hecho, si hay que definir un año negro ese fue 2012. Un total de 133 personas se quitaron la vida en una provincia donde la falta de perspectivas económicas, el desempleo y los desahucios rompieron los sueños de miles de familias.

El informe, publicado durante el mes de abril, recoge que en el año 2014 un total de 7.678 personas perdieron la vida en Granada. La gran mayoría de los fallecimientos se debieron a enfermedades cardiovasculares que supusieron la muerte de 2.519 personas y tumores que alcanzaron la cifra de 1.902. El infarto agudo de miocardio, la insuficiencia cardíaca o las enfermedades cerebrovasculares fueron la principal causa de muerte dentro de las enfermedades del sistema circulatorio mientras que los cánceres malignos de colon, tráquea, bronquios y pulmón o próstata lo fueron dentro de las muertes causadas por tumores.

No obstante, 2014 cerró con un total de 297 fallecimientos por causas "externas" de las que 39 se corresponden con accidentes de vehículos de motor; 2 otros accidentes de transporte; 45 caídas accidentales; 32 por ahogamiento; y 4 por accidentes por fuego mientras; 8 por homicidios mientras que las muertes por suicidios y lesiones autoinfligidas alcanzaron la cifra de 112. Sobre esta última causa la psicóloga experta en duelo y colaboradora del Teléfono de la Esperanza, Rosa Melchor, critica cómo en España existen campañas para erradicar la violencia de género o los accidentes de tráfico. Sin embargo, a día de hoy, el suicidio continúa siendo un tema tabú que asociaciones como el Teléfono de la Esperanza intentan resolver. "Hay un hueco social que, al dispararse los suicidios sobre todo tras la crisis, las asociaciones intentamos cubrir".

El Teléfono de la Esperanza nació en España en el año 1971. Fue Jesús Madrid, de la Ciudad de los Niños de Sevilla, quién decidió crear esta iniciativa de prevención al suicidio que ya existía en otros países europeos y que brinda la posibilidad de apoyar a las personas que pasen por una situación de crisis en un horario de 24 horas, los 365 días del año.

Al otro lado del teléfono, esta persona encuentra siempre a un voluntario de la organización, formado durante un año que brinda al afectado las herramientas necesarias para solucionar sus problemas. "En numerosas ocasiones, las personas que se quieren suicidar lo que realmente desean es cambiar de vida. A veces, las situaciones se convierten en un túnel sin salida. Los orientadores del Teléfono de la Esperanza se encargan de mostrar que sí la hay", destaca Melchor, que remarca que los voluntarios tienen que crear durante esta llamada telefónica un vínculo para que esta persona tenga libertad para hablar de sus ideas. "El suicidio sigue siendo un tema tabú. Creemos que si hablamos de la muerte la invocamos y es todo lo contrario. Cuando hablamos del suicidio con una persona que se lo haya planteado desactivamos esa bomba interior", aclara Melchor, que lamenta que esté tan estigmatizado. Hay estudios que demuestran que puede tener un efecto mimético. Sin embargo, para esta psicóloga hablar del suicidio es necesario pero sin morbo ni oscurantismo. "La persona tiene que sentirse libre para suicidarse", continúa Melchor tras recordar que existe la necesidad de acogerla y nunca culpabilizarla: "Hay que analizar cómo resolvió sus problemas con anterioridad. Decirle 'tú te puedes matar cuando quieras pero ¿por qué hoy?' e intentar hacer un contrato con esa persona de que, si se lo plantea, antes te llamará. También analizas su red social, y se busca a un profesional. Detrás de muchas de estas personas lo que hay es una depresión muy grave. Hay que hacerles ver que el suicidio es una solución eterna para un problema temporal. Hay que trabajar en la fantasía del día después, llevarlos al duelo de la familia para que vean que no van a estar mejor sin él".

El arma de los orientadores que trabajan de forma altruista en el Teléfono de la Esperanza es la palabra. La calidez del tono, la escucha. "Hay que estar muy desesperado para llamar a un teléfono agobiado para decir que estás muy mal", destaca Melchor incidiendo en la importancia de que las personas no estén solas.

Además del servicio permanente de orientación por teléfono, esta organización cuenta con otro de asesoramiento e intervención profesional en entrevista personal. Se trata de un servicio multidisciplinar atendido por psicólogos, psiquiatras, abogados, trabajadores sociales y otros especialistas pero también hay orientación familiar prestado por expertos y terapeutas familiares, en entrevista personal o familiar, para responder a las necesidades de la familia y talleres para crisis específicas que incluyen diversos programas para atender en grupo a personas que están atravesando crisis por duelo, separación afectiva, mujeres maltratadas o grupo de amistad adulta. Estos espacios de diálogo y aprendizaje se realizan en grupos de 8-10 personas que aprenden herramientas para afrontar su situación personal.

Los resultados son muy positivos. Hay personas que, tras realizar estos cursos, que son obligatorios para quienes desean formar parte como orientadores del Teléfono de la Esperanza, han decidido hacerse voluntarios para ayudar a otras personas que vivan por una situación de crisis personal", explica Melchor, que apostilla que esto les ayuda a superar de una forma más natural la muerte, por ejemplo, de un familiar ante una enfermedad. Una situación que cada vez cuesta más afrontar a los ciudadanos. "Se están perdiendo los valores, la muerte está alejada de la sociedad. En Granada nos hemos llevado los hospitales a las afueras, como si la gente no muriera y no es verdad. El cementerio está lleno de gente y los hospitales también. La enfermedad y la muerte existen", detalla la psicóloga advirtiendo que la sociedad necesita herramientas para superar las pruebas que pone la vida y no tapar esta cruda realidad. "Hay que aprender a saltar obstáculos y si estás acompañado mejor", insiste la experta enfatizando que el ser humano debe estar tan preparado para despedirse igual que para acoger a otro ser humano y enamorarse de él. "El dolor por la pérdida de un ser querido es la otra cara de la moneda. Sufrirás en la medida que lo querías", destaca la psicóloga que dice que el precio del amor es el dolor de la pérdida.

En este sentido, la psicóloga critica que en España se puedan transportar las cenizas de los fallecidos a casa. "Esto es fatal para el duelo. En otros países europeos está prohibido. Los muertos deben estar en el cementerio, siempre ha sido así, desde los enterramientos primitivos. Al principio ayuda ir al cementerio pero, después, los muertos deben estar con los muertos y los vivos con los vivos", sentencia Melchor, que invita a todas las personas que pasen por una situación de crisis a llamar al Teléfono de la Esperanza y a participar en sus talleres. Aquí se pone palabras a la muerte pero se dan las herramientas para vivir la vida.

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