Carmen Linares no se equivoca

El flamenco ha entrado en el Palacio de Carlos V para quedarse. Carmen Linares presentó en la noche de ayer Ensayo flamenco 2012, una obra mezcla de poesía y jondura en el que la cantaora demostró una vez más que tiene una orquesta en la garganta. Su última aparición en el festival tuvo lugar en el teatro Isabel la Católica con un proyecto de riesgo en el que compartió protagonismo con el músico de jazz Uri Caine. En el espectáculo de ayer, Carmen Linares se unió a Belén Maya y a un grupo de músicos encabezados por el pianista Pablo Suárez donde los guitarristas Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco encontraron un acompañamiento medido en la percusión de Antonio Coronel. El espectáculo se construyó para compartir con el público la intimidad de un poema de Juan Ramón Jiménez y la emoción expresiva de un baile por granaínas lorquianas de Belén Maya, que trasladó a los presentes al alma de la obra neoyorquina de Federico. Carmen Linares y sus músicos abrieron las puertas a la intimidad de un ensayo de poesía y cante que tuvo su gran momento de la noche con la interpretación de Se equivocó la paloma, de Alberti. El tema, que hasta ayer sólo podía tener la voz de Ana Belén, sonó en la garganta de Carmen Linares como si fuera un estreno absoluto, como si el poeta hubiese escrito los versos con el timbre de la cantaora en la cabeza. "El espacio de ensayo es un tiempo donde se originan momentos musicales únicos e irrepetibles. La voz y los instrumentos en una sala de ensayo se templan hasta conseguir tocar la nota deseada: en un inexorable crescendo cada elemento va ocupando su lugar…", comenta Linares. Y aquí arrancó este nuevo trabajo de la cantaora, desde la intimidad del piano hasta la intensidad jonda de su voz y la guitarra. Su cante poderoso y auténtico consiguió emocionar de manera espontánea y sincera al público. En Ensayo Flamenco 2012 Carmen Linares interpretó además versos de poetas españoles contemporáneos como Valente, Ortiz Nuevo y Miguel Hernández, entre otros.

El año pasado fue Estrella Morente la encargada de llevar el mejor flamenco al Palacio de Carlos V, con una actuación sobria en la que la guitarra, el cante y la teatralidad escénica de la granadina llenaron cada rincón del monumento. El espectáculo de Carmen Linares de ayer fue diferente, con una línea argumental bien trazada y el acierto de poner a Belén Maya en el centro del escenario, dos artistas que se distinguen por el buen gusto y por huir de la afectación innecesaria, por buscar la verdad en la sencillez aparente.El concierto de ayer tuvo mucho de búsqueda, pero sin la pretensión de inventar nada. Carmen Linares, Medalla de Oro del festival, se colgó ayer otra condecoración: llevar el arte jondo al Palacio de Carlos V sin ningún complejo, consciente de que con su cante es capaz de derribar cualquier muro, aunque tenga más de 400 años.