Novedad editorial

'La ciudad constelada' de Francisco Acuyo

Una de las fotografías de Alejandro Martínez que ilustran 'La ciudad constelada'.

Una de las fotografías de Alejandro Martínez que ilustran 'La ciudad constelada'.

La ciudad constelada es el último trabajo literario de Francisco Acuyo, un conjunto de textos líricos acompañados, en esta ocasión, por una serie de “estampas fotográficas”, de Alejandro Martínez, que ilustran, sugieren y completan una palabra poética con la que, al unísono, se demoran en la contemplación del hombre, del mundo y de la noche estrellada.

Francisco Acuyo vuelve sobre un tema tratado como autor y editor. Francisco Acuyo vuelve sobre un tema tratado como autor y editor.

Francisco Acuyo vuelve sobre un tema tratado como autor y editor.

El tema

El tema que nos propone Acuyo en estas páginas no es nuevo, ni en sus libros anteriores, siempre llenos de referencias al firmamento, a los astros, al cielo y a la noche como materia poética, ni a los que ha publicado en su larga carrera como editor. Baste recordar ahora el volumen aparecido en 1999, una antología de textos de Elena Martín Vivaldi, recopilados por José Espada en colaboración con el poeta Antonio Carvajal y con prólogo, El tiempo en la palabra, del propio Acuyo, que llevaba el sugerente título de Distinta noche y en el que se recogen algunas reflexiones de Trina Mercader sobre la poeta granadina, de alguno de cuyos fragmentos podríamos apropiarnos para aplicarlo analógicamente a La Ciudad Constelada: “Hay como una inmersión cósmica de la que se vuelve cargada de esencias”.

En 2013 aparecieron, también bajo su cuidado, otros dos volúmenes, La luna en verso, una antología de poetas contemporáneos que se ocupaban de la luna y de la noche como imágenes recurrentes y en cuyas palabras preliminares, Francisco Acuyo nos adelanta parte de sus propósitos con este libro: la reflexión sobre la noche como fuente de indagación en lo que se intuye, como representación de lo otro no conocido, como motor de la creatividad y como símbolo de la indeterminación tal como ya habían hecho, nos recuerda, poetas como Novalis, San Juan de la Cruz, Federico García Lorca, Lope de Vega o Leopardi; y En el corazón de la noche, otra selección de poemas de Martín Vivaldi, esta vez preparada por el mismo Acuyo en cuyo estudio el poeta nos propone algunas de las reflexiones que anteceden a los poemas de La ciudad constelada: "Hay otras inquietudes que participan de la realidad del mundo consciente que me inclinan también hacia la necesaria indagación de factores e incidencias manifiestas en la psique, (o alma o espíritu… o como quiera demoninársele) que, a mi juicio, son tan reales y eficientes como la materia misma, (…) la belleza y su concepción y percepción universal de toda criatura que tiene o aspira a tener conciencia…”.

Para Acuyo, sólo la vivencia de lo bello es real, al margen de quién o cómo se mire y cuya espontaneidad está más allá del tiempo. Esta posición, ¿podríamos llamarla mística?, de desasirse de lo vivido bajo una noche, que actúa como vacío silenciador y que empuja a la aprehensión de la conciencia y al ejercicio de la creación, es el germen de los textos de su ciudad poética en donde siempre hay espacio para intuir lo trascendente.

Partes

Y, así, articulados en dos partes, El tiempo constelado y La Ciudad constelada, los poemas de Francisco Acuyo, sostenidos sobre el impecable ritmo del endecasílabo y de su innegable conocimiento de la retórica y las imágenes de Alejandro Martínez, alarde expresivo del tratamiento de la luz y de la perspectiva, establecen un juego de analogías y de evocaciones sobre los temas propuestos en la introducción: el cielo como espejo de la conciencia, el tiempo de cuya existencia puede dudarse, como memoria, las correspondencias entre el mundo humano y el constelado, el símbolo de la ciudad en ruinas, desolada, el mito, la confusión del espíritu y la estrella, el jardín sideral, la geometría y el número…

En el estudio sobre Martín Vivaldi, citado anteriormente, Acuyo escribe: “Una de sus manifestaciones nocturnas más fascinantes es la de la noche como ventana, abierta, iluminada, no obstante, de la oscuridad inicial de lo que la rodea”. ¿Será casual que La Ciudad constelada se cierre con una imagen en la que dos figuras se proyectan desde la sombra del interior de una habitación hacia la luz del mundo?

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios