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Más allá de la memoria

  • Lleno en el Generalife para asistir al estreno de 'Universo Morente', el primer homenaje en Granada al cantaor. El espectáculo reunió a más de setenta figuras del flamenco granadino.

A Enrique Morente no se le recuerda: se le siente. Y es que la palabra recordar difícilmente define un gesto tan inconsciente como mirar hacia dentro, donde sólo rige el instinto y la sangre. Así lo probaron anoche los 70 artistas que, en los jardines del Generalife, desplegaron con gracia natural una herencia poderosamente inscrita en sus voces y manos. Y es que el flamenco granadino proclamó a voz en grito su deuda y, sobre todo, su amor por el Ronco del Albaicín. Con la furiosa alegría de los que celebran un milagro.

En el ambiente latía el presagio de una noche histórica. La semipenumbra del escenario y la coqueta indecisión del viento auguraban, ya desde el inicio, la intensidad de la velada: el primer homenaje a Enrique Morente en la ciudad tras su fallecimiento en 2010. El acto fue concebido por la hija mayor de los Morente, Estrella, que quiso reunir en la cuna natal de su padre a todos los amigos con quienes el cantaor compartió momentos y proyectos. La excepcionalidad del evento llenó, como era de esperar, el aforo del Generalife. Una puesta en escena austera para resaltar la figura del protagonista de la noche, presente en el recuerdo de los espectadores, pero también a través de las numerosas proyecciones del cantaor que acompañaron las actuaciones.

Graná canta, toca y baila a Enrique Morente rompió el silencio con los versos de Curro Albayzín, que prendió la mecha emocional de una noche que también recorrió la historia del flamenco reciente y de raíz granadina. "Pero tú no te has muerto del todo. Enrique Morente, tú eres en el arte la columna del templo de Salomón", afirmó el artista con voz firme, como desafiando a la muerte.

A partir de entonces, el escenario se llenó de una veintena de artistas que trasladaron el espíritu de las cuevas del Sacromonte al Teatro del Generalife, convirtiendo sus jardines en marco del júbilo y la algarabía con el sabor más tradicional. La Salvaora, Raimundo Heredia, La Porrona, Rocío Vargas, Lucía Garrido, Lola Fernández, Isa Vega y Estrella Rubio bailaron al ritmo de las voces de Amparo Heredia 'La Repompilla', José Fernández y Rafi Heredia, Sara Heredia y Reyes Heredia. Antonio 'El Chonico', Manuel de la Loles y Manuel Fernández fueron los guitarristas de una obra que inauguró el espíritu más luminoso de este encuentro entre artistas bajo la dirección de Juan Andrés Maya.

La segunda pieza de la noche vino de la mano de la bailaora Tatiana Garrido, que desde su hipnótica bata de cola vistió el escenario de blanco con una propuesta titulada Alma Morente. Acompañada por los versos de su madre, Mariquilla, así como la percusión de José Manuel Cañizares y la guitarra de Luis Mariano Garrido, la bailaora devolvió al Generalife el pálpito del mítico 'tablao' flamenco Neptuno, médula del cante y el baile en la ciudad durante los años ochenta. Además, la bailaora diseñó para la ocasión un espectáculo que fue también un encuentro entre tradición y modernidad: remitiendo al legado del Morente y su gusto por ampliar los horizontes del género, Alma Morente combinó el cante de Esther Crisol, Marta 'la Niña', Elisabeth Yañez y Estefanía Yañez con la intervención de un coro femenino de góspel. Vestidas de blanco, las cantaoras hicieron vibrar el Generalife a golpe de zapateo y armonías vocales en el que sin duda fue uno de los momentos con mayor emoción del evento.

La bailaora Fuensanta 'La Moneta' fue la responsable de la siguiente parada de la noche, que junto al cante de Marta García 'La Niña', Alicia Morales y Tomás García fijó la huella de la nueva ola del flamenco en la ciudad, con una cuidada puesta en escena que reunió a más de una decena de artistas en torno a la Alhambra. La pieza, que reunió guitarras, percusión y la colaboración del Laboratorio Coreográfico de Flamenco Urbano, reencontró en un mismo espacio la versión más 'jonda' del género junto a una propuesta que recordó a Enrique Morente en su versión más fresca e innovadora.

Amparo Heredia 'La Repompilla' se arrancó junto al piano de Ángel López por seguiriyas, evocando con orgullosa rotura el lado más doloroso y esencial del flamenco. Joni Cortés, por su parte, cantó los Tientos griegos de Morente junto al palpitante cajón de José Antonio Sánchez Carmona. Iván Vargas y Alba Heredia bailaron al ritmo de las Alegrías de Enrique, seguidas de las Granaínas de Pedro 'el Granaíno'. Por su parte, Juan Andrés Maya bailó con Generalife como telón de fondo: un himno a la belleza del enclave que adquirió un significado conmovedor durante la noche.

El desenlace del homenaje vino de la mano de los hijos de Enrique: Estrella, Soléa y José Enrique Morente. Los tres hijos del cantaor desarmaron a la audiencia en lo que fue un ejercicio de entrega y rabiosa sinceridad. Progresivamente, los hermanos se cedieron el turno a la hora de cantar a su padre alrededor de un silencio ceremonial, que estremeció a los asistentes hasta que la propia interpretación desbordó al público y a los propios Morente. Montoyita, Ángel Gabarre, El Popo, Jalal Chekara y Antonio Carbonell acompañaron a la familia Morente-Carbonell en este histórico encuentro en el que, como una cicatriz de guerra, Granada exhibió la huella del cantaor en cada uno de sus gestos y celebró con alegría su gratitud hacia el genio del Albaicín.

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