Antonio Arias y Soleá Morente. Lugar: Palacio de Congresos. Fecha: Miércoles 5 de marzo.. Lugar: Palacio de Congresos. Aforo: 300 personas.

Que más de quince años después de Omega sigan siendo los apellidos Morente y Arias los que más empeño pongan en innovar y que sus iniciativas sean de las pocas con interés real, es significativo de la situación que vive la música granadina. Y que conste que los suyos son protagonistas con todo merecimiento, pues pocos como Antonio Arias se atreven a ir aún más lejos con cada paso que dan, sin regodearse en la autocomplacencia ni explotar la nostalgia, y pocas cantantes noveles, como es en realidad Soleá Morente, tienen la audacia de involucrarse en proyectos de riesgo como este.

Sobre el papel, Antonio Arias presentaba los temas de Multiverso II, el proyecto poético-espacial al que se ha entregado últimamente, con varios añadidos que sumaban atractivo a la propuesta. Además de completarla con repertorio de la primera entrega del primer Multiverso, el concierto se enriquecía con la presencia de Soleá Morente, que aportó algunos de los mejores momentos de la noche con No solo yo o Si tú fueras mi novio -con la que cerraron la actuación-. Ambos temas estaban incluidos en el disco Encuentros que firmaron el año pasado la propia Soleá y Los Evangelistas, que es el grupo formado por miembros de Los Planetas y de Lagartija Nick para difundir la palabra del padre Morente. Su sombra sobrevoló el Palacio de Congresos.

Resulta más paradójica la vocación universalista, o más bien multiversalista, de la propuesta de Antonio Arias, y la difusión que hizo del evento Radio 3, que incide en el drama de que Granada sólo interesa más allá del Puerto del Carretero cuando es la ciudad rencorosa y trágica que describieron los poetas. El resto fue superfluo o anecdótico. Como las breves aportaciones de Fernando Vacas en Infinito, o de Andrés Párraga en Relieve. También lo fue el experimento tridimensional. Poco importó, pues la música y la poesía cósmica desplegada por Antonio Arias cubrió de sobra las expectativas. Algún día alguien debería agradecer y reconocer el talento de este tipo.