La obra gráfica de Guerrero llega hasta la Alhambra

El Museo de Bellas Artes acogerá hasta el 8 de abril una selección con lo mejor de esta faceta de la producción del pintor granadino que pudo verse en Madrid recientemente

La muestra se inauguró ayer en el Museo de Bellas Artes de la Alhambra.
Belén Rico

Granada, 28 de febrero 2018 - 09:05

La obra gráfica de los pintores es importante porque señala en buena medida la conexión de sus autores con determinados movimientos artísticos y con determinadas reivindicaciones sociales y política pero, en muchas ocasiones, queda relegada cuando no injustamente olvidada. A principios de la pasada década, hacia el 2002, se inició el trabajo para publicar un catálogo razonado de José Guerrero, que finalmente vio la luz en 2007. Sin embargo, el volumen dejaba fuera toda su obra gráfica. "Eso quedó como una asignatura pendiente que el año pasado queríamos cubrir con el catálogo razonado de este apartado", explica el director del Centro José Guerrero, Francisco Baena, quien señala que la investigadora Elena Díaz había realizado hacía años un estudio para su Grado de Bellas Artes sobre esta faceta de la producción del pintor granadino. "Hubo un intento de publicación por parte de una editorial, pero al final no pudo ser y se quedó a la espera de mejor ocasión, que llegó el año pasado. Desde el Centro quisimos recuperar esa pata que faltaba para completar la catalogación de la obra de Guerrero y nos pusimos en contacto con Elena Díaz", cuenta Baena sobre el origen de la muestra que desde ayer hasta el próximo 8 de abril puede verse en la sala de exposiciones temporales Museo de Bellas Artes de Granada.

El enlace entre ese catalogo razonado de la obra gráfica y la muestra está en la visita que realizó Jordi Teixedor al Centro José Guerrero para impartir una conferencia. "Cuando conoció el proyecto del catálogo se interesó mucho y ofreció la posibilidad de realizar una exposición en la sede de la Calcografía Nacional, que pertenece a la Academia de San Fernando. A nosotros nos entusiasmó la idea y gracias a él y a Juan Bordes, también académico, surgió la exposición", relata Baena sobre el germen de esta muestra, de la que también es comisario.

Titulada José Guerrero. Obra gráfica, cuenta con 57 estampas realizadas por el pintor granadino con distintas técnicas calcográficas a partir de 1950.

El delegado de Cultura, Turismo y Deporte Guillermo Quero, acompañado por la diputada de Cultura y Memoria Histórica y Democrática, Fátima Gómez, el director del Museo de Bellas Artes, Ricardo Tenorio, y el propio Francisco Baena inauguraron ayer la colección de imágenes.

Guillermo Quero precisó que tras su exhibición en la sede de Calcografía Nacional de Madrid, desde dónde se traslada al Museo de Bellas Artes situado en la Alhambra, "se amplía con la aportación de dos estampas titularidad del museo". "Estas estampas forman parte del proyecto editorial sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que nace en 1984 como homenaje a Fray Bartolomé de las Casas, en el que, además de Guerrero, participan otros artistas hispanos como Eduardo Chillida, Canogar, Tapies, Saura o Le parc. Una de estas obras es la portada del nuevo catálogo".

Fátima Gómez informó que a través de esta selección de estampas se representan las distintas etapas de la obra gráfica de Guerrero, importante porque tiene el valor de acercar el arte al gran público y de ser un vehículo de transmisión de ideas y reivindicación como "se puede observar en las piezas expuestas".

En su opinión la obra gráfica completa de Guerrero refleja, concentrados, algunos de los momentos clave de su trayectoria, una de las más vibrantes de la pintura española de la segunda mitad del siglo XX.

A este respecto, el comisario precisó que la exposición recoge un nutrido conjunto de grabados y monotipos realizados en el Atelier 17 de Nueva York en 1950; la mayoría de sus carpetas -Seis litografías (1967), Fosforescencias (1971), El color en la poesía (1975), la suite editada por Grupo Quince en 1979, Por el Color (1982), El alba (1985) y la suite editada por BAT en 1990- así como estampas procedentes de carpetas colectivas, como las procedentes del Museo de Bellas Artes sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Asimismo, Baena destacó que Guerrero tardó en practicar el grabado, pero, cuando lo hizo en 1950, se sirvió de él como del laboratorio que necesitaba para depurar unas formas que venían obsesionándolo desde sus inicios como artista. Pero fue gracias a la experimentación que le permitió la técnica aprendida con Stanley William Hayter y a la asimilación de los nuevos códigos pictóricos, dio el paso definitivo a la abstracción.

Una vez conquistada su posición como integrante de la Escuela de Nueva York, hizo un paréntesis en su actividad grabadora que solo reanudó en otro momento crítico de su carrera: cuando barajaba la posibilidad de volver a España y tenía muy presente su memoria granadina. En esta segunda ocasión sería él quien incidiera en el ambiente artístico y llevara el nuevo lenguaje aprendido en América a un entorno, el de la España de los sesenta, dispuesto a recibir su impulso vivificador y cosmopolita.

Lorca fue una presencia constante a partir de ese momento en la producción gráfica de Guerrero. Llegó de la mano del amigo común Jorge Guillén -algunos de cuyos textos pueden leerse en la muestra-, con quien volvería a colaborar con él en posteriores ediciones. Se ponía así de manifiesto un tema predominante en esta faceta de su trabajo: la poesía, a la que el pintor fue muy sensible.

Pero además de dar color a esta, las estampas de Guerrero ponían de manifiesto su compromiso con distintas causas políticas y lograron una mayor difusión de una obra que, ya en los ochenta, fue muy reclamada para dar imagen de la nueva realidad cultural española.

Baena también recordó la importancia que desde el punto de vista personal tenían este tipo de trabajos para el pintor porque, tal y como señaló su hijo, Toni Guerrero, durante la presentación de la muestra en Madrid, su padre era "muy social" y estas técnicas le permitían trabajar con otros agentes, en el taller, con el impresor, el editor, el galerista... por lo que "cada oportunidad de obra gráfica la recogía con mucho interés".

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