Pablo Milanés | Cantautor

"La música y el canto es mi vida, y lo seguirá siendo hasta el día de mi muerte"

  • El artista cubano, una leyenda viva de la canción latinoamericana, actuará este sábado en el auditorio Manuel de Falla con motivo del Festival de la Guitarra

  • Su último concierto en la ciudad fue hace más de 10 años junto al pianista Chucho Valdés

Pablo Milanés (Bayamo, Cuba, 1943), en una imagen de archivo.

Pablo Milanés (Bayamo, Cuba, 1943), en una imagen de archivo. / G. H.

Nacido en la cuna del son cubano, Pablo Milanés (Bayamo, Cuba, 1943) comienza a cantar en la radio como aficionado cuando apenas era "un chamaco de seis años". Su madre lo lleva de programa en programa hasta que en 1956 aparece por primera vez en la televisión. Una década después, el artista lidera junto a Silvio Rodríguez un movimiento musical e ideológico llamado la Nueva Trova Cubana. Amor y revolución se dan las mano en las canciones de este joven con talento que actualmente es considerado uno de los principales exponentes de la canción de autor en español. El auditorio Manuel de Falla tendrá hoy el honor de acoger un concierto suyo a las 21:30 con motivo del Festival de la Guitarra.

-Actuará hoy en la tierra de Federico García Lorca. ¿Es usted un lorquiano confeso?

-Soy un lorquiano porque lo he estudiado y me gusta mucho, pero nunca me ha atrevido a musicalizar su poesía. He escuchado muchas versiones y soy conocedor de su obra.

-Siempre ha prestado especial atención al cuidado de las letras, influenciadas por otros poetas como César Vallejo, Nicolás Guillén y Pablo Neruda, entre otros. ¿Cómo se cocina una buena letra?

-Tiene que ver en parte con el talento original y después con el estudio y la práctica diaria. Yo creo que una gota de talento y sensibilidad tiene que haber para la poesía. También uno tiene que estar al tanto de las manifestaciones poéticas que surgen y que han surgido, y que se han mantenido a lo largo de los siglos, es importantísimo para la formación de un compositor, de un posible poeta.

-Ha escrito sobre amor, desamor, cuestiones políticas y revolución. ¿Se atiende lo suficiente al amor en las canciones actuales?

-Hay muchas formas de hablar del amor, y una de las formas es hablar poéticamente, con sensibilidad, sencillez y delicadeza. El amor es algo muy grande como para tratarlo con delicadeza. Lo que se nota en estos tiempos es que esa delicadeza va en decadencia, y cada vez se menosprecia más el amor, la relación entre la pareja, en la música popular.

-¿Hablando de música popular, usted percibe un empobrecimiento de vocabulario en la música popular? ¿A qué se debe?

-Sí, yo percibo esa superficialidad en las canciones y un exceso de la divulgación de esta obra de parte de las transnacionales de la música, que logran imponer al público un lenguaje inadecuado. Todas esas cosas se imponen martilleando con la promoción diariamente. Te lo repiten una y mil veces que esa es la verdad, que ese es el arte, que esa es la cultura popular. El público se lo traga. Y crean un sentimiento, un gusto, una reciprocidad en el público, que les va muy bien. Basta con escuchar lo que se pone en las emisoras, en las radios, y leer lo que aparece en los medios. Esto no sólo ocurre en la música, sino también en la cultura popular en general.

-¿Cree que el reguetón degrada lo que han hecho ustedes con la música latinoamericana?

-Absolutamente.

-¿Todo vale bajo la etiqueta de música latina?

-Tiene muchas etiquetas como música latina o música urbana. Yo creo que son ciclos. Hay ciclos que se imponen por una causa falsa, superficial, pero el tiempo pone a todo el mundo en su lugar. Ellos sólo pasan. Por mucho que luches por tumbarlos, pasan. Sucede así en todas las facetas de la vida.

-Su hijo Antonio hace rap. ¿Qué opina?

-Él está empezando. Acaba de terminar la escuela de música. Él está experimentando los caminos que va a recorrer. Él hace baladas, sones cubanos, rap. Ahora ha sacado un par de vídeos sobre rap mezclado con algún tipo de música cubana. Él aún no se ha definido.

-En los 60 lideró, junto a Silvio Rodríguez, la Nueva Trova Cubana. ¿Qué máxima asumida esos días sigue poniendo en práctica?

-No sé. Esos movimientos surgen espontáneamente. Después se le ponen nombres, lo etiquetan, se va corriendo la voz y todo va creciendo hasta que llega un momento que logran forjar una imagen, a veces una que no quisiste tener originalmente. El movimiento de la Nueva trova surgió de forma espontánea. En definitiva, uno lo que hacía era canciones como le salían, como le indicaba el sentimiento y los conocimientos.

-En 1976 publicó la canción Por la unidad latinoamericana donde decía: "Realizaron la labor de desunir nuestras manos y a pesar de ser hermanos nos miramos con temor". No andaba desencaminado...

-(Ríe). Esa es mi respuesta.

-Le ha dedicado muchas canciones a su tierra, a la que define como "una Atenas con vida, una Roma multiplicada, es la más linda del mundo, mi ciudad idolatrada" en Canto a la Habana.

-Es una cosa natural. La gente suele hablar del lugar donde nació porque es la esquina, el barrio, los amigos, la naturaleza, el clima, lo que le abrazó. Todo influye para que tú seas de una manera. Esa manera de ser yo es ser cubano. Yo soy cubano, me siento cubano en mis raíces, en mis sentimientos, en mis pensamientos. Amo mi país por muchas razones. Le debo dedicar muchas canciones. La Habana es una ciudad muy especial a pesar de la ruina en la que permanece porque no ha sido cuidada. Es una ciudad con un embrujo extraordinario, y los cantores le dedican muchas canciones. Es una de las ciudades más bellas del mundo así con todo y lo que es se está cayendo.

-Rilke decía que "la verdadera patria del hombre es la infancia". ¿Agradece ahora que su madre le obligara a cantar desde muy niño?

-Sí, le estoy muy agradecido. En su momento le dediqué a mi madre un disco donde decía que me había obligado a cantar. Tenía un doble sentido: reproche y agradecimiento infinito por haberme inculcado desde niño todo lo que yo iba a ser posteriormente. Ahora, la música y el canto es mi vida. Sé que es un lugar común lo que estoy diciendo, pero es cierto. Cuando el canto embruja a un cantor, cuando la música embruja a un músico, es hasta la muerte. Es definitivo sí. 

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