Rayo Vallecano-Granada CF | La pizarra

Mucho trabajo por delante para el Granada CF

  • Los de Robert Moreno realizan una primera parte para olvidar ante un Rayo Vallecano muy superior

Luis Milla es sujetado por Gonalons al mismo tiempo que ve la cartulina amarilla.

Luis Milla es sujetado por Gonalons al mismo tiempo que ve la cartulina amarilla. / LOF (Vallecas)

Volvió Robert Moreno a usar el habitual 1-4-1-4-1 de los últimos años en el Granada CF tras el fallido ensayo del 1-5-3-2 en el estreno en el Nuevo Los Cármenes en la segunda jornada de competición. Esta vez apostó por un sistema que tanto él como los jugadores conocen a la perfección y para la ‘reforma’ introdujo a Antonio Puertas en banda en lugar de un tercer central, siendo en este caso Abram el damnificado. Luis Milla (por Monchu) y Víctor Díaz (por Foulquier) completaron el resto de novedades de la alineación rojiblanca, en la que repitieron como dupla ofensiva la pareja formada por Carlos Bacca y Luis Javier Suárez.

A remolque

No pudo empezar de peor manera el partido para los intereses nazaríes. El Rayo Vallecano se adelantó poco antes del minuto tres y el planteamiento inicial de Robert Moreno tuvo que ser alterado después de ver cómo la escuadra franjirroja retrasó considerablemente sus líneas al adelantarse en el marcador. Moreno ordenó una presión más agresiva, muy elevada, y Ángel Montoro se posicionó varios metros más arriba que de costumbre, ocupando prácticamente la zona de tres cuartos cuando el Granada CF era el poseedor del esférico. Carlos Neva y Víctor Díaz, teóricos laterales, aparecieron con suma regularidad en demarcaciones normalmente ocupadas por interiores.

Errores en salida

Los rojiblancos conservaron su idea de juego pese a la desventaja y, mediante la elaboración en corto, consiguieron aproximarse tímidamente a las inmediaciones del área defendida por Dimitrievski. Una de ellas llegó gracias a una jugada que intentaron repetir a lo largo de todo el encuentro. Luis Suárez, situado en el extremo zurdo, realizó constantes diagonales hacia dentro que dejaron el carril libre para las subidas de Carlos Neva. El del Puerto, libre de marca, colgó un balón al área que finalmente no prosperó.

La excesivamente lenta e ineficaz circulación de los visitantes adormiló el duelo, siendo el conjunto nazarí el principal perjudicado de dicha circunstancia. Domingos Duarte, que completó posiblemente sus peores minutos como granadinista, acusó la relajación y perdió un balón vital en salida de balón consumado con una pena máxima que terminó en el 2-0 para los pupilos de Andoni Iraola.

Sin respuesta

No hubo reacción rojiblanca. No existió. El Rayo Vallecano fue muy superior a su rival y, con muy poco juego y mucha intensidad, ganó todos y cada uno de los duelos en los que estuvieron implicados. En uno de ellos, que pilló a los dos laterales fuera de posición y que Domingos fue a disputar casi en la divisoria, el tridente rayista se quedó sólo ante Germán y transformó, mediante Nteka, el lapidario 3-0 antes del descanso. La intervención del técnico de L’Hospitalet en el descanso era más necesaria que nunca.

Duarte se lamenta tras un gol encajado. Duarte se lamenta tras un gol encajado.

Duarte se lamenta tras un gol encajado. / LOF (Vallecas)

Caída libre

No dio un solo motivo el Granada CF para confiar en una posible remontada. Únicamente Jorge Molina ingresó tras el descanso y poco pudo hacer para cambiar el inevitable transcurso del partido. Su entrada desplazó a Bacca a banda y relegó a un segundo plano las intervenciones del veterano colombiano. No obstante, la verdadera preocupación para los intereses rojiblancos estaba en la parte trasera.

Álvaro García fue un puñal a lo largo de todo el transcurso del choque y evidenció las carencias defensivas con constantes galopadas que señalaron, para mal, la actuación de Víctor Díaz. En una de estas, un buen centro del ex jugador nazarí terminó en un mal despeje de Aarón que Santi Comesaña mandó al fondo de las mallas.

Desquiciados

El Granada CF terminó el partido desesperado. El cuarto tanto local, que negó una reacción que ya de por sí parecía imposible, alargó aún más una agonía que se hizo eterna en clave granadinista. Ninguno de los cambios que introdujo Robert Moreno, que hizo ingresar al verde a Yan Eteki, Monchu y Quini e hizo debutar a Rubén Rochina, surtió el efecto que el técnico catalán tenía en mente. Probó a intentarlo con un 1-4-4-2 con Bacca y Molina como referencias, pero de ninguna manera logró herir, ni siquiera molestar, a la defensa de los de Iraola.

Nada positivo

El descalabro de los rojiblancos fue tal que sacar algo positivo es casi un ejercicio de fe. El planteamiento de Robert Moreno naufragó en todos y cada uno de los aspectos del juego: la defensa hizo aguas, el centro del campo fue incapaz de conectar con las demás líneas y la delantera completó noventa minutos prácticamente inoperantes. Ni siquiera Aarón, que venía siendo una de las buenas noticias de la temporada, pudo destacar lo más mínimo.

Lo mejor para el Granada CF es que tendrá dos semanas –la próxima jornada la disputará el lunes 13 de septiembre– para intentar revertir la hecatombe y asimilar conceptos que aún parecen incomprendidos para el grupo.

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