Andrés Neuman | Escritor

"Los cuerpos raros, anómalos, son los de la pasarela y los anuncios de belleza"

  • El autor argentino hace un recorrido poético, político y erótico por las distintas partes del cuerpo en 'Anatomía sensible' (Páginas de espuma), un ácido y crítico relato contra el canon de belleza

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), en una imagen reciente.

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), en una imagen reciente. / Rafa Martín

Las canas, las pecas, las tetas puntiagudas, las barrigas orondas, los culos con celulitis, los muslos grandes, las piernas rubensianas, los dientes separados, la nariz dromedaria, las estrías. Todo eso y más celebra Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) en su nuevo libro, una defensa estética, política y sensual de las imperfecciones que pueblan nuestro cuerpo.

A caballo entre la poesía y el relato, el escritor argentino dinamita en Anatomía sensible (Páginas de espuma) los opresores y excluyentes cánones de belleza impuestos por el capitalismo. Y lo hace como mejor sabe: a través de la buena literatura, la ironía y el ingenio. El autor afincado en Granada presentó este miércoles la obra junto a la poeta Rosa Berbel en el Centro Lorca.

-¿Cómo de lejos están los cánones de belleza de la realidad?

-En términos generales, la crisis de representación que estamos viviendo no sólo alcanza las instituciones y sus agotadoras campañas electorales. También hay una crisis de representación del cuerpo. Esas opresiones no por menos invisibles son menos graves. El 99% de los cuerpos que caminan por la calle no se ven representados en los discursos públicos en torno al cuerpo. Nos asomamos al espejo de la publicidad, la televisión, el cine y la literatura como si fuésemos vampiros, o más bien vampirizados, y no vemos nada en el espejo. Nuestro cuerpo no lo vemos. Vemos un canon de belleza del cuerpo que en realidad nos vende una perversión. Nos hace sentir que nuestros cuerpo son diferentes cuando en realidad son los normales. Los cuerpos raros, anómalos, son los de la pasarela y los anuncios de belleza. Las supuestas rarezas e imperfecciones de nuestros cuerpos son la perfecta normalidad del cuerpo humano. Hay una oligarquía de la belleza que decide que el cuerpo medio del ciudadano no es apto para la belleza.

-Nos lo enseñan desde pequeños.

-La presión sobre el cuerpo normativo y el canon de belleza es tan grande porque está organizado en todos los niveles de la sociedad. En nuestra educación familiar, por ejemplo. Yo oigo a muchos padres y madres opinando sobre el cuerpo de sus hijos. Ese trabajo lo hace el capital, la familia y la escuela. En la escuela nos explican los símiles y las metáforas hablando de los dientes como perlas, las piel de seda o los cabellos de oro. Es una metáfora que debemos de haber importado de Estocolmo. En Andalucía no sé si los niños son todos rubios (ríe). Se producen varios atropellos: se instruye a la infancia en un canon de belleza conservador y restrictivo. Otro es que se está asociando ese canon de belleza con el cuerpo. Esas metáforas son siempre sobre el cuerpo. En tercer lugar, se les dice a los niños que el lenguaje literario sirve para confirmar ese canon físico. Eso hace que poco a poco nuestra imaginación y nuestros cuerpos se vayan photoshopeando. Nos quedamos sin palabras, sin imágenes y sin recursos literarios para reconocer la belleza de eso otro que no está en esas metáforas oficiales.

Andrés Neuman posando Andrés Neuman posando

Andrés Neuman posando / Antonia Urbano

-¿Estamos hoy día más obsesionados que nunca con la imagen? ¿Deberíamos destruir por completo el constructo de belleza?

-Cada uno sabe que todas las edades están oprimidas por ese canon. Cuando eres adolescente, y si eres una chica aún peor, puedes sufrir trastornos alimenticios. Si eres un chico joven te puede entrar vigorexia. Si eres una persona de mediana edad te puede entrar un furor quirúrgico. Y si eres una persona mayor empiezas a sentir que te vuelves invisible. Si destruimos ese canon, que de algún modo orienta nuestros deseos, temores y fantasías con respecto al cuerpo, pero no proponemos uno alternativo, nos quedamos sin suelo. Mucha gente estaría de acuerdo en que hay que cambiarlo. Para derribar ese sistema de representación estúpido y alienante hace falta trabajar colectivamente para generar otra imaginario en el que reconocerse. La literatura pueda ayudar a ello. Te contesto a la anterior pregunta. En realidad nunca hemos invisibilizado tanto nuestro cuerpo. Estamos obsesionados con acercarnos a un cuerpo ficticio que está en el mercado de la cosmética.

"El cuerpo no nació para ser platónico. El cuerpo nació para ser impuro, sucio, irregular, asimétrico y maravilloso"

-La industria de la belleza atenta contra la salud física y mental de todos, en especial de las mujeres. ¿Cómo podemos luchar contra eso?

-Estoy hasta el coño de eso. Es un problema que hay que enfrentar con radicalidad y sentido del humor. Si estuviéramos de verdad obsesionados con nuestro cuerpo lo mostraríamos en vez de ocultarlo. Lo cierto es que no hacemos más que fingir que lo mostramos mientras lo corregimos, lo borramos y lo rectificamos. Nunca hemos ocultado tanto nuestro cuerpo mientras fingimos mostrarlo. El filtro, la corrección, trabajar el contorno. Esa obsesión con una ficción pública en torno al cuerpo hace que desconozcamos bastante nuestro cuerpo en pleno siglo XXI.

-Ni los hombres se libran hoy día de la dictadura de la imagen.

-La cosmética ha ido tratando de incorporarnos a los hombres en ese mercado. Cuando era jovencito se empezó a utilizar un término, que podía sonar simpático, que era el metrosexual. Caló tanto que en Aquí no hay quien viva Mariano, el padre del portero, bromeaba acerca de él diciendo que era metrosexual. Él tenía un cuerpo absolutamente en las antípodas del canon. Hasta ese punto caló ese término. Rápidamente se descubrió que era una noción que servía para incorporar al mercado del consumo cosmético a la otra mitad de la población.

Andrés Neuman realiza un ácido y crítico relato contra el canon de belleza Andrés Neuman realiza un ácido y crítico relato contra el canon de belleza

Andrés Neuman realiza un ácido y crítico relato contra el canon de belleza / Rodrigo Valero

-¿Qué opina del movimiento body positive y el fenómeno de las modelos curvys?

-La chica de cuerpo normal se vende como un fenómeno de feria o como una gran conquista de la industria. "Tenemos chicas que no tienen la talla 34", anuncian a bombo y platillo. La talla pequeñita sí es que una excepción. No me vendas la chica de cuerpo normal como una anomalía. Las poquísimas personas con ese cuerpo ideal viven filtrándose y photoshopeándose. No disfrutan de su cuerpo. El cuerpo no nació para ser platónico. El cuerpo nació para ser impuro, sucio, irregular, asimétrico y maravilloso.

-Usted critica en su libro la cosificación del cuerpo de la mujer, sujeto todavía a agresiones y violaciones. ¿Observa un cambio de mentalidad en los hombres en los últimos tiempos?

-Vemos señales en direcciones contradictorias. El patriarcado evidentemente prefiere morir matando. Se han vuelto más sutiles y profundas las reflexiones de género entre la gente más joven y al mismo tiempo vemos un uso de la tecnología para controlar y reproducir maltrato de género desde una edad muy temprana. Observo que las personas de otras identidades y orientaciones sexuales son mucho más respetadas de lo que lo eran en mi época; y al mismo tiempo actitudes de una cosificación y un machismo que te sorprende. Hay una parte que está cambiando su manera de pensar y hace autocrítica y la otra parte está reaccionando violentamente porque se siente cuestionada, y como le da miedo se alza en armas.

-¿No le parece preocupante el rechazo u odio que generan las personas gordas en esta sociedad?

-Me agrada escribir sobre lo que llamamos gordura. Salvo que hablemos de límites que atenten seriamente contra la salud, como la obesidad mórbida. Siempre me ha parecido bellísima la gordura y he escrito mucho sobre ella en mis libros. Tenemos una idea muy monótona de la tradición corporal en el arte. No es lo mismo los cuerpos estilizados de El Greco que los cuerpos rollizos de Rubens o de Boticelli. Eso también es canon. En el canon tenemos bellezas rollizas. En la pintura religiosa casi todos los angelotes están bien rubicundo y lozanos. Toda una historia del arte ha rescatado otros paradigmas que no encajan con el paradigma de la delgadez extrema, otra tradición imaginaria e iconográfica. La tradición de la musa lánguida, de la Ofelia, de las mujeres y hombres románticos, tuberculosamente bellos. Los cánones del cuerpos no son nada inocentes. Tienen una utilidad política. El paradigma del cuerpo masculino joven y masculino tiene que con el ciudadano apto para la guerra. Un hombre joven y musculoso puede servir al estado y ser un buen soldado. Lo que nos enseña que es bello, hermoso y admirable a veces más utilizable. El paradigma de la delgadez no ha sido inocente y de gusto, está hecho para que sirvas a determinadas causas, en este caso a la patria. Hablo de su origen griego, el guerrero hermoso.

-Usted utiliza el humor para hacer otra lectura del cuerpo: "La urticaria, un rubor que no cesa. La psoriasis una performance de la angustia. El acné, una crisis del tiempo". ¿La risa es fundamental en estos tiempos?

-La mejor manera de destruir el canon es reírse de él. Nos viene bien reírnos de pies a cabeza. Muchas veces el humor es la única forma que nos va dejando el sistema de quitarnos la ropa. Hay un momento muy hermoso en la relación entre las personas que es ese tipo de sentido del humor que se da después de que dos cuerpos desnudos se hayan conocido. Ese tipo de humor hay que ponerle nombre.

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