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El flamenco abraza a Morente

  • El Teatro del Generalife acoge esta noche el estreno de 'Universo Morente' Juan Andrés Maya, Tatiana Garrido, Juan Pinilla o Habichuela Nieto recuerdan la grandeza del cantaor

Contaba el propio Morente que su madre, al dar a luz, se puso frente a la Torre de la Vela. Así insinuaba el cantaor su incurable vínculo con la Alhambra y sus rincones, a los que siempre cantó en clave de aguardiente. Esta noche comienza Universo Morente: la constelación escénica que, más que un homenaje oficial, es un encuentro entre grandes amigos. Estrella, Soleá y José Enrique Morente participan también en el espectáculo, tan cerca como siempre de la obra de su padre. Esta noche el flamenco canta, toca y baila la memoria del cantaor en un espectáculo firmado por Juan Andrés Maya y que reunirá a artistas como Tatiana Garrido, Fuensanta 'La Moneta', Curro Albayzín o Alba Heredia. Mañana tendrá lugar la segunda velada flamenca en el Teatro Alhambra, en la que se darán cita figuras como Juan Pinilla, Antonio 'el Colorao' o Juan Habichuela Nieto.

La hermana mayor de los Morente, Estrella, fue la responsable de este proyecto. Según Juan Andrés Maya, "aunque ya se había hecho un homenaje póstumo a Morente en Madrid, Estrella tenía la 'espinita' de hacerle algo a su padre en Granada. Ella quería que participara gente que, aunque no supiera bailar, compartiera algo con Enrique. Todos, de alguna manera, hemos estado en su vida: ya sea colaborando juntos en proyectos o viviendo codo con codo en Granada". El bailaor, que interpretará una zambra del Sacromonte, ha dejado libre cátedra a grandes nombres del flamenco de la ciudad para que "hicieran algo inspirados en el enorme legado de Morente". Maya apunta también la singularidad de este homenaje "no convencional pero hecho desde el corazón. Es un espectáculo con muchísimos matices, colores y variedad, pero no está pensado para que nos luzcamos. Sólo pretendemos recordarle, cantarle y agradecerle lo que le debemos", afirma.

Precisamente, aquellos que rodearon al maestro albergan valiosísimos recuerdos sobre él. Juan Andrés Maya evoca con cariño la llaneza natural de Enrique: "En cuanto llegaba a Granada se ponía unas chanclas y se venía al Albaicín con todos nosotros. Recuerdo verle en el bar Aliatar, charlando y animando a todo el mundo a sentarse con él. Él, como todos los genios, era tremendamente humilde. Lo mismo le encontrabas charlando con un hippie en el Albaicín o en el Alhambra Palace desayunando con Leonard Cohen".

El guitarrista Juan Habichuela Nieto declara abiertamente su deuda con el cantaor: "Recuerdo subir todos los días del colegio y ponerme a tocar en la ventana de Enrique, siempre dispuesto a escucharme. Un día pasó por mi casa y me dijo: "Vámonos a Nueva York". Entonces yo tenía 16 años y di mi primer salto musical con él. Fue el viaje más emocionante que tuve: él me brindó la mayor oportunidad que podían darme".

El cantaor Juan Pinilla recuerda el encuentro de ambos en un festival de poesía hace unos años: "Eran ya las dos o tres de la mañana, y Enrique y yo tomábamos algo con poetas y músicos como Miguel Ríos, Lapido o Luis García Montero. Cuando ya era muy tarde se marcharon los poetas. En segundo lugar, se fueron los rockeros. Finalmente nos quedamos solos Enrique, su guitarrista, el camarero y yo. Nos reímos y charlamos hasta las seis de la mañana. En un momento dado Enrique se giró, nos miró y nos dijo: "Desde luego, los flamencos no tenemos remedio". Los que pudimos estar cerca de él tenemos miles de anécdotas de ese Morente íntimo y absolutamente flamenco. Él era flamenco las 24 horas al día", asegura.

La familiaridad entre el cantaor y los artistas que le cantan es tan evidente que sobran los protocolos. "Para nosotros no es un homenaje, sino el encuentro de la gente que le queríamos", confiesa la bailaora Tatiana Garrido. Juan Pinilla suscribe la opinión de la hija de Mariquilla al sostener que "desde el flamenco no se tiene la espina de no haber reconocido a Morente en vida, aunque se nos fuera tan de repente. Él era el genio que teníamos cerca, el maestro al que podíamos preguntarle cualquier cosa por la calle. Fue un privilegio para los artistas granadinos". El flamenco, así, reconoce orgullosamente su deuda con el cantaor: "Enrique situó el flamenco en un lugar desde el que todos nos estamos beneficiando: lo ennobleció. Él fue el revolucionario estético del flamenco y un paradigma de la dignidad de ese arte", sostiene Pinilla.

Por encima del aspecto artístico, sus cercanos no dudan en reconocer su humanidad. "Enrique era tan humilde que hasta se olvidaba de que era cantaor. Su enorme mérito como persona le engrandecía como artista", afirma Habichuela Nieto. "Siempre estuvo dispuesto a dedicar tiempo y cariño a todo el mundo, fuera quien fuera. Enrique se entregó a los suyos y nosotros vamos a hacer lo mismo: vamos a regalar nuestro arte, en el que ya está incluida su forma de sentir el flamenco", sostiene Garrido.

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