Entrevista Ousman Umar | Fundador de Nasco Feeding Minds

"Con un traje puesto soy Will Smith o un futbolista, no el negrito que viene a robar"

  • El emprendedor ghanés creó hace diez años una oenegé en Barcelona para formar a los jóvenes de su región después de atravesar el Sáhara a pie, sobrevivir a las mafias y cruzar el Estrecho en patera

Ousman Umar (Fiaso, Ghana, 1988) posa en el interior del Palacio de Congresos

Ousman Umar (Fiaso, Ghana, 1988) posa en el interior del Palacio de Congresos / Antonio L. Juárez

El destino de Ousman Umar (Fiaso, Ghana, 1988) podría haber sido el de muchos de los migrantes que intentan cruzar el Estrecho en patera cada día: morir ahogado. Umar llegó sano y salvo a Fuerteventura. Tenía 17 años. No sabía hablar español, ni tampoco nadar. Mucho antes atravesó a pie el desierto del Sáhara, abandonado por la mafia y en compañía de amigos que tuvo que enterrar allí mismo, y sobrevivió al régimen tirano de Gadafi en Libia. Al llegar a Barcelona se cruzó con su ángel de la guardia: Montse. Ella y su marido se convertirían en sus tutores legales meses después. De eso han pasado 15 años. Ousman tiene ahora dos carreras, un máster, dos libros publicados y una oenegé llamada NASCO Feeding Minds. Una travesía en el desierto con final feliz.

Gracias a la oenegé, jóvenes de su región se forman en aulas informáticas. Su objetivo es evitar que se embarquen en viajes mortales como el que él mismo realizó. "He sufrido mucho por la maldad de las personas, pero sigo confiando en que hay bastante bondad en el mundo y muy buena gente. La gente mala hace mucho ruido. Lo negativo vuela solo. Esto es el ejemplo de que hay esperanza", señala el emprendedor ghanés, reconocido con el Premio Princesa de Girona 2021, antes de su charla en el Congreso Lo que de verdad importa. Al final de la entrevista, donde se muestra empático y divertido, acaba declarándose culé y amante del fútbol, "un deporte capaz de unir a personas de todo el mundo".

-¿Cómo ha pasado estos meses de pandemia?

-Me sabe mal por la gente que ha sufrido y que ha perdido a familiares. Yo he visto la pandemia como una auténtica oportunidad. Una oportunidad para que la sociedad volviera a poner en el centro los valores sociales. ¿Quiénes de nosotros sabía quién era su vecino antes de la pandemia? Prácticamente nadie. Nos estábamos deshumanizando. En mi tribu hay un dicho: "La tranquilidad del vecino es tu tranquilidad". Si tu hermano no puede dormir tú tampoco dormirás. En Ghana no tenemos ventanas con doble vidrio para aislar el ruido (ríe). Es un mensaje de sabiduría sobre la comunidad, la convivencia y la solidaridad.

-El reportero Xavier Aldekoa destaca valores africanos como la gratitud y el valor del tiempo en un libro publicado por la revista 5W (África adentro junto a Alfonso Armada). ¿Qué podemos aprender los europeos de los africanos?

-Los valores más básicos como el respeto, la humildad, la capacidad de compartir y el amor. Son valores básicos en todas las regiones. Lo han defendido el catolicismo, el islam, el budismo. Todas las religiones. Hemos permitido que el sistema los desvirtúe. Lo que más me sorprendió al llegar aquí fue la falta de respeto hacia los ancianos. Mi corazón no podía imaginarlo. Para mí, mi abuelo y mi abuela son las personas más sabias de la comunidad. Mi abuela es la reina.

Otra imagen del emprendedor social Otra imagen del emprendedor social

Otra imagen del emprendedor social / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

-Le habrá horrorizado cómo la clase política se ha desentendido de los mayores en las residencias durante la crisis sanitaria...

-En mi segundo libro, Desde el país de los blancos, cuento entre otras cosas qué hice durante la pandemia. (Me señala una foto). Este soy yo. Todo el mundo tenía miedo de ir a las residencias de ancianos. Me ofrecí voluntario para ir allí a coger muestras para luego analizarlas en un laboratorio. No hace falta ir a las Indias para ayudar. Yo tenía más de un centenar de ordenadores reservados para enviar a África. Me di cuenta de que a los hospitales le faltaban. Reparé ordenadores y repartí entre escuelas y hospitales. Como mínimo esos enfermos puedan hablar con su familia antes de morir. La solidaridad y el compromiso social están por encima de todo.

-¿Cómo cree que se está enfrentando la Unión Europea al desafío migratorio?

-Una vergüenza. ¿Cuál ha sido la fábrica más grande de inmigrantes del mundo en la historia de la humanidad? ¿Cuánto españoles tuvieron que emigrar a otros países durante la Guerra Civil Española? ¿Cuántos alemanes tuvieron que emigrar a la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Ellos no eran inmigrantes, verdad? ¿Tan fácil es olvidar y tan difícil abrir los libros de Historia? Soy bastante optimista. No creo que Europa vaya camino al suicidio. Espero que se den cuenta antes. Confío en que se llegue a cambiar esto antes de llegar al precipicio. 

-¿La única solución para que la gente se quede en su país de origen es educarlos?

-El auténtico paraíso está en su casa. Su tribu, su comida, sus amigos, su familia. Que venga aquí para coger tomates en el mar de plástico si es que llega… Ese no es el futuro. El único camino es formarse. Es el más lento pero el más eficaz. La semana pasada llegaron 24 cadáveres y más de 150 personas en patera. Según El País el primer cadáver llegó a la costa española hace 30 años. En algún momento cambiaremos la estrategia. La solución no está en el mar. Cuando llegamos al mar la batalla está prácticamente perdida.

-Ha sobrevivido al Sáhara, a las mafias, a Libia y al mar Mediterráneo. ¿A qué le tiene miedo?

-(Ríe). A lo que más miedo le tengo es a las personas deshonestas, hipócritas y falsas porque no sé por dónde te van a venir. Me da más miedo esa gente que un arma. Te matan muy lentamente. Te silencian. Eso es lo peor. El mundo no se va destruir por los que tiran bombas sino por lo que se sientan a mirarlo y no hacen nada.

Ousman vestido de traje y corbata posa para Granada Hoy Ousman vestido de traje y corbata posa para Granada Hoy

Ousman vestido de traje y corbata posa para Granada Hoy

-Estuvo cinco años cruzando fronteras hasta llegar a España. ¿Cuál es el mayor obstáculo al que se ha enfrentado en su vida?

-Hay un refrán en inglés que dice: "From frying pan to fire". Desde la sartén con aceite caliente al fuego. ¿Cuál es peor? Es un infierno constante. Uno detrás de otro. No te puedes hacer la más mínima idea que quiere decir vivir un único día en el desierto del Sáhara meando para beberlo, enterrando a tus propios amigos. Ser negro en Libia durante la dictadura de Gadafi era un delito. Imagínate un chaval de 13 años allí. Cuatro años tuve que vivir en Libia.

-¿Le han discriminado más por ser pobre o por ser negro?

-Hay que entender que el racismo no es nada más que miedo al pobre, miedo al desconocido y una profunda ignorancia. La persona ignorante no es consciente de ello. Eso es lo peor. Ahora mismo con esto (señala su traje y su corbata) ya no soy el negrito que viene a robar. Con un traje puesto soy Will Smith, un jugador de baloncesto, de fútbol o el hijo de un magnate. Todo el mundo me respeta. Si voy en chándal quien no me conoce se esconde el bolso. Sólo por el hecho de tener la piel oscura automáticamente soy un sinónimo de criminal.

-Esos discursos están en auge en Europa. Vox afirma que los inmigrantes vienen a quitarles el pan a los españoles y a violar a sus mujeres. ¿Cómo se lucha contra esos discursos que incitan al odio y a la violencia?

-Aquí estoy violando a todo el mundo (ríe). Se lucha con formación e información. Es la única herramienta para rebatirlos. Proponer el odio y destruir es lo fácil. Lo difícil es construir. Es una vergüenza la cantidad de dinero y esfuerzos que el Gobierno español y la Unión Europa invierten en educación y desgraciadamente sigue habiendo personas diciendo barbaridades sin la más mínima empatía de reconocer que hace no tantos años los MENAS eran tus abuelos, eran europeos. Sólo hay que coger cuatro apellidos argentinos. Son alemanes, suecos, italianos, españoles. ¿Aún tiene valor para salir en la tele y decir que los migrantes vienen a robar? ¿Quién eres? Si tu abuelo fue inmigrante. ¿Tan ignorante eres?

-Usted llegó a España siendo menor de edad. ¿Qué opina del cartel de Vox en el metro de Madrid?

-Cuando llegué a Barcelona, el 24 de febrero de 2005, viví en la calle dos meses. Calculando si cada mes cobrara 4.700 euros... Que me diga Vox donde voy a cobrar los millones que me deben para comprarme un Ferrari y ordenadores para escuelas de Ghana. Yo no he visto ningún centavo. Ni en el desierto del Sáhara me sentí tan solo como los dos meses en Barcelona en la calle, comiendo de la basura. Es absurdo mentir descaradamente. Un poco de humanidad y sentido común. Es intolerable que haya políticos dispuestos a separar y destruir a la gente sólo por su ambición de poder. La gente debe reconocer a estas personas y dejar de seguirlas.

-¿Si su yo del futuro le contara a su yo del pasado todo lo que iba a ocurrir, se lo creería?

-No, en absoluto. Me cuesta creerlo. En sólo 15 años estudié dos carreras y un máster e hice Ciencias Químicas a medias. Fundé un oenegé sin ayudas estatales que beneficia a más de 20.000 alumnos. No pretendo cambiar el mundo, pero el pedacito que me toca éste sí que lo puedo cambiar. No hace falta hacer grandes cosas, sólo tu metro cuadrado. Cambia esto. Eduardo Galeano decía: "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo". Fíjese en la historia. Los grandes cambios no vienen de arriba. Siempre vienen de abajo. En Estados Unidos está el gran ejemplo de Rosa Parks. Esos son los gestos que importan.

Un retrato de Ousman Un retrato de Ousman

Un retrato de Ousman / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

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