Madee, aquellos maravillosos años Arizona Baby abre el nuevo ciclo de pop rock de Monachil Ángel Stanich, segundo asalto
Desembarco vallisoletano en un fin de semana en el que Madee recupera las canciones de 'Orion's Belt'
Uno mira la agenda cultural de Granada y observa unas calvas muy llamativas, espacios en blanco que, por más que se empeñen desde la oficialidad en convencernos de que todo va bien, evidencian la anemia, el estado catatónico al que han llevado a esta ciudad con sus miopes reglamentaciones y su apuesta sin reservas por las más rancias tradiciones, el incienso y el folclore catecúmeno. No es este el espacio para buscar explicaciones a tantos viernes y sábados en los que las salas no logran programar nada en su horario de conciertos, pero hubo un tiempo, no hace tanto, en que no había hueco para la avalancha de propuestas que llegaban diariamente. Entonces cada nueva actuación, daba igual que fuera jueves, viernes, sábado o incluso domingo, era una celebración que se acogía con entusiasmo. Hoy, cuando el indie es el nuevo mainstream, y The New Raemon, un hombre de mediana edad que ejerce la paternidad responsable, uno de sus principales artífices, algunos tendremos la posibilidad de revivir los años en que descubría junto a sus compañeros de Madee, el brillo del oropel, el vértigo del rock and roll y las noches interminables sin demasiada autoconsciencia. Como entonces, esta noche Madee subirá al escenario de Planta Baja para recrear las canciones de Orion's Belt (B-Core, 2004), y veremos cómo las ha tratado el paso del tiempo. El grupo se había formado en los primeros noventa y después de muchas horas de aprendizaje en el local de ensayo comenzó a publicar sus primeros trabajos a finales de esa década. Pronto destacó en la incipiente escena del emocore barcelonés, donde reinó junto a sus coetáneos Nueva Vulcano, y alcanzó sus mejores momentos alrededor de 2005, cuando su tercer álbum, el mencionado Orion's Belt se convirtió en disco referencial. Seis años más tarde, en 2011 recapitularon y decidieron poner fin al proyecto. Habían sido más de veinte años juntos, más de lo que algunas parejas llegan a tolerarse, como ellos mismos dicen, y desde entonces hasta el verano pasado, cuando la nostalgia los invadió en una cena de reencuentro, bromeaban en su Facebook definiéndose de este modo: "Madee somos unos tíos que hacemos ruido en la vila de Cambrils que también queremos ver fracasar a The New Raemon". En 2015 sabemos que no consiguieron ese objetivo pero sí que para celebrar el décimo aniversario de su aclamado disco decidieron enrolarse en una gira que hace parada esta noche en Planta Baja. Tal vez la belleza de sus canciones, la intensidad de sus directos y la honestidad de su discurso nos retrotraigan al menos una parte de la inocencia de entonces.
El Ayuntamiento de Monachil, junto a la promotora Wild Punk, ha presentado el Primer Ciclo de Pop Rock de la localidad que se propone añadir a sus atractivos como pueblo de montaña los de la música en directo con carácter gratuito. El ciclo se inaugura mañana con la actuación de los vallisoletanos Arizona Baby, que tendrá lugar en el Auditorio de la Casa de la Cultura de Monachil a partir de las nueve y media de la noche, y tendrá continuidad hasta el mes de abril a razón de un concierto al mes. Félix Rodríguez, alcalde de Monachil, ha declarado que "con este ciclo pretendemos abrir la oferta cultural en nuestro municipio a diferentes edades". El ciclo finalizará el 24 de abril con el cartel doble formado por José Ignacio Lapido y uno de sus lugartenientes, Víctor Sánchez. Entre medias se han programado las actuaciones de The Sun Rockets, que el 13 de febrero llevarán al bar La Chistera su mezcla vintage de swing, rockandroll, rhythm&blues y boogie woogie, y el triple concierto didáctico a cargo de Pájaro Jack, Brío Afín y Dolorosa, que tendrá lugar el 27 de marzo. Antes que todos ellos, abrirán fuego Arizona Baby, que desde su debut en 2009, cuando pusieron la ciudad de Pucela en el mapa del rock más arraigado a los sonidos polvorientos de los setenta, no han hecho más que crecer y situarse como una de las propuestas más sólidas del folk-rock hecho en España. Después de haber puesto patas arriba el panorama del rock nacional con su aventura junto a miembros de Los Coronas en ese maravilloso experimento llamado Corizonas, y de acuerdo a público y crítica con su último álbum, Secret Fires (Subterfuge, 2014), el trío formado por Javier Vielba, Rubén Marrón y Guillermo Aragón ofrecerá uno de los conciertos del invierno.
Si esta noche los barbudos de Arizona Baby toman Monachil, mañana otro pelambreras llamado Ángel Stanich, que puede considerarse su discípulo, pues Camino Ácido (Octubre Records, 2014), su álbum de debut, fue producido por Javier Velbia, hará lo propio en la sala Planta Baja. Ya pasó por aquí en abril para sorprender con su singular propuesta, su peculiar voz, que horripila y seduce por igual, y unas letras ingeniosas, mordaces y políticamente muy incorrectas en las que lo cotidiano se transmuta en inquietante y surrealista. Desde entonces su leyenda de tipo frágil y huidizo, freaky y genial a partes iguales, no ha hecho más que crecer. Se trata de una especie de sociópata que no frecuenta los ambientes del artisteo, ni concede entrevistas ni parece dispuesto a abandonar su vida ermitaña y bohemia, como si de un personaje de Bukowski o de Tom Waits se tratara. Escurridizo, misterioso, críptico y de lengua furibunda, sus canciones poseen ese extraño poder hipnótico que solo alcanzan los genuinos. Deudoras de la escritura destilada a base de bourbon, y de la narrativa sureña norteamericana, están pobladas de personajes al margen: perdedores, inadaptados y forajidos que parecen salidos de las mejores películas de los Coen, Fargo, o víctimas de True Detective, inocentes destinados a la desgracia y pervertidos que se salen con la suya. Para no perdérselo.
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