La Guardia Civil ha detenido a un hombre acusado de colocar cebos envenenados en un coto de caza de Cogollos Vega (Granada) por los que dos perros murieron y un tercero se intoxicó, además de que tenía en su finca una plantación de cannabis y que escondía veneno y una escopeta robada en 1999.

Según ha informado este cuerpo armado, la operación Prado Largo ha servido para detener a este hombre, de 42 años y con antecedentes, como presunto autor de un delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos, por colocar cebos envenenados.

El arrestado se enfrenta además a un delito de tenencia ilícita de armas, otro contra la salud pública por cultivo de droga y un tercero de defraudación de electricidad.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil activó la operación el pasado septiembre después de que murieran dos perros envenenados por Aldicarb en las inmediaciones del Peñón de la Mata, en Cogollos Vega.

Aldicarb es un insecticida de uso fitosanitario cuya comercialización y uso fueron prohibidos en el año 2007 por el riesgo potencial que representaban para las personas y la fauna.

Los cebos envenenados, que provocaron la muerte de dos perros y casi le cuestan la vida a un tercero, aparecieron en la zona poco antes de que se abriera la veda de caza, en un área de dispersión de los linces ibéricos que la Junta liberó en Sierra Arana.

Tras la denuncia de la muerte de los dos perros, agentes del Seprona junto con la Unidad Canina de la Estrategia Andaluza contra el Veneno y agentes de Medio Ambiente de la Junta localizaron dos cebos de carne envenenada.

Una vez identificado el posible sospechoso, los agentes del Seprona le realizaron una vigilancia discreta hasta recabar las pruebas suficientes para la autorización de un registro.

Los agentes localizaron en el coche del detenido una bolsa con restos del veneno debajo del asiento del conductor y, ya dentro de la vivienda, una escopeta de caza que había sido robada en La Zubia (Granada) en 1999, 361 cartuchos del mismo calibre de la escopeta y un visor telescópico de caza.

Ya en el exterior, encontraron varias plantas y un contenedor que había sido enterrado y que contenía todo lo necesario para el cultivo de cannabis, espacio en el que crecían cerca de 300 plantas gracias a una doble acometida de electricidad.