Violeta Font, Premio Valparaíso de Poesía

“Cuando te reconocen el valor del trabajo hay que vencer el pudor"

  • La poeta onubense licenciada en Literatura Comparada por la UGR ha recibido este fin de semana la distinción que concede la editorial granadina

Violeta Font reside actualmente en Madrid.

Violeta Font reside actualmente en Madrid.

–¿Cómo optó por graduarse en dos materias en principio tan alejadas como Matemáticas y Literatura Comparada?¿Simultaneó sus estudios?

–En principio yo me matriculé en la Licenciatura de Matemáticas, pero desde el primer curso empecé a sentir un desajuste bastante fuerte porque no podía dedicar tiempo a otras cosas que me hacían más feliz y coherente, como la lectura, la escritura o los idiomas. En el cuarto año de Matemáticas fui a Berlín con una beca Erasmus. Todo mi contexto había cambiado pero algo seguía sin funcionar. Al año siguiente cerré expediente en la Facultad de Ciencias y me matriculé en Literaturas Comparadas. Después, entonces sí de forma simultánea, terminé el Grado en Matemáticas, al que había hecho la adaptación.

-¿Por qué de Huelva vino a estudiar a Granada y luego optó por Madrid para realizar un Máster en Crítica y Argumentación Filosófica?

–Granada siempre me ha parecido una ciudad muy atractiva, alternativa, cómoda y llena de estímulos. A Madrid decidí irme por dos razones. En primer lugar, porque después de casi ocho años en Granada sentía que tenía que poner fin a una etapa tan bonita como intensa. Por otro lado, el programa del máster fue el que me pareció más interesante de los que había visto.

–Después del máster se decantó por una tesis sobre poesía española contemporánea. ¿Es un nuevo giro en el currículum académico o está todo hilado? ¿Cree que su formación es ecléctica?

–Sí, mi formación es muy ecléctica, lo que me parece que conlleva muchas ventajas pero también cierta dispersión y falta de solidez en algunos aspectos. Este es mi primer año trabajando en la tesis. Se trata de una propuesta que tiene que evolucionar mucho, pero sí que guarda una relación fuerte con la teoría de la literatura y con la crítica literaria. Es también una propuesta coherente con mi interés por la poesía y por las reflexiones acerca del lenguaje poético que me interpelan y atraviesan.

–¿En qué aspectos de la poesía contemporánea se centran sus investigaciones actuales?

–Como digo, se trata de una investigación que está en sus inicios pero que apunta al estudio de una poética en la que la reflexión sobre el lenguaje es fundamental, alejándonos de una literatura de corte más testimonial o referencial, no porque no me interese la realidad, sino porque creo que, en gran medida, es a través del lenguaje como la ordenamos.

–Su poema Lo que te contagiaron los poetas fue ganador en el Premio Cero de Poesía Joven en 2016. Y en 2017 también fue finalista del III Premio Valparaíso de Poesía, así como del certamen Lanzadera de Artistas organizado por el Ayuntamiento de Madrid. ¿Los premios son la mejor forma de empezar a moverse y darse a conocer?

–Los premios son, indudablemente, una forma muy efectiva de empezar a moverse y darse a conocer. Sin embargo, ni son la única manera posible ni son siempre garantía de calidad. Para mí, esos premios que mencionas han supuesto un estímulo creativo y me han permitido establecer redes muy enriquecedoras a nivel literario y personal. Pero fundamentalmente siento esos premios como una responsabilidad. Cuando a una le reconocen el valor de su trabajo hay que vencer el pudor, las dudas, la inseguridad y la vanidad para poder compartirlo. Y eso es difícil porque significa abrirse y ser vulnerable, pero yo personalmente lo siento como una obligación y una necesidad.

Suave como el peligro será su primer poemario publicado. El jurado de Valparaíso lo califica como un libro “que elige una tradición literaria para reformularla”. ¿Cuál es esa tradición a la que hacen referencia y cómo la reformula? ¿Cuáles son tus referentes en poesía?

–Creo que la tradición que recojo es muy ecléctica y el resultado de dejarme alcanzar por lecturas muy diversas de forma más intuitiva que rigurosamente planificada. En mi opinión como autora, que podría perfectamente diferir de la del jurado, me parece que recojo –y esto es un análisis, como digo, a posteriori y muy incompleto– cierta tradición de la literatura europea moderna muy filtrada no solo por poetas contemporáneos como Leopoldo María Panero o Jaime Gil de Biedma, a través de los cuales me llegan autores como Rimbaud, Mallarmé, Rubén Darío o Lord Byron. También mediante algunas dramaturgas que son referentes para mí, como Sarah Kane o Angélica Liddell, las cuales recuperan de forma muy potente el teatro del absurdo de Samuel Beckett o el teatro de la crueldad de Artaud y su poética. Hay también una presencia clara de la poesía y ensayos de José Ángel Valente y de Claudio Rodríguez, y, por tanto, existe influencia de la poesía mística, que combina de forma muy poderosa la carnalidad con la espiritualidad. Todo esto alternado con referencias, más o menos explícitas, a Pink Floyd, los Smiths, Blade Runner y otros elementos más populares, no por pretensión culturalista, que también, sino porque verdaderamente creo que son contenidos que tienen un gran potencial poético.

–Aún no ha sido publicado, ¿cómo se estructura este poemario?

–El poemario, que incluye poemas escritos de 2016 a 2018, está dividido en siete partes: seis secciones encabezadas por diferentes símbolos y un breve poema final. Podría distinguir entre un primer bloque más involucrado en un aspecto más sugestivo y trascendental, ligeramente esotérico, del lenguaje. Un segundo bloque se alinea en torno a esta idea, tan propia de la familia Panero, del “fin de raza”, de la extinción del árbol familiar. Después encontramos un bloque más puro, que para mí tiene que ver con una idea de estructura. También hay un bloque de poemas de des/amor y un conjunto de poemas muy influidos por la ciencia-ficción y por las problemáticas que esta plantea. Finalmente, hay un trío final muy vinculado a la infancia y a la condición de ser leída como mujer, que antecede al último poema. En cualquier caso, los temas que atraviesan a todos ellos son el amor, la vida y la muerte, la dificultad del lenguaje y de la comunicación, la nostalgia ante la infancia.

-¿Está trabajando en alguna otra obra? 

–No, estoy escribiendo muchas cartas y pequeños fragmentos, pero no tengo nada estructurado en mente.

-¿Cuál es su meta como escritora?

–No tengo una meta final. A corto plazo, me gustaría organizarme para poder escribir más y mejor, para ser más precisa en la escritura y para controlar mejor la estructura del poema, el ritmo y la métrica. Me queda mucho por aprender.

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