Llega hoy al Teatro del Generalife

Eva Yerbabuena, el idioma universal de las emociones

  • La bailaora granadina presenta hoy sus 'Cuentos de azúcar', un espectáculo flamenco "mágico" inspirado en la música popular y las leyendas de la isla japonesa de Amami

Anna Sato y Eva Yerbabuena en 'Cuentos de azúcar'.

Anna Sato y Eva Yerbabuena en 'Cuentos de azúcar'. / G. H.

Hace tres años, la cantante Anna Sato le regaló a Eva Yerbabuena un disco suyo dedicado a la música tradicional de la isla japonesa de Amami. La bailaora quedó fascinada desde la primera escucha a pesar de las barreras idiomáticas y culturales. Decidió entonces hacer algo junto a la propia Sato y al guitarrista Paco Jarana, su compositor de cabecera y marido. El enriquecedor hermanamiento se ha traducido en Cuentos de azúcar, un espectáculo flamenco "mágico" inspirado por el folclore y las leyendas de Amami que hoy podrá verse en el Teatro del Generalife a las 22:30.

Kaoru Watanabe, músico neoyorquino encargado de tocar un tambor japonés llamado taiko durante el montaje, habla un poco el español. Sin embargo, Sato no entiende nuestro idioma ni el inglés. ¿Cómo se comunicaron? "Sólo hizo falta coger el móvil y el traductor. Paco le preguntaba a Sato la tonalidad con la ayuda del traductor", recordó ayer Yerbabuena durante su encuentro con medios en la peña La Platería, donde afirmó que "la mejor forma de entendernos es a través de la música".

Antes de hablar de su último espectáculo, la artista quiso felicitar a la peña granadina por su 70 cumpleaños. "Recuerdo con mucho cariño a Antonio Lastra -uno de los presidentes de La Platería que falleció a principios de año-, un ser maravilloso. A mí actuar aquí en mis inicios me daba miedo y respeto. Había gente cariñosa. Espero que siga hacia adelante", exclamó la bailaora, que hizo hincapié en que la institución, decana a nivel mundial, debe dar oportunidades a los jóvenes.

El cantaor Juan Pinilla y la bailaora Eva Yerbabuena, en el encuentro en La Platería. El cantaor Juan Pinilla y la bailaora Eva Yerbabuena, en el encuentro en La Platería.

El cantaor Juan Pinilla y la bailaora Eva Yerbabuena, en el encuentro en La Platería. / Carlos Gil

Las historias narradas en las canciones populares de la isla nipona, "una delicia" en palabras de la coreógrafa, son muy similares a las de aquí. "Allí también se le canta a la vida, a la muerte, a la alegría, a la tristeza. Se trataba en definitiva de hablar de la vida", explicó la artista. El cancionero de Amami tiene su origen en los cánticos de los esclavos que trabajaban en la caña de azúcar cuando Amami fue colonia americana -estuvo siete años bajo el control estadounidense tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial-. Las fatiguillas son universales, que diría un flamenco.

La bailaora también destacó el carácter directo de la música tradicional japonesa y del flamenco. Lo comprobó ella misma cuando viajó hasta allí para documentarse en primera persona. "Todo allí gira en torno al círculo. Estábamos en el patio de una casa y cantaban alrededor de una hoguera. Parecía que estábamos en una zambomba de jerez. Salía uno y otro a bailar dentro de esa circunferencia", contó Yerbabuena.

"La fusión es una palabra que me da escalofríos"

La artista no entiende Cuentos de azúcar como una fusión. "No se ha pretendido fusionar. La fusión es una palabra que me da escalofríos. Prefiero hablar de compartir. El espectáculo comparte. Ni Ana pretende ser flamenca ni yo japonesa. Me desplacé a Amami y compartimos un espacio y nuestra cultura", aclaró la granadina.

La coreógrafa, en una imagen reciente. La coreógrafa, en una imagen reciente.

La coreógrafa, en una imagen reciente. / Joan Tomas

El cantaor Juan Pinilla, moderador del encuentro en La Platería, insistió en el tema y Yerbabuena lo zanjó así: "Yo simplemente conozco un solo flamenco. Nunca piensas en hacer un flamenco más nuevo o viejo. En este hay alegrías, cañas, tangos. Lo hacemos de la forma más personal posible".

El montaje contará con las voces jondas de Miguel Ortega y Alfredo Tejada; Fernando Jiménez al baile; Antonio Coronel a la batería y cajón; Rafael Heredia a las congas y al cajón; y Jarana a la guitarra y la dirección musical, cuya enriquecedora y compleja labor a nivel musical ha sido fundamental en este espectáculo.

De este último, Yerbabuena se deshizo en halagos. Minutos antes, Pinilla los comparaba al dúo que formó Carmen Amaya con Sabicas, que se convertiría durante muchos años en su pareja artística a la guitarra. "Soy una mujer privilegiada. No es fácil componer música para un espectáculo. Es la banda sonora de una película. La vida me ha concedido el privilegio de disfrutar de él como músico y como hombre. Es mi media naranja en todos los sentidos", declaró orgullosa.

La niñez de Yerbabuena, con la danza y sus abuelos

"¿Cómo marca la niñez a un artista?", le preguntó Pinilla en mitad de la conversación. "Hay un ser maravilloso al que Granada le tiene que agradecer todo. Es Lorca. Nunca dejó de ser niño. Adoraba su infancia. No perder esa inocencia es la única manera de seguir adelante. Yo no cambio mi infancia con los abuelos, en plena naturaleza, con los animales, por nada del mundo", reconoció la coreógrafa.

A los 11 años, Yerbabuena aprendió a bailar rumba y sevillanas en una escuela de danza. Sin embargo, el verdadero pellizco lo sintió el día que vio a Concha Vargas en el Festival de Ogíjares. También influiría en su carrera a edad temprana la que fuera su profesora Angustillas La Mona. "A mi lo que me gusta es bailar. El flamenco me cautivó. Él me eligió", reconoció la coreógrafa, capaz de hablar el idioma universal de las emociones en cada función.

Pase de prensa gráfico de Yerbabuena en el Maestranza de Sevilla. Pase de prensa gráfico de Yerbabuena en el Maestranza de Sevilla.

Pase de prensa gráfico de Yerbabuena en el Maestranza de Sevilla. / D. S.

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