V Certamen de pintura Ramón Portillo

El Arte está falto de buenas iniciativas y fomentar la creación es muchísimo más que interesante

Entrega de distinciones a los ganadores.
Bernardo Palomo

17 de junio 2013 - 05:00

Con lo que está cayendo en la economía nacional y con la cultura en general y el arte en particular pagando el pato de tanta desazón -nuestros sesudos políticos consideran que, en tiempos de desconfianza financiera y de sequía monetaria, lo cultural, al no ser una necesidad inmediata, debe esperar a tiempos de mayor bonanza-, la apuesta por este tipo de certámenes se ha visto apreciablemente reducida. Por eso, un certamen como este de la ciudad de Motril y que lleva el nombre del desaparecido Ramón Portillo, sirve para encauzar mucho del trabajo de nuestros artistas que están viendo cómo, por culpa de la pertinaz sequía económica, los programas expositivos han desaparecido de la escena cotidiana. No cabe la menor duda de que el patrocinio de un certamen de artes plásticas -o de pintura como el que nos ocupa- es una iniciativa digna de todo elogio y que debe ser apoyada en toda su magnitud. El Arte está falto de buenas iniciativas y fomentar la creación, aunque sea en la trasnochada fórmula de un premio a una obra -creo que es muchísimo más que interesante, sobre todo si se tiene en mente formar una colección, la filosofía de Bolsa de Adquisición-, siempre será algo a lo que habrá que recibir con los brazos abiertos y agradecer a sus valedores profundamente.

El certamen de artes plásticas que convoca la Asociación Ramón Portillo va alcanzando notoriedad y trascendencia a raíz del importante número de participantes y, sobre todo, de la entidad artística de los autores que hasta el mismo han concurrido. Hemos venido observando quienes a esto nos dedicamos que la concursística estaba bajo mínimos debido a los nefastos desenlaces que poblaron de dudas unos premios a los que muchos autores de importancia dieron la espalda. Poco a poco la seriedad y la sensatez han vuelto a renacer. Los jurados, poco a poco, se van constituyendo, con miembros solventes e independientes y no con aficionadillos, políticos desinformados y artistas locales de dudosa credibilidad, por lo que la razón ha ido centrando una actividad que no iba por muy bien camino. Por eso, Certámenes como el que nos ocupa, interesan a casi todos y artistas de contrastada significación van apareciendo en los catálogos y en las selecciones para bien de un Arte que está necesitado de muchos apoyos como el que ofrecen estos Premios.

El desarrollo del Certamen de Pintura Ramón Portillo no difiere demasiado de lo que es norma habitual en este tipo de manifestaciones. Todo el amplio abanico de posibilidades han estado presentes, o lo que es lo mismo, un poco de casi todo. Y aquí, en este cajón grande tienen cabida los numerosos postulados de una pintura que abarca todos sus registros, desde una figuración, que en esta ocasión ha respondido a criterios bastantes correctos, algunos desenlaces de una abstracción con dispares planteamientos, hasta ciertos acercamientos a una pintura de naturaleza conceptual.

Un jurado formado por los pintores Lola Aguilar y Manuel Ruiz, el Director de la Escuela de Arte de Motril, Rubén García, el Inspector de Educación y escritor; Francisco Bautista Toledo y el conocido dinamizador cultural, Ángel Pacheco, que actuaba como secretario, decidió otorgar el primer premio a la obra Interior del granadino David Martínez Calderón. El segundo, a la obra Espacio para imaginar de la pintora catalana Mercé Humedas. Así como cuatro menciones de Honor: Son paisajes que matan esperanzas, de Marta Aguirre González, Selenita 10, de Fernando José Jiménez Fernández, La ventana indiscreta, de Salomé Salazar y Se puede morir de abstracción, de la motrileña Cristina Martín Mera.

Estamos, pues, ante un Certamen que va conquistando parcelas en este horizontes de pocas iniciativas. ¡Bienvenido!

Museo del Azúcar de Motril. Granada.

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