Lori Meyers se hacen grandes
La banda comandada por Noni sale triunfante una vez más en su tierra
Lugar: sala Industrial Copera. Fecha: viernes, 4 de febrero de 2011. Aforo: lleno.
Desde hace un tiempo a esta parte, cada cita de Lori Meyers en Granada se está convirtiendo en una de esas noches donde la euforia se desparrama por todos los lados. Es un gusto ver el espectáculo que es capaz de dar un grupo de veinteañeros cuando se suben a un escenario; es un gusto contagiarse de las ganas y la fuerza que le echan a cada canción; y es un gustazo comprobar todo lo grandes que se han hecho en estos años. La sala Industrial Copera se llenó la noche del viernes como pocas veces lo ha hecho para recibir a sus paisanos, que venían de salir a hombros de plazas tan complicadas como La Riviera de Madrid y con unas ganas locas de hacer disfrutar a su gente.
Viaje de estudios, la canción con la que se dieron a conocer hace más de seis años y con la que enamoraron a toda la escena musical, sirvió para abrir el fuego. Y es que a los de Loja les va pasando ya como a aquellas viejas bandas de rock que suman discos llenos de canciones con magia y que deben de vérselas negras para escoger el repertorio de sus conciertos... Así que con ese panorama, a Noni y a los suyos no les quedó otra que ir salpicando los temas de su reciente Cuando el destino nos alcance con los singles de Cronolánea, Hostal Pimodan y Viaje de estudios, previo paso de todos ellos por un revestimiento más rockero y más salvaje que se está convirtiendo en su seña de identidad en los directos.
Alternando en alguna ocasión su Fender Telecaster con el teclado, Noni sacó una voz rotunda para temas como Nuevos tiempos, Condicional hipotética, Tokyo ya no nos quiere, Explícame, Mujer esponja o Castillos de naipes. No es el único que ha crecido como un gigante en este tiempo. Alejandro, Alfredo, Antonio y los dos Migueles forman ya un grupo sólido en el que todos saben sacarse máximo partido individualmente y que en conjunto se complementan y dialogan a la perfección.
Con el granadinismo en plena ebullición entre los de arriba ylos de en frente del escenario, la banda dio la bienvenida a Juan Alberto Martínez y Andrés López de Niños Mutantes. Con ellos se dejaron llevar por el lado más melódico a ritmo de Luciérnagas y mariposas y demostraron que los equipos de primera hablan el mismo lenguaje y saben entenderse cada vez que se pone una guitarra de por medio. Y si no, que se lo digan al "árbitro", como él mismo se presentó. Antonio Arias de Lagartija Nick, que ya se había vestido de corto para pitar el encuentro generacional de bandas que protagonizaron Lori Meyers y Los Planetas en el videoclip de El dilema, se sumó a la fiesta con tanto arte como siempre hace para cantar a dúo con Noni La pequeña muerte y cabalgar juntos por el lado más honky tonk de los de Loja, que también lo tienen.
El día antes del concierto decían que en Granada, por razones evidentes, siempre es donde más disfrutan tocando pero también donde los nervios están más a flor de piel. Lo bueno es que no por todas las veces que le digan lo buenos que son bajan la guardia, y eso es algo que el público nota. En las ¿siete?, ¿ocho? veces que les he podido ver en directo y en escenarios tan distintos como el de la Copera, el Zaidín Rock o el Natural Music Festival siempre he disfrutado con una banda que toca cada canción con la ilusión y la fuerza de unos debutantes que van a dar su primer concierto y con la rabia de unos veteranos que quieren demostrar que lo suyo no es por casualidad. Y esa mezcla es fascinante.
Una larga y merecida ovación dio paso a los bises, donde tuvo cabida la emoción del recuerdo a Antonio Vega, la energía del lado más discotequero de Cuando el destino nos alcance, la ternura de La caza que enamoró a sus padres pero en las voces de Juan y Junior y la fiesta de Alta fidelidad. Porque es un gusto poder acabar un concierto tan a lo grande.
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