Pacheta, un carpintero del fútbol al que la vida enseñó a entrenar
Desgranamos al nuevo entrenador rojiblanco y su atípica carrera, fruto del esfuerzo y el apoyo de los suyos desde sus orígenes humildes
José Rojo Martín 'Pacheta' ya es a todos los efectos el nuevo entrenador del Granada CF. Un técnico anhelado que ya dijo que no más de una vez a la entidad granadina recientemente, pero que viene con la misión de intentar hacer un pleno de victorias y ser la cara del proyecto de la temporada que viene sea en la categoría que sea.
Con orígenes humildes en su Burgos natal, la carrera de Pacheta es cuanto menos, atípica. De padre agricultor y madre molinera, no ha estado toda su vida vinculado únicamente al fútbol, puesto que estudió trabajó casi tres años como carpintero, uno de ellos mientras era también jugador del Numancia. También estudió formación profesional e hizo cuatro cursos de masaje y fisioterapia en Barcelona mientras era jugador. En los despachos fue adjunto al director deportivo otros tres años tras retirarse y antes de ser entrenador.
Su llegada a los banquillos fue por accidente. En la temporada 2008/2009 asumió el banquillo del CD Numancia, del que era director deportivo, tras la destitución del croata Sergio Krešić: "El presidente me dijo que cogiera el equipo un par de días, pero aquellos partidos me envenenaron y me vinieron bien. Me dijeron que yo era feliz entrenando. La derrota me hará dejar el fútbol porque soy incapaz de manejarla, pero disfruto mucho entrenando", explicó en un podcast de LaLiga hace escasos meses.
Para el burgalés el fútbol y su profesión es una enseñanza: "El entrenador ahora es un tema de enseñanza. Ver crecer al jugador, como el ser humano que hay detrás cree en ti. Cuando llegas a un vestuario con la liga apretada tienes que ir más rápido. Yo lo primero que analizo es que tipo de jugador/ser humano tengo. Tenemos que detectar como es el grupo, si es bueno necesita diálogo, y si es inmaduro necesita palos".
Llega a Granada
En este podcast habló de varios temas que vienen como anillo al dedo con su llegada al Granada CF, como por ejemplo la ilusión cuando aterriza en un banquillo inestable: "El primer mensaje tiene que ser duro pero honesto, y a partir de ahí generar ilusión, es fácil. Yo antes al periodista lo tenía como una amenaza, pero ahora lo tengo como un vehículo para que envenene a mi afición. Entonces él lo hará con ellos y todo irá bien, me esfuerzo en motivar y hablar del juego en la rueda de prensa", explicaba Pacheta. "Os vamos a necesitar en estos tres partidos que quedan. Y puede que sean siete. Hemos venido a ascender. ¿Cuándo? Ojalá sea ahora. Vamos a pelear", fue su primer mensaje para el granadinismo.
El técnico se encontrará un vestuario en el que la unión no es el punto fuerte: "Yo funciono mejor con el convencimiento, pero es la misma forma de criar a un hijo. No hay mucha diferencia entre ambas cosas. Cuando eres capaz de recuperar a un jugador que la ha liado parda va a matar por ti, he dado muchas segundas oportunidades y siempre suele salir bien", afirmó.
El entrenador sabe también lo que es entrenar a clubes con la presión de ascender, como Oviedo o Elche: "En Oviedo quedaban 13 partidos y venían de perder con el Sporting B. Ganamos 10 de 13 aunque finalmente nos quedamos muy cerca". En Cartagena fue cesado en la última jornada de la liga regular porque una pitonisa le dijo al presidente que no iban a ascender. "Sin mí no se ascendió, pero conmigo no lo sabremos". Desde ahí se fue a Polonia antes de volver a España, donde su carrera despegó desde el fútbol de barro y la Segunda División B a categorías más exigentes.
En Valladolid se hizo un nombre. Consiguió el ascenso directo del club blanquivioleta a Primera División tras quedar en el segundo puesto de la tabla de Segunda, pero año y poco después fue cesado tras la dura derrota por 6-0 contra el Real Madrid. Su último equipo fue el Villarreal, en el que duró solo dos meses y no entrena desde finales de 2023.
El técnico se muestra abierto a cambios en su sistema, que depende de los jugadores: "A mí me gustan ciertos dibujos, pero tengo que tener los futbolistas. Yo tengo que dominar el juego y mi modelo debe servir para todos los dibujos. Si no tengo extremos no puedo jugar con un 4-4-2. Si tengo extremos buenísimos tengo que ponerlos aunque no me guste, o si tengo dos delanteros buenos tengo que ponerlos. Hay que equilibrarlo todo y es más fácil crecer con la palmada en la espalda que con el palo. No hay nada más grande que el reconocimiento para el ser humano. Esta profesión desgasta, porque muchas de mis decisiones son públicas, valorables y criticables. Igualmente soy un privilegiado", explicaba.
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