Entrevista Fernando Alfaro | Cantante

"Del hambre y la necesidad han salido obras maestras a lo largo de la historia"

  • El músico actuará este viernes en el Centro CajaGranada junto a Antonio Arias en un espectáculo muy personal donde repasarán sus carreras, ajenas al mercado y las modas

El cantante, músico y compositor Fernando Alfaro (Albacete, 1963), en una imagen promocional.

El cantante, músico y compositor Fernando Alfaro (Albacete, 1963), en una imagen promocional. / G. H.

De pequeño quería ser un astro del balón, pero al final se decantó por la música. Fernando Alfaro (Albacete, 1963) se veía de mayor siendo tan alto como la luna y con una guitarra en la mano cual cantautor. Sólo lo segundo se cumplió después de mucho esfuerzo en el desierto musical de Albacete y tras aprender a tocar punk con una guitarra acústica. "Al final vas orientando tus pasos hacia eso. Aprendes a tocar, escribes canciones", resumen el humilde artista amante de Leonard Cohen, Peter Gabriel, Simon and Garfunkel y el punk. Su grupo Surfin' Bichos se ha convertido con el tiempo en el nexo de unión del pop granadino. Ahora surfea solo en la cresta de la ola de la música popular, publicando relatos y con un disco nuevo como Chucho (su proyecto en solitario tras Surfin'). Este viernes actuará junto al cantante granadino Antonio Arias en el Centro CajaGranada con motivo del ciclo Conciertos en la Cuarta Fase. Será un encuentro muy íntimo y personal donde repasarán sus carreras, ajenas al mercado y a las modas.

-¿Cómo ha pasado estos meses confinado?

-En una soledad absoluta. Me vine a pasar un tiempo a la casa familiar en un pueblo de la sierra albaceteña porque tenía que escribir algunos encargos. Buscaba tranquilidad. Me parecía buena idea venirme aquí a aislarme. Contaba con tener mis conciertos los fines de semana. Al mes de llegar pasó todo esto.

-¿No le parece grave que se diera por hecho que en plena pandemia un artista debiera hacer cosas productivas o estar inspirado?

-Eso no funciona así. Por mucho que tengas tiempo necesitas un mínimo de paz espiritual o psicológica. Recuerdo que mucha gente me decía que le costaba concentrarse incluso para leer un libro. Imagínate para escribir una canción o lo que fuera. Yo escribí un relato porque me corría prisa. Mi idea era sacarlo a la vez que el disco nuevo de Chucho, que se retrasó tres meses finalmente. Esa obligación me vino muy bien hasta que lo terminé. Estaba rayado pero ocupado. Al acabar me quedé súper vacío y súper solo. Sólo salía una vez a la semana para ir a la tienda. Con la careta (como llaman aquí a la mascarilla) puesta.

-Decía en una entrevista reciente que "peligra la propia posibilidad de hacer música". ¿Los músicos alternativos en este país siempre lo habéis tenido difícil para salir adelante, no? Con o sin virus.

-Sí. Suena crudo como la realidad. En las distintas épocas ha habido distintos marrones y obstáculos enormes que sortear. El problema es que últimamente se han juntado muchos. Con la pandemia viene a llover sobre mojado. Complica más lo que ya de por sí era difícil. Pero al final siempre sales adelante. ¿Cómo? Hierba mala nunca muere. Te buscas la vida. Las condiciones materiales sí que te permiten dedicarte a cosas creativas sin preocuparte si vas a tener éxito, si vas vender o si vas a poder comer. A las vez hay otro efecto más potente que ese. Del hambre han salido obras maestras brutales a lo largo de la historia. Hay miles. Arte salido de la necesidad, condicionado por el dinero o hecho por encargo como El Quijote o la música que hacía Henry Mancini. No tengo una postura moral sobre esto. Simplemente hay que tener cosas que contar.

-Actúa en Granada junto a Antonio Arias. ¿Qué ha descubierto del cantante granadino tras crear este espectáculo tan íntimo?

-Al conocerlo me pasó lo mismo que cuando me asomé al Gran Cañón del Colorado. Es una especie de descubrimiento inmenso. Estoy aprendiendo mucho sobre él. Antonio es un maestro. Los dos disfrutamos de los encuentros. Lo planteamos como si fuera el primero.

-Ojalá siempre primeras veces una y otra vez.

-Exactamente es eso. Está guay porque uno se lo termina creyendo. Cada día que lo hacemos es fresco y diferente. Eso con Antonio es muy fácil porque es un tío con mucha riqueza interior.

-En su último trabajo como Chucho habla en la canción Yoga love de "putos trabajos entre precariado y voluntariado, con la tragedia a medio poner". ¿Por qué en este país se ha hablado tan poco de explotación laboral y tanto de amor y desamor en el pop?

-Forma parte de lo mismo en el fondo. Voy a intentar explicarlo. Tengo una teoría. Cuando es una canción de amor, si es real y no el típico chascarrillo pop de quien no está enamorado, y transmite. Ese amor que te transmite es el que te hace estar luego sensible o acercarte a la gente que tiene un trabajo de mierda y está pasándolo mal o la echan de su casa. Toda la música con poso verdadero termina siendo política. Hace un tiempo me gustaba U2, pero cuando empezaron con su rollo mesiánico de decirle a la gente lo que tenía que hacer... Eso a mí me da alergia. He huido de eso. Uno de mis grupos favoritos ha sido The Clash. Ese cierto punto de mensaje demasiado explícito me chirriaba un poquito. A ellos se les perdonaba.

-Ahora el indie es lo mainstream, lo que se escucha en los grandes festivales de masas. ¿Qué opina?

-Nosotros cuando empezábamos la palabra indie no existía. Mainstream e indie. No tiene sentido. Es un contrasentido que se da continuamente en los carteles de los festivales. En mis primeros años en la música lo habitual era que aparecieran grupos creados para sonar en radiofórmula. Pop rock de radiofórmula. Ahora es lo mismo, sólo que orientado a festivales. Es música de festivales. Yo no lo considero indie. No tengo nada en contra de estos grupos. Simplemente no me interesan. Es lógico. Hablamos de festivales donde la gente va a socializar y a ponerse ciega. Está bien que haya una musiquilla más o menos bailable de fondo.

-Es usted súper futbolero. ¿Ahora que Zidane está teniendo éxito con el Madrid todavía siente nostalgia por la etapa con Mourinho?

-Soy del Madrid y del Albacete. No me escondo. Yo era muy mourinhista por llevar la contraria. Veía que necesitaba en el Madrid alguien así y que destruyera el status quo generalizado.

-Claro, no se puede ser del Madrid y de izquierdas...

-Eso es una gilipollez como una catedral. El equipo del régimen era el Atlético de Madrid. Se llamaba Club Aviación Nacional.

-Es como cuando hablan de que un artista no puede ser de derechas. Mira Julio Iglesias.

-(Ríe). Es mentira. Está la historia llena de artistas que son y fueron de derechas. No tiene nada que ver.

-Los chanantes, José Mota. ¿Qué os dan de comer en La Mancha para que salgan tanto humoristas buenos?

-Supongo que será el propio entorno tan hosco y la climatología durilla. Por tradición supongo...

-Surfin' Bichos casi aparece en Amanece que no es poco. ¿Se arrepienten? ¿Qué huella le ha dejado Cuerda?

-Llevo tirándome de los pelos desde entonces por haber perdido la oportunidad de aparecer en esa película, de la que luego nos hicimos fans acérrimos. Yo lamenté mucho su muerte. Además, era familiar mío muy lejano. Lo sentía como propio. Me gustaba su mundo y cómo escribía. Era buen cineasta, y buen escritor de película y de historias. Su humor amargo es una de las cosas que siento cercanas.

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