El José Manuel Cano más íntimo y melancólico evoca a su padre
Fue concierto con el que se hizo un recorrido por las obras de Manuel Cano en una velada muy emotiva
José Manuel Cano: "El flamenco es un arte que se aprende directamente del vis-a-vis"
La Peña La Platería acogió un concierto emotivo a cargo de José Manuel Cano Robles, hijo del guitarrista granadino Manuel Cano Tamayo, en el marco de IX Festival de la Guitarra. El recital formó parte de los actos conmemorativos del centenario del nacimiento de Manuel Cano, un referente esencial del toque del flamenco.
Bajo el título Toques del Maestro Manuel Cano, el guitarrista interpretó una selección de obras vinculadas al legado paterno. Devolvió el sonido al espacio que también fue su casa artística, La Platería. Para José Manuel Cano, socio de La Platería desde los 12 años, este espacio tiene un valor muy personal, considerándolo como su propio hogar. Esto añadió un carácter íntimo y especial a la actuación.
Otro de los momentos destacados de la noche fue el uso del instrumento original de Manuel Cano. Tocó con la guitarra original de su padre durante todo el recital. Este instrumento, construido por su amigo y lutier Antonio Marín, acompañó al maestro en muchos conciertos y fue utilizado en la grabación de 1979, durante el cierre del Festival Internacional de Música y Danza de Granada en el Palacio de Carlos V. "Este instrumento ayudó a revivir el sonido de Manuel Cano en manos de su hijo", destacó el director del Festival de la Guitarra, Vicente Coves.
Recuerdos en escena
El programa se abrió con la intervención del rapsoda, poeta y Catedrático de Literatura Luis de la Rosa Fernández, quien recitó una elegía de escrita por Manuel Benítez Carrasco tras la muerte de su amigo del alma, Manuel Cano, a quien evocaba como "Campanero Mayor de Granada".
José Manuel Cano planteó el recital como un recorrido por la música de su padre, interpretando piezas de distintas épocas y discos. Entre ellas, ofreció una selección de su Suite Flamenca, con unas granaínas muy personales y una zambra marcada por el sello inconfundible de su labor como compositor. También interpretó fragmentos de las Canciones Populares de Federico García Lorca, como En el café de Chinitas, que su padre adaptó al lenguaje flamenco. Manuel Cano fue, de hecho, uno de los primeros en llevar la obra de Lorca al ámbito discográfico.
Recordando a su padre, el músico comentó que "en su época el flamenco no era como ahora". "Mi padre no era solo un guitarrista serio, sino que sobre todo era un guitarrista sensible y romántico", comentó el músico.
"Yo tuve la suerte de, desde muy niño, estar a su lado. Me sirvió esto como la enseñanza absoluta verlo tocar, verlo ensayar, verlo compartir música con otros artistas. Nunca me enseñó ni una nota directamente, porque yo tenía un miedo terrible a tocar delante de él, una vergüenza absoluta. Pero toda esa enseñanza la recibí al observar, al escuchar, al vivir la música con tantos y tantos intérpretes que pasaban por mi casa. Eso fue lo que me hizo tener el amor por la guitarra y querer hacer cosas con ella", dijo José Manuel Cano.
El concierto transcurrió con un tono íntimo y ligeramente melancólico, cargado de recuerdos. José Manuel Cano no solo recordó el centenario del nacimiento de su padre, sino también los 35 años de su fallecimiento, ocurrido de forma prematura. A lo largo del recital evocó su memoria con emoción contenida, y dedicó una taranta especialmente a su madre, fallecida hace algunos años. Era un gesto de homenaje familiar que marcó uno de los momentos más personales de la noche.
"Yo llamo esta taranta Íntima donde intento expresar todo eso en el ritmo, porque este palo lo permite por su estructura y carácter", comentó José Manuel Cano. Pero también los profundos recuerdos personales y las emociones hicieron que, como confesó el guitarrista, este concierto le resultara especialmente difícil en el plano emocional.
Un cierre luminoso
Tras un recital marcado por la emoción y el recuerdo, José Manuel Cano quiso cerrar la noche con un tono más alegre, interpretando una pieza por bulerías “para levantar un poco el ánimo”, como dijo él mismo. Durante los bises, volvió a invitar al escenario al poeta Luis de la Rosa para revivir, de forma simbólica, los Diálogos que su padre solía compartir con el poeta Manuel Benítez Carrasco.
“Vamos a hacer algo que hace muchísimo tiempo no se hace: compartir un recuerdo entre Luis y yo. Recuperaremos lo que Manuel Benítez y mi padre llamaban Diálogos. Vamos a tocar, vamos a hacer las soleás, hablando. Yo le voy a tocar a él como si fuera un cantaor flamenco, y él me va a responder recitando una serie de poemas”, explicó José Manuel Cano, dando paso a uno de los momentos más íntimos del recital.
El evento fue más que un concierto de guitarra flamenca. Fue un encuentro íntimo y familiar. Entre el público se encontraban numerosos miembros de la familia de José Manuel Cano, así como amigos y compañeros del músico, que quisieron acompañarlo en este homenaje. El recital recordó el papel fundamental que Manuel Cano desempeñó en la historia y enseñanza del flamenco.
El concierto confirmó que el legado del maestro Manuel Cano sigue vivo en las manos y el corazón de su hijo, quien ha dedicado su vida a dos grandes causas. Por un lado, su vocación médica, a la que ha entregado décadas de servicio, y por otro, la misión personal de preservar viva la memoria de su padre. Una tarea nada fácil, ya que la profesión médica exige una enorme dedicación. Aun así, José Manuel Cano siempre ha sabido encontrar tiempo para cultivar su talento artístico y seguir desarrollándose como guitarrista, sin abandonar nunca esa doble fidelidad: a la ciencia y al arte.
También te puede interesar