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CinExín: aquellos maravillosos años

  • Alberto Rodríguez recibirá el Premio RTVA durante el SEFF, que mostrará sus cortos

"La dirección consiste en tener un guión potente en el que crees y convertirlo en algo lo más real posible". A pesar de la sencillez con la que Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) define su oficio, el realizador posee una de las carreras más complejas y estimulantes del cine español reciente. Excepcional artesano interesado en los géneros -su versatilidad se traduce en dos comedias, dos dramas y dos thrillers-, dotado de una mano privilegiada para imprimir ritmo a sus narraciones pero atraído también por la exploración psicológica y el trabajo actoral, Rodríguez ha reflejado en apenas seis largometrajes -el primero de ellos, El factor Pilgrim, codirigido con Santi Amodeo- la Andalucía de su tiempo desde una perspectiva nueva e inesperada. Tras la extraordinaria acogida que San Sebastián dedicó a La isla mínima y el éxito de crítica y taquilla de esta intriga, Rodríguez será uno de los protagonistas de la nueva edición del Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF): se le concederá en reconocimiento a su trayectoria el Premio RTVA, un galardón que anteriormente se le ha entregado a otras personalidades destacadas de la región como Juan Diego, Antonio de la Torre, Benito Zambrano, Paco León o Josefina Molina, y el ciclo Generación CinExín mostrará algunas de sus primeras piezas, El ladrón de sueños (1997) y Prólogo a una historia de carretera (1998), codirigida junto a Santi Amodeo. En abril, el Cicus albergará un seminario sobre esta promoción ideado por la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (Asecan).

"Aquella era una comedia un poco friqui, en la que coincidían un hombre disfrazado de botella de Coronita y otro de mexicano, a los que les sucedían cosas surrealistas", recuerda divertido Amodeo sobre ese Prólogo..., una de las primeras colaboraciones conjuntas. Para entonces ya habían compartido tareas de dirección con "el primer Bancos" que grabaron en vídeo; luego harían una versión para el cine. Esa alianza se produjo, cuenta el realizador de ¿Quién mató a Bambi?, "porque yo tenía el guión de esa historia y quería colocarme tras la cámara, pero no tenía los conocimientos".

Aquella experiencia fue "tan bien que quisimos seguir fogueándonos", sin sospechar -¿o tal vez sí?- ni aquel tándem ni sus compañeros de viaje -Gervasio Iglesias, Paco R. Baños, Ana Rosa Diego o Daniel de Zayas, entre otros- que ese movimiento que habían iniciado con ilusionada inconsciencia, después de que el padre de Alberto Rodríguez comprara una cámara en un mercadillo, acabaría forjando a los profesionales que renovarían el cine andaluz. Paco R. Baños, de quien se proyectan en el ciclo del SEFF Angelitos negros e Inserso Mon Amour, valora la enorme complicidad que existía entre ellos, "estábamos muy unidos, nos ayudábamos los unos a los otros", pero el director de Ali se enorgullece no sólo de esa solidaridad, también de cómo el tiempo ha confirmado que "lo que queríamos hacer no era un capricho. Había una intención clara de hacia dónde queríamos ir, eso se ha demostrado", dice, convencido de que los años transcurridos tampoco han debilitado esa fraternidad: "Seguimos luchando por nuestras historias, conectados", concluye.

Ana Rosa Diego, de quien se verán los cortos T y Puzzle, evoca los comienzos no sólo con la añoranza de haber vivido algo "muy emocionante", también con cierto vértigo. "Teníamos que hacerlo todo en el menor tiempo posible, y yo aparte de encargarme de la producción de varios cortos también dirigía. Pocas veces en mi vida he estado tan exhausta, tan cansada que tenía hasta fatiga. Fue muy satisfactorio por el éxito, por las ventas y el interés de Canal+, porque nos programaran en festivales... pero también algo duro". Ya entonces, Alberto Rodríguez apuntaba maneras, rememora su amiga: "Tenía siempre historias e ideas para realizarlas. Él fue siempre un motor dentro del grupo".

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