Rafael Navarro propone una travesía por los dilemas del mundo rural en su nueva novela, 'Planeta invernadero'

Literatura

Rafael Navarro, autor de 'Planeta invernadero'.
Rafael Navarro, autor de 'Planeta invernadero'. / Archivo
María Herrera Sánchez

31 de mayo 2024 - 13:22

Granada/Rafael Navarro de Castro, oriundo de Lorca en 1968, posee una licenciatura en Sociología y un diploma en Extensión y Desarrollo Rural. Su bagaje vital, desde la niñez rodeada de campos agrícolas hasta su posterior traslado a Madrid y finalmente su elección de vida en un pueblo en las faldas de Sierra Nevada, ha impregnado profundamente su producción literaria. Su ópera prima, La tierra desnuda, publicada en 2019, cosechó aplausos tanto de lectores como de críticos, afianzando su reputación como narrador comprometido con las realidades del mundo rural.

En la obra Planeta Invernadero publicada esta primavera -fue presentada esta primavera en la Feria del Libro de Granada y estos días llega a la de Madrid- de mano de la Alianza Editorial, Rafael Navarro de Castro, se introduce al lector en un viaje intrincado a lo largo del año 2019 en el Poniente, una región costera marcada por la presencia dominante de invernaderos y un paisaje invadido por plásticos. El escenario es una localización ficticia, aunque según el propio escritor no es la primera vez que se interpreta como una utopía o con regiones específicas como Almería y su conocido mar de plástico: "Que los lectores puedan relacionar lo acontecido en el libro con una sociedad utópica refleja perfectamente lo que hemos hecho con nuestro planeta y la incapacidad de asumir nuestros errores fatales", comenta desilusionado el autor. Por ello despliega en su obra un abanico de temas candentes que abarcan desde la crisis climática y la industria agroquímica hasta la inmigración clandestina, la violencia de género y la explotación laboral.

La novela sumerge a los lectores en la vida de Sara, una ingeniera agrónoma madrileña en el Poniente, una región dominada por invernaderos. A medida que la narrativa progresa, sumerge al lector en la crisis existencial de Sara, quien, a pesar de su éxito profesional, enfrenta profundas contradicciones respecto a su carrera y al entorno que la rodea. A través de sus relaciones personales, sus interacciones con diversos personajes y sus propias reflexiones, la novela traza un panorama crítico de la sociedad contemporánea.

Un planeta deshumanizado

La obra aborda una variedad de temas, desde el impacto de la industria agroquímica en el medio ambiente y la salud humana hasta la inmigración clandestina y la explotación laboral en el sector agrícola. También explora cuestiones de ciberacoso, misoginia y violencia de género, así como la trata de mujeres, ilustrando cómo estos problemas interconectados influyen en la vida de los personajes.

En particular, la novela pone de relieve la deshumanización inherente a la agricultura industrial, donde la búsqueda del beneficio económico a menudo se antepone al bienestar humano y ambiental. Navarro de Castro destaca la creciente preocupación por el cambio climático y la contaminación química, subrayando la necesidad de repensar los sistemas de producción y consumo. Habla desde su propia experiencia, ya que él mismo decidió personalmente dejar la vida metropolitana por una vida rural, conviviendo con la naturaleza y tratando de vivir siguiendo sus ideología en pro de un mundo mejor y habitable. Considera que tanto en su vida como en el libro la decisión de escapar de la ciudad no es un gesto individualista, todo lo contrario. "Se tejen relaciones interpersonales y se naturaliza una forma de vida basada en la colectividad y fraternidad", afirma el autor.

La narrativa profundiza en las repercusiones devastadoras de la industria agroquímica en el medio ambiente, destacando cómo la agricultura intensiva contribuye a la degradación del suelo, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad. Además, se subraya la creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad imperativa de adoptar prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Planeta invernadero también arroja luz sobre la dura realidad de los inmigrantes que arriesgan sus vidas en busca de oportunidades laborales en países extranjeros. Se explora el tema de la inmigración clandestina desde una perspectiva humana, mostrando las dificultades y peligros que enfrentan los inmigrantes en su búsqueda de una vida mejor. Asimismo, se denuncia la explotación laboral en el sector agrícola, donde los trabajadores migrantes suelen ser víctimas de condiciones laborales precarias y abusivas.

Ciberacoso y misoginia

El escritor aborda de manera cruda y realista el fenómeno del ciberacoso y la misoginia, destacando cómo las mujeres son objeto de ataques y discriminación en línea debido a su género. Se examinan las formas en que el ciberacoso puede tener consecuencias devastadoras para la salud mental y emocional de las víctimas, así como su impacto en la vida cotidiana y las relaciones interpersonales. Además, se explora el tema de la violencia de género, evidenciando cómo las mujeres enfrentan situaciones de abuso y manipulación en diferentes ámbitos de sus vidas.

Relacionado con el anterior punto, también aborda el tema de la trata de mujeres, mostrando cómo son víctimas de explotación sexual y tráfico humano en un contexto global. Se pone de relieve la vulnerabilidad de las mujeres migrantes y cómo son objeto de abuso y violencia por parte de traficantes y explotadores. Además, se cuestiona la falta de protección y apoyo para las víctimas de la trata, así como la necesidad de combatir este flagelo a nivel internacional.

Sobre estos últimos temas revela que ha sido un trabajo especialmente difícil desde su posición como hombre, ya que lo último que quería era abanderarse de una lucha que no le pertenecía. Tras mucho pensarlo y consultarlo con otras mujeres, pertenecieran al sector agrícola o no, decidió dar el paso y con todo el respeto posible dar voz desde su posición a estos temas que desgraciadamente forman parte de la realidad que habita. Además, su discurso está muy inspirado en mujeres que escribieron académicamente sobre el tema y militantes por los derechos laborales en el campo, cuyos discursos y figuras aparecen explícitamente en la propia obra como ejemplo e imagen de la lucha.

El fracaso de la individualidad

Entre los personajes que dan vida a la novela se encuentran Pepa, la aliada de Sara en su búsqueda de nuevas perspectivas; Moha y Ahmed, inmigrantes marroquíes en busca de una vida mejor en España; Irina, víctima de la trata de personas; Cisco, el idealista novio universitario de Sara; Paco, el viejo campesino; Rubén, el hijo adolescente de Pepa; Cristian, el poderoso y manipulador hijo del alcalde; Carmen, la periodista comprometida; y Lola, la amiga universitaria de Sara. A través de estos personajes, Navarro de Castro ofrece una mirada polifónica de la realidad social y ambiental contemporánea, destacando las diversas formas en que las personas se enfrentan y responden a los desafíos de su entorno. Mediante sus historias entrelazadas, el autor invita al lector a reflexionar sobre el papel individual y colectivo en la construcción de un mundo más justo y sostenible.

Planeta Invernadero es una llamada a la reflexión sobre los problemas urgentes que enfrenta la sociedad. A través de la vida de Sara y sus encuentros con una variedad de personajes, la novela en conjunto sirve como vehículo para explorar cuestiones fundamentales relacionadas con la justicia social, los derechos humanos y la ética en un mundo cada vez más interconectado y complejo. El autor invita a los lectores a reflexionar sobre estas problemáticas y considerar cómo pueden contribuir a un cambio positivo en sus comunidades y en el mundo en general.

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