El localismo universal de Aranda, Pigem y Vilalta gana el Premio Pritzker

Es la primera vez que el galardón distingue a tres arquitectos y la segunda ocasión en que se concede a un español, tras Rafael Moneo

Rafael Aranda (i), Carme Pigem (c) y Ramon Vilalta (d) en el Laboratorio Barberí en 2008. / Hisao Suzuki/ Efe
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Chicago (ee.uu.), 02 de marzo 2017 - 02:37

El Premio Pritzker reconoció este año la arquitectura local y a la vez universal de los españoles Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, que han desarrollado la mayor parte de su trabajo en su localidad natal de Olot (Gerona) y en sus alrededores. Aunque también cuentan con proyectos en Francia, el localismo que caracteriza el trabajo de estos arquitectos no les ha impedido demostrar que se pueden combinar con acierto los valores locales y la influencia internacional, resaltó el fallo del jurado. Su obra, caracterizada por su integración en el lugar de construcción y el uso de materiales como el acero y el plástico reciclados, ayuda a ver "de la forma más poética y bella posible" que una obra puede ser totalmente universal independientemente de dónde esté construida, según resaltó el presidente del jurado, el arquitecto británico Glenn Murcutt, Premio Pritzker 2002.

Es la primera vez que el Pritzker va a tres arquitectos y es la segunda ocasión en que se concede a un español, tras Rafael Moneo, que fue distinguido en 1996. Para los galardonados, este Pritzker es un reconocimiento a la arquitectura catalana y española de los últimos 30 años, que es "de alto nivel", así como una celebración de sus tres décadas de trabajo, las que se cumplen desde que los tres se licenciaron y decidieron regresar a Olot para poner en marcha conjuntamente su proyecto laboral contra la opinión de sus profesores, que les sugerían trabajar en Barcelona o Madrid. En ese estudio de Olot, acompañados ayer por amigos y vecinos que los felicitaban, Ramon Vilalta declaró que ya han tenido otros reconocimientos anteriormente pero el Pritzker "no te lo planteas ni en sueños", pues está considerado como el Nobel de la arquitectura.

El presidente de la institución Hyatt, Tom Pritzker, encargado de anunciar el fallo del jurado, destacó el "compromiso inflexible" de los arquitectos con el lugar en el que trabajan, lo que da como resultado "espacios que están en relación con sus respectivos contextos". Algo que se puede ver muy claro en el espectacular diseño para el restaurante Les Cols, en Olot, con un tejado realizado con tubos que se curvan debido a su peso, que se apoyan en dos muros de piedra volcánica en los extremos, mientras que los laterales están realizados con paneles de plexiglas que dejan ver el interior.

El trabajo de Aranda (1961), Pigem (1962) y Vilalta (1960) "busca conexiones entre el exterior y el interior" en una "arquitectura emocional y experiencial", que está "poderosamente conectada con el paisaje", añadió el jurado. Una conexión que viene del conocimiento de la historia, la topografía, las costumbres y la cultura de la zona en la que construyen, además de por la observación de la luz, las sombras, los colores y las estaciones. Entre sus proyectos destacan el centro de arte La Cuisine, en Négrepelisse y el museo Soulages, en Rodez, ambos en Francia y en colaboración con G. Trégouet, el citado restaurante Les Cols, en Olot; la Bodega Bell-Lloc, en Palamós o la Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, en Barcelona.

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