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Compartiendo cruces

La tendenciosa publicación LaCarmen Magazine celebraba su segundo aniversario con una fiesta a la que habían invitado a un par de bandas de indie pop de las que más están dando que hablar últimamente. El lugar, la sala Sugarpop, hace lo que puede para subsanar las deficiencias acústicas y de visibilidad, pero la fecha, se rebeló no demasiado adecuada para una celebración de este tipo. Ya se sabe lo que ocurre en Granada cuando llega un puente y el calor está cerca. Los habituales escapan y los esporádicos pasean su despiste. Si encima el puente coincide con la controvertida fiesta de la Cruz, parece que los que quedan lo hacen para entregarse al botellón institucionalizado en que se ha convertido el señalado día. Y conste que este no fue el concierto más damnificado de los que había programados en la ciudad.

Sea como sea, allí estaban Ledatres, con su nuevo disco todavía calentito, dispuestos a defenderlo entre las apreturas de su micro-escenario. Salieron airosos. Para el segundo largo, como han hecho otros antes que ellos, han cambiado el inglés por el castellano y parecen haber ganado algunas cosas sin perder ninguna esencial. Su música sigue en deuda con Flaming Lips, pero ahora parece que Wayne Coyne se hubiera expresado siempre en la lengua de Cervantes.

Con un punto kitsch y recargado proveniente de los 70 más barrocos, los gaditanos despliegan su retro-pop coloreado y su concierto se convierte en una experiencia trepidante y efervescente. Tras ellos, Los remozados Flow del incombustible Fernando Vacas cogieron el testigo para presentar en directo su también reciente Echo en México (Eureka). Supliendo las tristes ausencias con Ramos Dual de Malparaíso y con Pedro Fernández de Ledatres, que hizo doblete, la nueva encarnación del ya veterano grupo cordobés expande su sonido y lo abre hacia horizontes hasta ahora inexplorados. Es verdad que se intuye cierto aroma folklórico seguramente incorporado, deliberadamente o no, durante la estancia en el país azteca para su grabación, pero más allá de eso, las canciones del grupo han crecido en otras muchas direcciones.

Más contundentes y enérgicos que en ocasiones precedentes, ese fantasma que eufemísticamente suele llamarse madurar, parece que de momento sigue respetando al irregular talento de Fernando Vacas. Seguramente es demasiado inquieto para acomodarse, y eso es una buena noticia. El cartel lo completaron Possopotare y el prolífico equipo de dj's U.F.O. Kindnappers. La fiesta debía continuar.

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