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Jones reivindica en 'Moon' la vieja ciencia ficción

  • La cinta narra la historia de una plataforma minera en la cara oculta de la Luna

El cineasta británico Duncan Jones, hijo del cantante David Bowie, reivindica la ciencia-ficción de la vieja escuela con su primera película, Moon, que ayer presentó dentro de la sección competitiva del Festival de Cine Fantástico de Sitges.

Moon, que ha tenido una gran acogida por parte del público y de la crítica presentes en el Festival, narra la historia de una plataforma minera de obtención de helio-3 en la cara oculta de la Luna, al cuidado de un único habitante, el astronauta Sam Bell, interpretado por el actor Sam Rockwell, quien mantiene una comunicación a distancia con la Tierra donde dejó tres años atrás a su mujer y a su hija. En ese contexto de soledad, el único interlocutor de Sam es GERTY, una versión reducida y amable del Hal de 2001: Una odisea del espacio -Kevin Spacey le cede su voz-.

Jones comentó ayer en la presentación que su amor por el género viene de "la posibilidad que te da la ciencia-ficción de escapismo, la oportunidad de crear cosas con mucha imaginación, así como de contar historias muy personales".

Para el joven debutante, "la edad dorada de la ciencia-ficción fueron los años 70 y principios de los 80, cuando filmes como Naves misteriosas, Alien, Blade Runner o Atmósfera Cero contaban historias humanas en contextos futuros.

La estética de la película, plagada de maquetas al estilo de los años 70 y los 80, era muy importante para el director: "Queríamos que se pareciera a Atmósfera Cero o la primera entrega de Alien, hasta el punto de que resultaba interesante que el público viera Moon como si fuera una joya perdida de finales de los 70".

Jones admite algún paralelismo con Naves misteriosas, aunque el filme de Douglas Trumbull "tiene una carga ecologista y política, que no aparece en Moon, que se ocupa más de las relaciones a distancia y de la soledad".

"Sólo hace falta mirar las últimas películas de ciencia-ficción como Transformers 2 -comenta Jones-, para entender por qué me gustan aquellas películas".

Jones trata de buscar una explicación a la mediocridad a la que ha llegado el género: "Este tipo de películas necesitan, por los efectos especiales, un presupuesto muy alto, y para que los inversores recuperen su dinero necesitan mucho público, por lo cual al final la narrativa tiende a simplificarse muchísimo".

Filmes como Distrito 9, de Neil Blomkamp, "podrían ser un punto de inflexión, se pueden hacer unos efectos especiales más baratos y eso permitirá hacer un cine más independiente y películas más imaginativas".

En relación al posible paralelismo entre la relación a distancia del astronauta y su hija y del propio Jones y su padre, el director ha asegurado que él se siente más cercano al personaje de Sam y, de hecho, ha recordado que estuvo tres años haciendo un postgrado en Nashville, que para él "era como estar en la Luna".

Además de las relaciones a distancia y de la soledad, Moon aborda el tema de la toma de conciencia por parte de la tecnología, como les pasa a los replicantes de Blade Runner. "Cuando estudié Filosofía tratamos el tema de la ética sobre las máquinas que sienten, y en el caso de GERTY se deja ambigua una doble posibilidad: si está programado o si toma decisiones", apunta el realizador.

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