El pasado mes de septiembre las redes sociales ardieron con motivo del enésimo accidente del tren turístico. Una manta de agua convirtió los adoquines del barrio del Albaicín en una pista resbaladiza que, como ya ha sucedido en otras ocasiones, provocó que el característico tren que conecta el casco histórico con la Alhambra hiciera la tijera quedando atascado en forma de V en el Carril de la Lona. Un mes después, y después de la suspensión cautelar del servicio, el Ayuntamiento volverá a poner en funcionamiento esta semana el servicio, pero con la novedad de que ahora evitará ciertos tramos en el Albaicín para evitar altercados como el del mes pasado.

En un primer momento, y tras el accidente, la Concejalía de Movilidad decidió acelerar el cambio de la ruta para que evite algunas calles polémicas, aunque finalmente decidió cancelar el servicio.

El motivo es, según explicó la concejal de Movilidad, Raquel Ruz, que los técnicos del área que lidera han requerido algunos documentos a Juliá, la empresa que explota el servicio.

El tren turístico ha estado rodeado de polémica desde su inauguración. Este medio de transporte impulsado por el PP cuando gestionaba el Ayuntamiento de Granada vino a suprimir la Diabline, un pequeño transporte con estética de carrito de golf, que recorría la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes cuando se optó por peatonalizar la zona allá por el 2012. Sin embargo, debido a las presiones, el Ayuntamiento tuvo que abrir paulatinamente el tráfico a otros transportes con lo que, finalmente, decidió suprimir la Diabline -en esta época tampoco circulaban los microbuses de Rober- e impulsar el tren turístico argumentando que también podrían cogerlo los vecinos.