Manuel Vilas, escritor

Manuel Vilas: "La poesía no tiene lectores, es un género muerto"

Manuel Vilas presenta este viernes en la Feria del Libro de Granada su novela 'Nosotros'.

Manuel Vilas presenta este viernes en la Feria del Libro de Granada su novela 'Nosotros'. / Archivo (Granada)

Manuel Vilas es uno de los corredores de fondo de las letras hispanas. Poeta y narrador, en 2023 se alzaba con el Premio Nadal con Nosotros, la novela que este viernes presenta en la Feria del Libro de Granada, una obra que trata temas como el amor, la pasión, pero también la pérdida y la fantasía. Licenciado en Filología Hispánica, ha sido profesor de Secundaria durante más de 20 años. Desde que tiene la libertad de dedicarse en exclusiva al ejercicio de escribir y se convirtió en un superventas con Ordesa, Vilas ha sido finalista de premios como el Planeta de novela por Alegría aunque ya atesoraba distinciones como el Premio Generación del 27 de Poesía. Sin embargo, no pierde la perspectiva crítica de un mundo literario en el que ha sido entronizado como uno de sus grandes figuras. 

La novela

Nosotros cuenta la historia de Irene, una mujer de 50 años que cree haber vivido el matrimonio más perfecto del mundo. Años de absoluta entrega y pasión entre dos seres humanos, así evoca ella su amor con Marcelo. Para la protagonista, su conexión era tan maravillosa que extrañaba a su círculo más cercano. Ellos eran una de esas parejas que viven el uno para el otro, lo que los mantuvo aislados de su entorno, en los márgenes de la realidad. Pero con la pérdida de su amado, el mundo de Irene se rompe y ella tiene que inventar una forma poco convencional de seguir vinculada a su esposo. Como en Rompiendo las olas, película que Vilas cita en el texto. Es en esa fantasía donde Nosotros se adentra en las profundidades del alma de una mujer atrapada en una utopía íntima. 

-La historia de Irene tiene un giro inesperado en mitad de la novela. ¿Era necesario para profundizar en la vida protagonista?

-Ella es una mujer que se deja llevar por la fantasía, pero creo eso nos pasa cuando a cualquier ser humano cuando pensamos en nuestro pasado, que tendemos a recrearlo. Cuando llegas a una edad y quieres recordar tu vida, tienes construir una historia: este año hice tal cosa, este otro tal otra. Eso es lo que hace Irene. 

-Dicen que la memoria es otra forma de ficción. 

-Eso para esta novela es exacto, es la base. 

-Ella utiliza como evasión para su dolor el viaje, el sexo... ¿Hay recursos que son universales o cada ser humano tiene que buscar las suyas?

-Esa es también la base de la literatura, ponerle nombre a lo que te causa dolor para que no te de miedo: especifica y precisa. Y cuando conoces lo que te duele, ya estás en disposición de enfrentarte a ello. Eso se llama la catarsis. Y otra cosa fundamental de nuestra especie es el instinto de supervivencia que hace que te repongas ante una pérdida. Esa pérdida la integras en tu vida y al final puedes encontrarle sentido e incluso con el tiempo convertirla en una especie de alegría.  

-La novela plantea otra cuestión. ¿El amor perfecto existe?

-He presentado la novela por muchas ciudades españolas, hablo con muchos lectores, y siempre hay un debate. Habría que hacer casi un referéndum. Hay lectores que a lo mejor no lo han vivido pero querrían experimentarlo. Otras personas que me dicen que sí lo han vivido. Pero en todo caso, es algo que está en la cabeza de la gente, una preocupación real. 

-El tema están en saber si puede mantenerse en el tiempo. 

-De hecho la novela de interpela sobre esto. Cuando cuentas que han sido 20 años de matrimonio perfecto, muchos dicen que eso no existe. Ahora, si tú dices que eso no existe, te estás reflejando en un espejo. Si tienes una relación de larga duración y dices que las parejas son imperfectas, te estás mostrando. En ese sentido la novela te interpela, te hace preguntas como qué es el amor de pareja. Tiene que haber una parte de lealtad, respeto, comprensión, pero por otra tiene que haber erotismo. Ese es uno de los motivos que más lleva a hacer terapia a las parejas. 

-En 2022 publicó una antología poética y en 2023 una novela. ¿Ahora a qué se inclina más, hacia la poesía o hacia la novela?

-La narrativa, sin ningún género de dudas. La poesía no tiene lectores, es un género muerto. Está muerta y enterrada porque no le interesa a nadie salvo a los eruditos (los eruditos que son poetas), aunque a veces algún libro se salva. Por ejemplo, Jaime Gil de Biedma es un caso excepcional. El fenómeno de la poesía juvenil y sentimental sí tiene miles y miles de lectores, pero lo que hemos llamado poesía culta sólo le interesa a 25, y 25 que son poetas más 4 que quieren serlo y se compran tu libro para convertirse en poetas creyendo que es algo. Es muy triste pero simplemente constato lo que hay. Y yo me siento poeta. Y amo la poesía, pero necesito tener el lector a mi lado. Y eso está en la novela. Además la poesía es un sitio muy desagradable porque está lleno de críticos que son como una especie de mesías que te dicen la manera en la que hay que escribir. Es un género encorsetado, académico. 

-¿Los dos géneros del momento son la novela y el ensayo?

-Sí, porque ha habido un error en los poetas: escribir una poesía incomprensible. Y muchos autores de jactan de ello. Hay suplementos literarios que se dedican a promocionar una poesía incomprensible, ininteligible y hermética. Cuando el libro llega al lector y ve que no entiende nada, se pierde ese lector. Por eso está muerta y sólo existe porque sigue teniendo vida institucional. Le dan el Premio Cervantes a un narrador y la gente lo va a leer, pero se lo dan a un poeta y no lo harán. Hay mucha hipocresía en esto, que se esconde y se silencia. 

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