El Royal Ballet de Flandes 'vuela' alto en el Generalife

67 festivaL DE MÚSICA Y DANZA cuarta jornada

La compañía belga clavó sus adaptaciones en clave contemporánea de 'El pájaro de fuego' y 'Fauno'

El programa también incluyó 'Chronicle', la icónica coreografía de Martha Graham

La compañía belga regresó ayer al Generalife 35 años después de su última visita al Festival. / Reportaje Gráfico: Álex Cámara
Isabel Vargas

26 de junio 2018 - 08:30

Después de que Blanca Li y Maria Alexandrova llevarán a escena su atrevido montaje Diosas y Demonias el pasado sábado, el Teatro del Generalife recibió ayer una de las visitas más especiales en todo el Festival: la del Royal Ballet de Flandes. Considerada la compañía más importante de Bélgica, el cuerpo de baile dirigido por Sidi Larbi Cherkaoui se presentó 35 años después de su última actuación en el certamen con un programa de danza clásica pasado por un filtro contemporáneo. A través de él, revisitó con gran maestría técnica grandes obras del repertorio estrenadas en el París novecentista que se unen a la celebración del centenario de las actuaciones de los Ballets Rusos de Diaghilev en Granada, y al centenario de la muerte de Debussy: El pájaro de fuego y Fauno.

El espectáculo arrancó de la mejor manera posible: con la llamativa versión coreográfica del director belga-marroquí de El pájaro de fuego. Estrenado en 1910 con coreografía de Michael Fokine, el ballet con música de Stravinski cambió la historia del arte en occidente. Este montaje, que fue estrenado por el Stuttgart Ballet en 2015, coincidiendo con el nombramiento de Larbi, lo presentó la compañía belga el año pasado en Gante.

En manos de Cherkaoui, el cuento ruso original mutó en un discurso sobre el horror que produce el fuego. El público no pudo resistirse a los sugerentes movimientos de los bailarines mientras una de las artistas emulaba ser el pájaro de fuego (sugestivas telas rojas incluidas).

A través de un juego de luces impecable y con los bailarines rodeados de espejos, el reputado coreógrafo indagó en paralelo la idea de belleza que ofrece el metafórico acto de resurgir de las cenizas como renovación de vida. El tímido aplauso no hizo justicia a la calidad técnica e interpretativa, sumada a la innovadora puesta en escena, de la adaptación de este clásico modernizado.

Tras el intermedio, la compañía vestida de negra llevó a escena Chronicle, un rompedor ballet en tres tiempos de Martha Graham inspirado en uno de los periodos más convulsos de la historia de Europa, el que va de 1914 a 1936. La pieza, que habla de "las consecuencias de la guerra", arrancó la primera ovación de la noche. Brazos en alto (una clara alusión al fascismo), el cuerpo de baile ejecutaba la danza que marcó un antes y un después en la carrera de la propia Graham.

Para Fauno, el coreógrafo belga mantuvo la esencia del ballet creado y protagonizado por Vaslav Nijinsky en 1912, sobre la partitura de Debussy de 1894. El dúo de bailarines formado por Nicola Wills y Philipe Lens exhibieron la naturaleza salvaje del movimiento humano, potenciando así la sensualidad en el paso a dos. El espectáculo se despidió con Debussy hecho carne y una conclusión en la cabeza de algunos: el Royal Ballet de Flandes voló muy alto en el Generalife.

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