El Museo de Bellas Artes de Sevilla cuenta con una visita especial: la Virgen del Rosario, de Zurbarán. Pintada a mediados del siglo XVII, llega a Granada procedente del Museo de Bellas Artes de Sevilla dentro del programa Los Museos Viajan, una iniciativa pionera de la Junta de Andalucía. "Se trata de que las piezas más singulares de los museos de Andalucía vayan a los museos de otras provincias para acercar lo más valioso de nuestro patrimonio a la ciudadanía", explicaba ayer la delegada de Educación, Cultura y Deporte, Ana Gámez, que acudió a recibir a la obra de Zurbarán.

"Este programa se plantea como una oferta diversificadora para dar a conocer la gran riqueza patrimonial que existe en nuestros museos", explicó Gámez. "El objetivo es hacer que este patrimonio cultural sea accesible mediante la política de colaboración entre las distintas instituciones".

Asimismo, manifestó que "es una buena práctica que hace visibles los museos de las otras provincias y redescubre también el museo de su localidad a los ciudadanos, ya que al sentirse atraídos por conocer una obra de otra provincia se vuelven a acercar al de la suya".

La pieza de Zurbarán, que podrá admirarse hasta el 16 de diciembre de 2013, es una de las obras de plenitud del pintor nacido en Fuente de Cantos, realizada para el hospital sevillano de la Cinco Llagas en la etapa de madurez creativa del artista, caracterizada por su variado y valiente cromatismo, así como, por la mirada interior en la que están sumidos los personajes.

Expuesta junto a la Virgen del lucero, de Alonso Cano, da la oportunidad de confrontar los estilos de dos de los maestros más relevantes del Barroco andaluz y de comparar las características estilísticas de las llamadas escuelas sevillana y granadina. "Nos decantamos por esta obra de Zurbarán porque nos servía para vincularla con otra obra contemporánea, la de Alonso Cano. Así se ponen en valor dos realidades de esa Andalucía barroca, porque aunque sean coetáneas responden a dos maneras de entender la pintura, con un trasfondo distinto y formas de hacer diferentes", explicaba ayer Ricardo Tenorio, director del Museo de Bellas Artes de Granada.

Ambas obras responden al tipo de la virgen en majestad, aunque el granadino la plasma mediante una dulce y humana idealidad, con una pincelada etérea y atmosférica, mientras las figuras de Zurbarán son de una verídica rotundidad, construidas con una pincelada densa y consistente, y se expresan de forma más hierática.

Zurbarán, una de las figuras más relevantes de la escuela pictórica barroca sevillana (junto a Velázquez y Murillo), representa en esta obra la advocación de la Virgen del Rosario que tuvo una gran devoción a partir de la Batalla de Lepanto en 1571, gracias a la difusión que realizó de ella la orden de los dominicos. Desarrolla este modelo iconográfico mostrando a la Virgen como una madonna en majestad sosteniendo al Niño con una mano y con la otra su principal atributo: el rosario. Su hijo, de pie y bendiciendo, porta una rama de olivo con forma de cruz que simboliza la paz de Dios. Aparecen, ambos, en un vaporoso ámbito celeste, entronizados en un nube y coronados por un nimbo de etéreos querubines.

Pero este nuevo programa de Los Museos Viajan gira en dos grandes bloques: uno es el de La obra invitada y otro el de Exposiciones temporales. Dentro de este último se encuadra la muestra que actualmente acoge el Museo de Bellas Artes de Granada y que termina este fin de semana, la exposición Moreno Villa. Una colección inesperada, procedente del Museo de Málaga. "Ahora hay dos motivos extras para visitar el Bellas Artes de Sevilla", recordó ayer la delegada.

En correspondencia al préstamo de la obra de Zurbarán, el Tríptico del Gran Capitán de los fondos del museo granadino viaja para ser expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Otra de las obras que viajarán de aquí será la Cabeza de San Juan de Dios de Alonso Cano. Y del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla se cederá la pieza Muñeca alemana autómata del siglo XIX a la Casa de los Tiros, que a su vez enviará dos piezas a otros museos: el Plato de las lunas, de Manuel Ángeles Ortíz, al Arqueológico de Córdoba; y el dibujo de Lorca, El Beso, que está ya en el Bellas Artes de Córdoba.