Javier Perianes clausuraba el viernes, en un Auditorio Manuel de Falla repleto, con todas las localidades agotadas, y en su doble faceta de pianista y director, el espacio “directores intérpretes” de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) en torno a los conciertos núm. 9 de Mozart y núm. 3 de Beethoven.

El pianista y la OCG mostraron una rotunda y excelente versión de las dos obras, en la que ha destacado una cuidada sonoridad e intensidad expresiva, con una orquesta siempre a la altura y en un fructífero diálogo con el piano. Un gran concierto que conmovió al público cuyos aplausos se prolongaron durante largos minutos.

El programa originalmente previsto por el onubense Perianes tenía una concepción especialmente bien hilvanada, lógica y sensible, porque los dos conciertos planeados (K 491 de Mozart y op. 37 de Beethoven) tenían evidentes conexiones, desde la dramática tonalidad de Do menor al hecho de que Beethoven profesaba decidida admiración por ese concierto mozartiano.

El cambio del concierto K 491 por el anterior K 271 (1777, nueve años antes, que no son pocos en la corta vida del salzburgués), que ocupa el noveno lugar en el ciclo de 27, no deja, sin embargo, de seguir conectando a los dos genios a través del género de los conciertos para piano.