concierto

La oreJa de Van gogh Llegó, vio y venció

  • El grupo donostiarra conquistó anoche el Auditorio Manuel de Falla con su séptimo álbum 'El planeta imaginario'

  • Más de mil personas hicieron caso omiso al frío y la lluvia para encontrarse con la banda

Anoche la llamada de la estación terrestre no era para el Major Tom de David Bowie, ni tampoco para el navegante estelar Ziggy Stardust, ese alter ego del británico. Anoche eran más de mil granadinos quienes surcaban la vía láctea en busca de El Planeta Imaginario, nuevo disco de la Oreja de Van Gogh, que llega también con un nuevo imaginario 'orejero' entre sus tracks.

El Manuel de Falla, como en cada concierto que ofrece el ciclo Los Especiales de Alhambra y Cía, estaba rebosante de almas expectantes ante el regreso a Granada del grupo vasco más reconocido. Pese a que el día no era el mejor para subir hasta las alturas del centro de la ciudad, los fieles a la banda hicieron caso omiso a la lluvia, el frío y al cielo encapotado, y acudieron leales a una de las grandes citas musicales de esta temporada.

La formación donostiarra entregó anoche a su público un séptimo disco, con el que reafirman que donde hubo retuvo y además, mucho. El planeta imaginario, levantó anoche los brazos, manos y cuerpos enteros del respetable que, además de cantar, agradecieron la entrega y el cariño que mostró La Oreja sobre el escenario. Como si no hubiera pasado el tiempo.

Pocos grupos tienen la opción de decir, que con disco en el mercado o sin él, pueden columpiarse en las frecuencias. Las radios de todo el país no olvidan a La Oreja, tanto las canciones de la etapa 'Amaia' como las de la de 'Leire', resuenan en las radiofórmulas desde hace casi dos décadas.

Esa es una de las claves del éxito de este grupo donostiarra. La relación que ha sabido mantener con sus fans primitivos, así como con las nuevas incorporaciones, crean una especie de bucle sonoro de cariz adictivo que envuelve los oídos y que ha logrado consagrar al grupo como uno de los más exitosos de este país y Latinoamérica.

Llegar, ver y vencer, así se pueden resumir las dos horas de concierto de anoche. El sonido inconfundible de los donostiarras puso su bandera en Auditorio Manuel de Falla, una conquista fácil cuando los nativos abren la puerta del fuerte. Tras dos décadas sobre las tablas, su público sabe bien que ver a La Oreja de Van Gogh es una apuesta segura de espectacularidad. Su solista, Leire Martínez, hizo gala de su elegancia natural y en las canciones más emotivas supo aplicar a cada giro de voz la dulzura justa.

Pese a que el grupo, además de pasiones, también levanta odios entre los corazones más duros 'resistentes al amor blandito', una gran mayoría de público reconoce su talento, aunque sólo sea para que las melodías se instalen en las neuroconexiones encargadas del silbido y tarareo.

A fin de cuentas, en esta historia que es la que nos ocupa, lo que reina es la devoción con la que fueron recibidos anoche este incombustible grupo vasco, que arañaron la nostalgia de sus fans entonando las eternas canciones de la etapa 'Amaia' y se agarraron con fuerza al presente con las de El planeta imaginario. Pálida luna, Verano, Diciembre, Estoy contigo o la intensa balada Tú no vales más que yo, que habla sobre la violencia de género, fueron algunas de las estrellas de este universo imaginario que se creó en Granada la pasada noche.

La velada transcurrió entre lo que se podrían llamar dos universos paralelos. El que se mueve entre lo nuevo y resplandeciente de los temas que están por memorizar; y las luces de lámpara de aceite que representan los temas más históricos de La Oreja de Van Gogh -como La playa, Deseo de cosas imposibles, 20 de enero o Puedes contar conmigo- que no sucumben a la oscuridad y siguen emocionando y haciendo enloquecer al respetable.

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