Granada queda huérfana de Premios Goya otro año más. Natalia de Molina y Fernando Navarro no se han llevado ninguno de los galardones a los que aspiraban. La actriz, criada en el barrio del Realejo, estaba nominada al Premio a Mejor Actriz de Reparto gracias a su papel en Las niñas de Pilar Palomero. La artista competía con Juana Costa por El inconveniente; Verónica Echegui por Explota, Explota y Nathalie Poza por La boda de Rosa. Finalmente, esta última le ha arrebatado el cabezón.
En la cinta de Palomero, reconocida ya con varios premios en la gala celebrada en estos momentos en el Teatro del Soho y en los recientes Premios Feroz, su personaje carga con el estigma de ser madre soltera en los años 90. La artista ganó hace siete años el Goya a mejor actriz revelación por su papel en Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013) de David Trueba. En 2016 volvió a llevarse otro premio de la Academia, esta vez el de mejor actriz protagonista por su sobrecogedora interpretación en Techo y comida (2015), drama dirigido por Juan Miguel del Castillo.

Natalia de Molina en una imagen desde la terraza de la habitación de hotel donde ha visto la gala
La intérprete se podía haber hecho con su tercer cabezón de la Academia de Cine española. De Molina estuvo nominada en la edición pasada al Goya a mejor actriz de reparto por Adiós. Julieta Serrano se lo llevó por su actuación en Dolor y Gloria de Almodóvar. Hasta ahora sólo la catalana Laia Marull tiene los tres cabezones en esos apartados. La jienense con raíces granadinas tendrá que esperar a otro año para sumarse a este logro y conseguir el triplete.
El granadino Fernando Navarro, nominado en otras ocasiones, no se ha hecho con el Premio a Mejor Guion Adaptado. El autor aspiraba al galardón junto a David Galán Galindo por Orígenes secretos. El reconocimiento ha ido a parar a David Pérez Sañudo y Marina Parés Pulido por Ane. Los demás nominados eran Bernardo Sánchez y Marta Libertad Castillo por Los europeos; y Cesc Gay por Sentimental.
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