granadinistas y mundialistas

¿Y si James la hubiera puesto mejor?

  • Adrián Ramos formó parte de la Colombia que volvió a un Mundial 16 años más tarde

  • Pudo marcar el gol que hubiera mandado a la prórroga el cuarto ante Brasil

Hacer una retrospectiva sobre Adrián Ramos resulta extraño siendo a estas alturas todavía jugador del Granada CF. Pero precisamente su paso por el club está marcado, entre otras cosas, por un deseo que casi le hace abandonar la nave el verano pasado: jugar este Mundial en Rusia. Sabía que para ser tenido en cuenta tenía que irse de aquí. No pudo y, efectivamente, José Pékerman ni le ha llamado en la preconvocatoria de Colombia.

Tampoco es que fuera una oportunidad única para él acudir a esta Copa del Mundo. Para su suerte, pudo estar presente en Brasil 2014. Colombia regresaba a un Mundial después de 16 años de espera capaces de acabar con toda una generación entera de futbolistas de un país. El ahora granadinista se ganó a pulso estar en la vuelta de los cafeteros al panorama global del fútbol. Lo hizo siendo jugador del Hertha de Berlín, con quien se estaba inflando a marcar goles. Promedió 13 por temporada en las cinco que estuvo jugando con el equipo del Olympiastadion. Dos años antes de Brasil, bajó a la Bundesliga 2, pero ahí siguió impertérrito para ayudar a subir a los berlineses tras un añito en el infierno. 11 goles en 33 encuentros que incrementó en el curso de regreso a la Bundesliga alcanzando los 16. Imposible que Pékerman no los viera pese al talento de una delantera con Ibarbo, Teo Gutiérrez, Carlos Bacca y Jackson Martínez.

El colombiano trató de forzar su marcha del Granada para tener la chance de jugar en Rusia

Ramos no debutó hasta el tercer partido. El pase a octavos (por primera vez desde 1990) hizo que Pékerman rotara y diese entrada al santanderino en el once. Y respondió. 1-4 sobre Japón con el ariete jugando los 90, provocando el penalti del 0-1 y asistiendo a Jackson para que errara una gran ocasión.

En octavos volvió al banquillo para participar solo en los últimos cinco minutos de un partido sentenciado ante Uruguay (2-0), pero en el duelo de cuartos ante Brasil volvió a tener protagonismo. Colombia perdía por 1-0 y Pékerman decidió dar entrada a Ramos al descanso en sustitución de Ibarbo. Hacía falta alguien físico que molestara más a los defensas brasileños. Pero cuando espabilaba Colombia, David Luiz puso el segundo para los de casa. James recortó de penalti y en el tiempo de alargue, Ramos tuvo la jugada que pudo mandar el partido a la prórroga. Córner por la derecha que saca James quizás demasiado abierto, el delantero tiene que dar varios pasos atrás pero logra conectar el remate y cruzarlo, pero en exceso. Acto seguido, Velasco Carballo pitó el final. Colombia, que soñaba con cotas altas, estaba fuera.

Antes del Mundial, Ramos ya se había comprometido con el Borussia de Dortmund, con el que jugó la Liga de Campeones y fue figura indiscutible. Pero ahí comenzaron ya sus problemas con las lesiones. En 2015 estuvo tres meses de baja por culpa de sus tobillos. Su presencia fue yendo a menos y Thomas Tuchel dejó de contar con él por estilo de juego y edad.

Así acabó en el Granada CF. Fue el fichaje estrella del presidente Jiang Lizhang en el mercado invernal de 2017, aunque se hizo de rogar. Doce millones de euros eran mucho dinero. La fórmula fue ficharlo para el Chongqing Lifan, su equipo chino y que asume prácticamente toda su ficha, y cederlo a los rojiblancos. La tarea era titánica para el colombiano: era la esperanza de la afición y la directiva para mantener en Primera al Granada. Debutó el 28 de enero del año pasado en Villarreal con derrota, pero a la semana siguiente el equipo venció a Las Palmas y se abrió el sueño de la permanencia. Este se alimentó dos semanas después con la goleada por 4-1 frente al Betis, en la que Ramos se estrenó como goleador con dos dianas. Pero no volvió a mojar hasta que fue demasiado tarde. Estuvo lesionado en los duelos directos y su siguiente gol fue el día en el que el equipo bajó en San Sebastián. El otro, en la penúltima jornada en Pamplona, cuando el Granada cayó al último puesto.

Su pasado verano tampoco fue plácido. Volvió a lesionarse de gravedad durante la pretemporada y justo antes de que empezara la Liga, expresó su deseo de irse del Granada para tener opciones de jugar el Mundial de Rusia. Pékerman le advirtió que debía jugar en Primera para tenerlo en cuenta. Nadie llegó a presentar oferta económica, solo fórmulas de cesión que el Granada no aceptó. Ramos se tuvo que quedar. Tardó en coger ritmo tras casi ni entrenar, pero cuando cogió ritmo de verdad, el equipo lo notó. Rozó marcar en Tenerife y ante el Córdoba, donde falló un penalti y nuevamente volvió a hacerse daño para estar otro mes parado. En medio de todo siempre estuvo en duda su compromiso, sobre todo por parte de la afición. A él también le costó mostrarlo de puertas afuera. Esta temporada ha acumulado 4 goles, muy pocos comparados con los once que marcó cuando estuvo en Segunda con el Hertha y con los que ascendió. Cuatro años después de su primer Mundial, Adrián Ramos vive de nuevo la cara amarga del fútbol.

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