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Así ha sido la primera proyección de 'Matar para resucitar', el documental sobre Planta Baja

Así ha sido la primera proyección del documental 'Matar para resucitar'

Así ha sido la primera proyección del documental 'Matar para resucitar'

Tras una breve introducción matinal en la que revelaron algunas de las claves del proyecto, el pasado jueves día 19 de octubre en la productora Septimadirección Audiovisuales estaban de celebración: dos de sus colaboradores, Salvador Díaz y Arturo Beviá, culminaban años de trabajo en el estreno de su documental Matar para resucitar. Una historia musical de la sala Planta Baja. En palabras del propio Salvador, su cinta "surge del amor", un amor incalculable por la que ya figura en los récords como la tercera sala más anciana de España en activo, por sus muchos conciertos y los grupos que han crecido con ella, por los escalones, los recovecos y los camerinos de la mítica Planta Baja.

En un evento coordinado por las entidades patrocinadoras, Fundación Caja Rural Granada y Film In Granada, se reunieron familia, amigos y asiduos al club hasta abarrotar la sala. Las breves palabras que dedicaron las mentes pensantes tras el documental delataban la ternura y mimo con el que habían desarrollado una labor que se remontaría a 2016, cuando el local ardió en llamas por un cortocircuito, convirtiéndose en la excusa perfecta para comenzar el rodaje.

El documental

Los primeros minutos del metraje se dedican a los orígenes de la sala, inicialmente un bar de Obispo Hurtado que no tardaría en convertirse en la sala de eventos y conciertos de la calle Horno de Abad que todos los granadinos alguna vez han visitado. Se recuerda a Marino Martín, Miguel Benlloch y Juan Antonio Peinado, sus fundadores, quienes revelan a través de sus propias palabras los entresijos tras los primeros compases del Planta.

Tras ellos, todo un desfile de estrellas y nombres familiares aparecen para recordar sus anécdotas de juventud apoyados en aquella barra. Banin, de Los Planetas, Marc Ros, de Sidonie, Juan Alberto Martínez, de Niños Mutantes, Soleá Morente... todos conservan alguna memoria -o más de una- a la hora de hablar del sitio en el que siempre han soñado tocar y que al final se ha convertido en su hogar. Hablan también los integrantes de Eskorzo Tony Moreno, Jose Uribe y Pepegu, quienes adquirieron la propiedad hace ya más de una década y han continuado con un legado con el que también guardan una especial conexión.

Lo de Matar para resucitar no es una elección casual para el título: las terroríficas imágenes del local lleno de hollín, devorado por las llamas, así como su posterior demolición e integral reforma son el ejemplo más literal de la metáfora. Como los propios artistas que participan en el documental confiesan, si Planta Baja hubiera cerrado en aquel junio de 2016 hubiera dejado un vacío imposible de llenar en los corazones de muchos granadinos. Contra todo pronóstico, y con la tópica pero inevitable imagen del ave Fénix en sus cabezas, consiguieron voltear las tornas y convertir aquella ruina en los más de cuarenta años que hoy por hoy sigue celebrando la Sala Planta Baja.

Entre vítores y larguísimos aplausos, se despidieron los orgullosos directores de la grada, preparados para la larga travesía que les espera visitando festivales y certámenes con su recién nacido en brazos; preparados también, por supuesto, para volver a casa con algunos trofeos en su maleta.

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